Colombia se lanza a regular las cirugías plásticas
En el Congreso se tramita una ley para controlar los procedimientos estéticos ante las continuas denuncias de malas prácticas
Lorena Beltrán tiene 22 años y los senos destruidos. Desde que se sometió a una cirugía plástica para disminuir el tamaño de su busto, no hay un mes en el que no tenga que ir a un chequeo médico, no hay una semana en la que no llore. Su tragedia se convirtió en su causa. Esta periodista colombiana confiesa que antes de maquillarse los ojos, se concentra en cómo tapar las cicatrices que le dejó una mala práctica médica. Su denuncia, junto a la de decenas de pacientes más, ha forzado al gobierno colombiano a presentar ante el Congreso un proyecto de ley para regular las operaciones estéticas en uno de los países donde más se practican.
En mayo pasado Beltrán decidió denunciar públicamente al médico que la atendió, Francisco Sales Puccini. A pesar de que de las paredes de su consultorio cuelgan títulos que le daban la garantía de estar en buenas manos, tras la intervención quirúrgica en julio de 2014 descubrió que Sales Puccini había sido denunciado en la Fiscalía y su nombre había sido mencionado en varias investigaciones penales y administrativas de la Secretaría de Salud de Bogotá. Beltrán denunció que el médico, con especialidad en ginecología, ante la complicación de una de las heridas que no cerraba tras una segunda intervención, le sugirió que se aplicara gelatina sin sabor o que se pusiera unas toallas higiénicas para retener el sangrado que salía de las lesiones que quedaron en sus senos.
El médico, que sigue ofreciendo los mismos servicios, asegura que tiene cómo demostrar que las acusaciones en su contra no son justificadas. “Llevo más de 20 años haciendo cirugías y hay personas que no tienen buena cicatrización. Ella, tal vez, no era la paciente ideal para esa intervención”, explica a este diario. Según él, no ha sido llamado por las autoridades por este caso. “Todo está en norma y en regla para ejercer. Vamos a esperar a que las investigaciones avancen”.
A la denuncia de Lorena se le fueron uniendo las de otras mujeres que, como ella, habían tenido que aprender a lidiar con las consecuencias de cirugías que tuvieron complicaciones y no recibieron la respuesta adecuada de sus médicos. “Encontramos que no se trataba de títulos falsos, pero sí de cursos que algunos médicos hacían afuera y que acá el Ministerio de Educación se los convalidaba. Empecé a moverme en redes y eso hizo que mucha gente me buscara”. A la periodista la llamaron más mujeres y familias de otras que habían corrido con peor suerte y habían muerto tras practicarse alguna cirugía. Desde entonces la campaña ‘Cirugías seguras ya’, que Beltrán empezó como un hashtag en Twitter tomó fuerza y trascendió.
El Gobierno, con la presencia de científicos, académicos y afectados por malas prácticas, acaba de presentar en el Congreso un proyecto de ley para que se regule de manera integral la realización de procedimientos médicos y quirúrgicos con fines estéticos en el país, uno de los abanderados en este tipo de prácticas. Según la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica (ISAPS por sus siglas en inglés), Estados Unidos es en donde se realiza el mayor número de estos procedimientos, seguido por Brasil, Corea del Sur, México, Alemania y Colombia, con 548.635 en el 2015.
De acuerdo con información de la ISAPS, el aumento del tamaño de los senos continúa siendo el procedimiento quirúrgico más frecuente entre las mujeres, con un crecimiento del 10,4 % desde 2014, mientras que la cirugía de párpados prevalece entre los hombres. Las principales cinco prácticas en mujeres durante 2015 fueron la mamoplastia, la liposucción, la cirugía de párpados, la abdominoplastia y la rinoplastia. La especialista Lina Triana, miembro de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica y Estética y Reconstructiva (SCCP), coincide al señalar que son esas mismas intervenciones las que más se practican en Colombia e insiste en que “es imperativo que el Gobierno Nacional y el Legislativo intervengan en la regulación de las cirugías plásticas. No podemos permitir que estos procedimientos continúen siendo un riesgo social”.
