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¿Quién asesinó al caricaturista palestino más ácido?

Scotland Yard reabre el caso de la muerte del dibujante satírico Naji al Ali hace 30 años en Londres

Juan Carlos Sanz
Naji al Ali, en una imagen distribuida por la policía de Londres.
Naji al Ali, en una imagen distribuida por la policía de Londres.AFP

Nunca cayó en el olvido de su pueblo, que el domingo le reservó una sala de honor en la exposición inaugural del Museo de Palestina en Cisjordania. Sin aparente conexión con el homenaje, la policía metropolitana de Londres decidió reabrir el caso de su asesinato al día siguiente, la víspera del 30 aniversario de su muerte de un tiro en la nuca en una calle del céntrico Knightsbridge. ¿Quién mató al caricaturista Naji al Alí, el dibujante satírico cuyas viñetas se convirtieron en emblema de la causa palestina, poco antes de que estallara la Primera Intifada?

“Estamos abiertos a considerar todas las opciones sobre el asesinato de Al Ali”, explicaba el jefe de la unidad antiterrorista londinense, Dean Haydon, en un comunicado citado por la BBC. “Creemos que hay personas en algún lugar que tienen información que puede ayudar a conducir a los responsables del crimen ante la justicia”. Cuando se produjo el atentado —el 22 de julio de 1987— que desembocó en la muerte del caricaturista palestino cinco semanas después, Scotland Yard detuvo a los sospechosos habituales. Activistas de las Organización para la Liberación de Palestina (OLP), agentes del Mosad (servicio secreto exterior israelí) y espías en general de países árabes pasaron por las salas de interrogatorio de la policía metropolitana. Las pesquisas no dieron resultado. Todos parecían tener coartada.

Naji al Ali había nacido en 1936 en un pueblo de Galilea (en el actual Estado de Israel) que quedó destruido en 1948 durante la guerra entre árabes e israelíes. La partición acordada por la ONU del territorio bajo mandato británico fue el desencadenante del conflicto. Como más de 700.000 palestinos, el niño se vio forzado al exilio junto con su familia, que se dirigió a un campo de refugiados en el sur de Líbano. Años más tarde emigró a Kuwait, donde empezó a colaborar como caricaturista en la prensa panárabe. El diario Al Qabas acabó contratándole para su redacción internacional en Londres.

Exposición de caricaturas de Naji Al Ali en el Museo Palestino, inaugurada el pasado domingo.
Exposición de caricaturas de Naji Al Ali en el Museo Palestino, inaugurada el pasado domingo.ABBAS MOMANI (AFP)

Las más de 10.000 ácidas viñetas que dibujó contra los abusos del Ejército israelí en los territorios ocupados, la corrupción de los dirigentes palestinos y las dictaduras establecidas en los países árabes le granjearon enemigos en casi todos los frentes diversos. “Las ilustraciones de Al Ali eran percibidas a veces como críticas”, detallaba con británica corrección la nota de la policía metropolitana, que revelaba que antes del ataque que sufrió “había recibido varias amenazas de muerte en los años anteriores”. Los mandos de la unidad antiterrorista buscan ahora testigos que puedan arrojar luz sobre el crimen. Creen que lo conseguirán. “Las cosas cambian en 30 años, las fidelidades evolucionan. Personas que no quisieron hablar en su momento podrían facilitar ahora información esencial”. Scotland Yard ya ha actualizado el retrato robot del pistolero para adecuarlo a su edad real en 2017.

El dibujante palestino tenía 51 años cuando fue tiroteado, se hallaba en la cima de su carrera y gozaba de gran popularidad en el mundo árabe. Poco después de las cinco de la tarde se dirigía a pie a la redacción de Al Qaba, próxima al Museo Victoria & Albert, cuando recibió el tiro por la espalda. Fue hospitalizado, pero ingresó ya en estado de coma. La pistola, una Tokarev de fabricación rusa, fue localizada dos años más tarde en el distrito londinense de Paddington. Los informes de balística corroboraron que fue el arma que disparó la bala que se incrustó en la nuca del ilustrador palestino.

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La imagen de un pequeño refugiado de 10 años,  Handala, fue su gran creación. El propio Al Alí se reconocía en el personaje como el niño que tuvo que abandonar su aldea tras la Naqba (desastre, derrota palestina). Sus viñetas se exponen en el nuevo Museo de Palestina. Muestran al mocoso —descalzo, la ropa zurcida, las manos cruzadas tras la espalda— mientras observa los dibujos desde el interior sin volver la mirada hacia el exterior, como un espectador absorto ante su tragedia cotidiana. El autor sostenía que Handala le daba deliberadamente la espalda al mundo y no podía crecer hasta que regresara a su tierra natal. Vinculado a la izquierda palestina y enfrentado a la dirección de la OLP controlada por Yasir Arafat, Al Alí no ahorró sátiras en sus viñetas contra líderes árabes como los egipcios Anuar Sadat y Hosni Mubarak.

Retrato robot del hombre que disparó contra el caricaturista.
Retrato robot del hombre que disparó contra el caricaturista.Policía Metropolitana de Londres (EFE)

Scotland Yard sigue ahora la pista del pistolero, identificado por testigos de los hechos como un joven Oriente Próximo de unos 25 años, y de un segundo hombre en la cincuentena que desapareció de la escena del crimen a bordo de un Mercedes gris plateado con el volante situado a la izquierda, al contrario que los vehículos británicos. La policía ha difundido descripciones más elaboradas de los sospechosos, según informó The Guardian, que las comunicadas tres décadas atrás. “Obviamente, había mucha gente disgustada con sus viñetas (…) desde Israel, hasta dirigentes árabes y palestinos”, reconoció a la BBC su hijo Jalid. “Mi pincel es mi única arma”, solía esgrimir ante familiares y amigos el dibujante Naji al Ali para disipar sus temores antes de ser asesinado.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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