Como elefante en cacharrería
Trump, con su extravagante presidencia, está desquiciando al mundo
Puede que, en general, el mundo esté hoy mejor que nunca en la historia de la humanidad. Vivimos mejor, cientos de millones de personas han abandonado la pobreza extrema, son inmensas las posibilidades que nos conceden las tecnologías de la información. Sin embargo, a nivel particular, nos atenaza la ansiedad en este inicio de la era Trump. El Papa advierte que vivimos la Tercera Guerra Mundial, en pedacitos, y Obama se despidió asegurando que no será el apocalipsis. Lo acuciante, ya no es Putin y una Rusia más agresiva en las fronteras de Europa, ni el coloso chino, ni siquiera el terrorismo global del auto denominado estado islámico.
El problema inmediato es Donald Trump, que ha entrado en la Casa Blanca como elefante en charrería, para destruir el statu quo, las instituciones, los tratados multilaterales, que han soportado desde 1945 el mundo tal como lo conocemos. Hasta hace no mucho, parecíamos cansados ya del papel hegemónico global de EE UU y hoy, tras un giro copernicano, observamos con desasosiego que ese mismo Estados Unidos se convierte en el principal factor de incertidumbre internacional. Un millonario desavisado, que no sabe lo que no sabe, opera convencido de que tiene el mandato para producir una destrucción creativa del comercio mundial y de la geopolítica.
Convertido en manipulador en jefe, mintiendo, polarizando a su país, tras afirmar en su discurso inaugural que ya era hora de vendar las heridas de la división, provocando, cerrando fronteras, vetando la entrada de nacionales de siete países musulmanes, despreciando a los que saben, bordeando los límites de la constitución. En definitiva, dañando la imagen de EE UU en el mundo. Tiene la legitimidad para gobernar y hacer cosas distintas, bastaría con que, al menos, no hiciera daño. Ya lo ha hecho y han bastado 15 días de presidencia furiosa y gestión caótica para poner patas arriba la relación con Europa que, en un gesto insólito, ha incluido a Trump entre las mayores amenazas externas a la UE.
Los ideólogos de la Casa Blanca de Trump, con Stephen Bannon a la cabeza, fundador de la web ultraderechista Breitbart News, principal consejero del presidente, ha logrado su objetivo declarado. En el arranque, se trata de “conmocionar al sistema.” Bannon, el poder oscuro de la Casa Blanca, el aprendiz de brujo de Trump, no se recata en transmitir a sus interlocutores, entusiasmado, que la revuelta antiestablishment llevará a Marine Le Pen al poder en Francia y acabará también con Merkel. ¿Qué será de esta Europa descosida, que se declara en crisis existencial, no ya sin el apoyo de EE UU sino con el abierto menosprecio de Trump?
La esperanza de que su presidencia sería diferente de su campaña es un pensamiento mágico. Ya nos está desquiciando con su extravagancia. Algunos le comparan con Ronald Reagan, el de “el Gobierno es el problema”, que metió el miedo en el cuerpo a la progresía europea y acabó luego provocando la caída del Muro y el fin de la Guerra Fría. Después de todo, los mandatos presidenciales solo duran 4 años. ¿Solo?
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