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Columna
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Cuando el fin de una guerra es prácticamente perfecto

Dentro de dos semanas, más de 7.000 guerrilleros habrán dejado las armas y el fin del conflicto en Colombia será un hecho

Ariel Ávila

Hace poco menos de un año comenzó en Colombia el cese bilateral al fuego entre la Fuerza Pública colombiana y la guerrilla de las FARC. Dentro de dos semanas, más de 7.000 guerrilleros habrán dejado las armas y el fin del conflicto en Colombia será un hecho. Una noticia increíble para un país en confrontación constante durante 52 años. Aunque esta buena noticia contrasta con el copamiento criminal que han hecho otros grupos armados ilegales y organizaciones criminales en las zonas donde antes operaban las FARC.

Como medida para iniciar el fin del conflicto, las partes que negociaron el acuerdo de paz en La Habana decidieron comenzar un cese bilateral al fuego. Es decir, en 242 municipios donde operaban las FARC, o mejor, en el 20% del total de los municipios del país, después de 52 años de guerra, los fusiles se iban a silenciar. Para desarrollar este cese bilateral se pusieron en marcha una serie de acciones que iban desde puntos de pre-agrupamiento, pasando por protocolos estrictos, hasta llegar al famoso día D+180. Así las cosas, primero venía el cese bilateral al fuego, luego las FARC en un proceso en dos tiempos, se pre-agruparían y luego se agruparían en 26 zonas rurales, para terminar en la dejación de armas. La dejación de armas terminaría 180 días después de la firma del acuerdo de paz y el inicio de la implementación.

El cese bilateral comenzó meses antes de la firma de los acuerdos, la firma fue el 24 de noviembre de 2016 y se estableció como fecha cero, el 1 de diciembre del mismo año. Así las cosas estamos a dos semanas de cumplir el D+180 y a casi un año de haber iniciado el cese bilateral al fuego. En dos semanas, más de 7000 guerrilleros habrán dejado su dotación individual; fusiles, proveedores, granadas de mano entre otras armadas, y será el fin de la guerra. Solo quedarán por recoger poco más de 940 caletas o sitios donde se esconde material de guerra, generalmente subterráneos.

Ha llegado el momento de las evaluaciones. Los datos no dejan duda, son tan buenos que no parecen reales. Desde el comienzo del cese bilateral, los homicidios se han reducido dramáticamente, los secuestros están a punto de desaparecer, el desplazamiento ha caído en algunas zonas en un 60%. Pero tal vez el dato más revelador de todos es que el cese bilateral al fuego ha sido casi que perfecto.

Todos los analistas coincidían en que el cese bilateral iba a estar lleno de obstáculos y se partía del principio de que habrían incidentes y muertos por montones. Muchos municipios por verificar, muchos guerrilleros y militares para controlar, en zonas llenas de economías ilegales y con presencia de otros grupos armados ilegales y organizaciones criminales. Todo un reto. Pero después de un año, solo se han producido cuatro incidentes y la muerte de tres personas.

Sería bueno hacer algunas comparaciones. En un informe reciente de Naciones Unidas denominado; DRC: Further mass graves and killings discovered in Kasais, says Zeid, sobre la República Democrática del Congo, se muestra como en un solo incidente murieron 74 personas, entre ellas 30 niños. Los enfrentamientos fueron entre las Fuerzas Militares de la RDC y la milicia Kamuina Nsapu. Los incidentes se cuentan por decenas desde agosto de 2016. En Siria, un cese al fuego ha durado seis horas y el más reciente sobre zonas de distensión y zonas tapón ni siquiera cubre a todas las partes interesadas en el conflicto.

En Colombia contra todos los pronósticos, tanto las FARC como las Fuerzas Militares han cumplido a la perfección. Mientras el mundo político se destroza en vísperas de las elecciones nacionales de 2018. Mientras el partido político liderado por el expresidente Uribe amenaza con “hacer trizas” el acuerdo de paz de llegar al poder, los componentes militares de ambas partes han cumplido. Por lo menos 2.600 vidas de combatientes se han salvado y otros centenares de civiles han dejado de morir en la guerra fratricida que consumió a Colombia.

También se debe decir que el papel del componente de verificación de Naciones Unidas ha sido excelente. Hace pocos días estuvo el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en pleno, los 15 embajadores escucharon en terreno las versiones de campesinos, indígenas y pobladores sobre los beneficios de la paz y, como ellos lo constataron, quedaba claro que el proceso de paz en Colombia es irreversible.

Mientras el cese bilateral ha funcionado de forma positiva, las zonas postFARC han sido copadas por organizaciones criminales. En al menos 35 municipios de los 242 donde operaban las FARC ya se notan nuevas dinámicas criminales. Pareciera que el Estado colombiano no fue capaz de diseñar una estrategia para estas zonas.

Ariel Ávila es subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación.

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