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La disputada herencia de un histórico sindicalista argentino

Guerra entre sus hijas por los bienes del Momo Venegas, cercano a Macri. Una de ellas dice que su fortuna es incalculable y que su “testaferro” la deja fuera

Gerardo "el Momo" Venegas, en su despacho.
Gerardo "el Momo" Venegas, en su despacho.Télam

La disputa por las herencias de los ricos es algo frecuente en todos los países. Lo que es más raro es que esa guerra se produzca por los bienes de uno de los sindicalistas más conocidos de Argentina, el Momo Venegas, histórico líder de UATRE, que representa a los trabajadores del fértil campo argentino. Venegas murió en junio tras liderar durante años un sindicato de 400.000 trabajadores con una caja muy importante. En los últimos tiempos se hizo muy conocido por su cercanía política a Mauricio Macri, que buscó alianzas con algunos sindicalistas. “Voy a conseguir que Macri se haga peronista”, bromeaba con este corresponsal pocas semanas antes de morir de un cáncer.

Pero su fallecimiento no solo ha desatado la clásica lucha interna en los poderosos sindicatos argentinos. También hay una batalla descarnada por su herencia que, pese a ser un sindicalista que en teoría solo ingresaba un salario normal, es “incalculable”, según una de sus hijas, María Eva, especialmente activa en las redes sociales, donde se multiplica la guerra por el dinero. "No se puede calcular el monto de todo lo que estamos disputando", señaló ella al diario Perfil. María Eva, que acusa a sus otras cuatro hermanas de quedarse con el dinero de su padre, habla abiertamente del “testaferro” de Venegas con una normalidad sorprendente para tratarse de un sindicalista. “Ellos saben que tengo las pruebas de cosas que él tenia, bienes con Carlos Arrieta. Ese señor manejaba los bienes pero eran de mi padre. Era su testaferro. Es socio de Ramón Ayala, quien está ahora a cargo del gremio de UATRE. Nos prohibió entrar al gremio y a todo lo que tenga que ver con el sindicato", insiste la hija despechada.

Mientras, sus cuatro hermanas niegan rotundamente esta versión y reivindican la imagen de su padre fallecido. En un comunicado rechazan las “historias altamente difamantes e injuriantes” de su hermana y aseguran que su padre fue “un hombre de bien”. “Debemos aclarar que ninguna clase de relación tienen los bienes de mi padre con la Unión de Trabajadores Rurales (UATRE) ni la obra social OSPRERA, como así tampoco con cualquiera de sus integrantes”, insisten para desvincular la fortuna de Venegas del sindicato.

El caso remite a una histórica polémica por el ritmo de vida de algunos dirigentes sindicales. Varios de los más conocidos de Argentina son ricos. Muy ricos. Es una aparente contradicción pero se vive con una cierta normalidad. Los sindicatos argentinos son los más poderosos de América y controlan una formidable fuente de ingresos: la salud de sus afiliados, las llamadas obras sociales. Una tercera parte del sistema de salud argentino está en sus manos. Gestionan entre el 6% y el 9% del salario de los trabajadores.

Tienen hospitales, hoteles, centros de descanso. Algunas de sus sedes impresionan. Muchos poseen también empresas asociadas a la central o grupos mediáticos como el del sindicato de encargados de edificios (porteros), dueño del diario Página 12. Las sospechas de corrupción son frecuentes aunque son pocos los investigados.

Otros dirigentes se indignan ante las fortunas de algunos de sus colegas. “Hay sindicalistas millonarios, sí, hay corrupción, pero son cinco o seis”, señalaba a EL PAÍS Hugo Yasky, líder de la CTA, que reivindica que él vive como siempre. En el caso de Venegas, que ya no puede defenderse de estas acusaciones, la realidad se conocerá cuando se termine de repartir la disputada herencia.

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