La fundación de la cultura de las armas en Texas
La guerra de la independencia de Texas prendió cuando un Gobierno quiso quitarles las armas a los ciudadanos. Ese espíritu aún pervive
La historia fundacional de Texas no tiene nada que ver con la rebelión del té de Boston, el general Washington o la Declaración de Independencia. Es la historia de un Gobierno que intenta quitarles las armas a los ciudadanos.
En octubre de 1835, ante el creciente malestar de los colonos de Texas contra México, el presidente Antonio López de Santa Ana pensó que igual no era buena idea que los pioneros tejanos estuvieran armados. En Gonzales, en el centro de Texas, tenían un cañón que el propio Gobierno les había dado años antes para defenderse de los indios. Santa Ana envió al Ejército a reclamar que lo devolvieran. Cuando llegaron los soldados, los vecinos de Gonzales los recibieron a cañonazos. Habían hecho una bandera con un trapo con el cañón pintado y un lema que decía: “Come and take it”. Venid a por él. Esa fue la primera bandera de Texas y el principio de la revolución que acabaría en la independencia menos de un año después.
En Gonzales, la bandera aún ondea en casas y granjas. La frase Come and take it es utilizada siempre que hay que hacer cualquier campaña contra una decisión impopular. El cañón en cuestión, el supuestamente auténtico, se puede ver en un pequeño museo local. Ahora han abierto un bar, el Come and take it. Lo ha hecho un inmigrante albanés, Gasper Pashk Lekgega, que dice que votará por Trump y que los norteamericanos no saben, como él, lo que es una dictadura. Según los norteamericanos, el cañón de Gonzales tiene mucho que ver con eso.
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