Fallecen 21 migrantes en un naufragio en el Mar Negro frente a Turquía
Más de 600 refugiados han sido rescatados en solo un mes cuando intentaban llegar a la costa rumana
21 migrantes han muerto ahogados y otros 15 han desaparecido frente a la costa turca del Mar Negro, al hundirse este viernes el barco pesquero en el que viajaban, presumiblemente rumbo a Rumania, informa France Presse. La guarda costera turca ha asegurado haber rescatado a 40 personas, y que las labores de búsqueda y rescate siguen en marcha. Según las autoridades locales, unos 70 migrantes iban en la embarcación, la mayoría de ellos iraquíes. En tan solo un mes, entre el 13 de agosto y el 13 de septiembre, más de 600 refugiados han sido rescatados en el Mar Negro, informa Efe.
Esta ruta es más larga, más cara y, sobre todo, más peligrosa que la del Egeo. Pero con la vía balcánica cerrada con controles policiales y vallas y la del Mediterráneo por patrullas marítimas, cruzar desde Turquía a Rumanía por el Mar Negro es, para muchos refugiados, una alternativa para llegar a Europa. Los migrantes, cuya procedencia o nacionalidad no ha sido difundida, fueron desembarcados en el puerto de Kefken, a unos 90 kilómetros al este de Estambul, donde pasaron un chequeo médico, y dos de ellos, en estado grave, fueron trasladados al hospital de Kocaeli.
"Muchos están a la desesperada, al observar que se les han cerrado muchas rutas, como la de los Balcanes y la del Mediterráneo", dice Eduardo Yrezabal, represente del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Rumanía. Pese a que cree que es prematuro hablar de una "oleada" de refugiados por el mar Negro, sí que advierte de que los refugiados están buscando otras vías para alcanzar Europa, aunque sean más peligrosas. "No cabe duda de que se adentran en viajes peligrosos en los que suelen llegar en precarias condiciones físicas", asegura en declaraciones a Efe en Bucarest.
Esta travesía es mucho más larga y peligrosa que el viaje desde la costa turca hasta las islas griegas, que fueron el principal puerto de entrada a la UE durante la crisis migratoria de 2015. Frente a las dos horas que se tarda en cubrir los pocos kilómetros hasta islas griegas como Lesbos en pequeñas embarcaciones, cruzar varios cientos de kilómetros del mar Negro hasta los puertos rumanos de Midia, Mangalia o Constanza, en barcos más grandes, puede llevar hasta 24 horas. Si los traficantes de personas cobran unos 2.000 euros a cada refugiado para introducirlos por la ruta griega, cruzar el mar Negro puede costar entre 6.000 y 8.000 euros, según Laurentiu Ciucu, subdirector adjunto del servicio de Guardacostas en Constanza.
"Nos enfrentamos a un fenómeno de inmigración en el mar Negro similar al que ya tuvimos entre 2013 y 2015, cuando gestionamos 12 casos con unas 600 personas", señala Ciucu a Efe. Ciucu explica que la ruta del mar Negro se cerró cuando se abrió la que va de Turquía a las islas griegas. Tras la clausura de esa vía por el acuerdo en marzo de 2016 entre la UE y Turquía para deportar a este país a los refugiados que lleguen a las islas griegas y los estrictos controles fronterizos en los Balcanes, las mafias de traficantes de personas están probando de nuevo la viabilidad de la ruta del mar Negro.
Debido a la larga travesía en mar abierto, ACNUR se muestra preocupada por el peligro que suponen los fuertes vientos, ya que los refugiados cruzan en embarcaciones atestadas y de mala calidad. Ciucu recuerda, por ejemplo, a los 157 inmigrantes, entre ellos 56 niños, que fueron rescatados el pasado día 13, después de haber estado varias horas a la deriva.
Rumanía, que no pertenece al espacio Schengen de libre circulación en Europa, es un país de tránsito para refugiados de Irak, Siria, Afganistán, Irán o Pakistán. Algunos de ellos, que siguen llegando a los Balcanes, buscan rutas alternativas a Hungría, que ha sellado su frontera sur con vallas, y tratan de atravesar Rumanía en dirección a Europa Occidental. Según la Policía fronteriza rumana, en los primeros ocho meses de este año, alrededor de 3.500 personas fueron interceptadas intentando cruzar ilegalmente el país (más los 600 detectados en el mar), frente a las 1.624 registradas en 2016.
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