Ricardo Galán, presidente de la SCCP, alerta sobre la prioridad de que exista una reglamentación clara. “En la actualidad no hay ninguna ley que le prohíba a un médico general hacer una cirugía plástica estética. Por eso, cuando hay un inconveniente puede ser juzgado por impericia, imprudencia y negligencia, pero tras presentarse la complicación”. Ana María Giraldo, de 32 años, tras permanecer seis años en silencio después de que se sometió a una lipoescultura y cirugía de aumento de busto decidió denunciar. Una infección generada luego del procedimiento, que los médicos que la operaron no detectaron, se convirtió en una falla que le afectó el corazón, la respiración y el hígado. “Ahora, estoy mejor de salud, pero tengo secuelas de mi cuerpo”, dice desde Medellín. Cuatro cicatrices le recuerdan el horror que vivió. Por eso, aunque temía hacer pública la denuncia, se unió a otras mujeres para evitar que a más personas les ocurra lo mismo. “Vemos que ha valido la pena denunciar porque pronto tendremos una ley, ahora debemos concentrarnos en que se cumpla, en que no se quede solo en el papel”.
La Fiscalía ha anunciado que llamará a al menos seis médicos y a una funcionaria del Ministerio de Educación para aclarar responsabilidades por la convalidación de títulos exprés en cirugía plástica, que permitió que médicos sin tener la especialización requerida tuvieran la libertad para hacer este tipo de procedimientos. Algunos además de ser investigados por falsedad en documentos, fraude procesal, cohecho y concierto para delinquir, tienen procesos abiertos por homicidio de mujeres y lesiones personales.
El gremio médico pide al Congreso que avance con una legislación para evitar más víctimas y no afectar la reputación de quienes son especialistas. “La SCCP tiene como uno de sus objetivos lograr sacar adelante el proyecto de ley para reglamentar la práctica de procedimientos médicos y quirúrgicos estéticos, estamos convencidos que dicha ley beneficiará a todos los pacientes que buscan ser intervenidos por médicos especialistas que tienen sus competencias”, dice el cirujano Galán.
Para Oswaldo Gómez, director de Cirugía Estética de la Universidad Nacional de Colombia, el hecho de que solo la anestesia esté reglamentada en el país se ha convertido en un limbo que algunos médicos generales han querido aprovechar para ampliar sus servicios en otros campos, sin que el Ministerio de Educación ni el de Salud hayan actuado de forma oportuna para frenar la peligrosa situación. “Hemos hecho un llamado para que el gobierno extreme sus medidas, nos hemos pronunciado en diferentes ámbitos, pero por ser desde la academia somos los últimos en ser escuchados”, asegura Gómez, que evidencia como un problema el hecho de que no exista una normativa general frente a las tarifas de las cirugías en el país.
En Colombia, una mamoplastia de aumento puede estar entre los 1.500 y 2.000 dólares y una liposucción entre 800 y 2.500 dólares. Sin embargo, en el mercado, a través de internet, se pueden encontrar opciones de menor precio, que en muchos casos se convierte en un riesgo para los pacientes.
El proyecto de ley que ya hace trámite en el Congreso busca principalmente que los médicos especialistas quirúrgicos con competencias formales en cirugía estética sean los únicos que puedan realizar esos procedimientos. Por ejemplo, que una rinoplastia la pueda hacer un otorrinolaringólogo, una blefaroplastia (cirugía de párpados) esté en manos de un oftalmólogo o un otorrinolaringólogo que tenga la subespecialidad en cirugía plástica facial y rinología. Además, establecerán multas y sanciones para los médicos que incurran en malas prácticas y se establecerán reglas para que la publicidad de este tipo de cirugías sea más responsable.
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