Juncker busca reavivar el proyecto europeo duplicando su plan inversor
El jefe de la Comisión pide desplegar 200 policías en la frontera entre Turquía y Bulgaria
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, da por concluido el duelo del Brexit y propone medidas para hacer avanzar a la UE. La decisión británica de abandonar el club comunitario apenas mereció una breve referencia en el discurso que pronunció este miércoles Juncker ante el Parlamento Europeo. Sus esfuerzos se centraron en prometer que duplicará el plan de inversión en Europa, hasta superar los 600.000 millones en 2022. Los eurodiputados, pese a todo, demostraron que la herida dista de estar cerrada, con múltiples referencias al desafío británico.
El Brexit ha desaparecido de la agenda oficial de los acontecimientos comunitarios. Ni estará en la cumbre que celebran los 27 jefes de Estado y de Gobierno —sin Reino Unido— este viernes en Bratislava ni ocupó más de un minuto en los 50 que Juncker empleó para dirigirse a la Eurocámara. El presidente trató de establecer un cortafuegos entre ese episodio y el futuro de la UE. “Respetamos y lamentamos la decisión británica, pero esto no amenaza la UE”, aseguró a los eurodiputados en Estrasburgo. Y volvió a repetir que no habrá “un mercado único a la carta”. Es decir, que si los británicos quieren mantener el acceso al mercado de bienes y servicios, deberán aceptar también la libre circulación de personas.
Sus intentos por orillar el debate no se vieron secundados por los eurodiputados, que recogieron el malestar por el referéndum británico. Tanto el representante del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, como el de los socialdemócratas, Gianni Pittella, y el de los liberales, Guy Verhofstadt, aludieron con pesar a ese episodio. Ajenos a las convulsiones que está provocando en Reino Unido, extremistas como la presidenta del Frente Nacional, Marine Le Pen, aprovecharon para reforzar sus ataques al proyecto europeo: “El Brexit ha roto un tabú. Los británicos demuestran que se puede salir de la UE”, subrayó Le Pen.
Farage sigue agitando desde su escaño
Si hay un rostro que simboliza la ruptura británica con sus socios comunitarios, ese es el de Nigel Farage. El exlíder del UKIP, el partido nacionalista británico que contagió a los tories el recelo a la UE, abandonó las riendas del partido tras el referéndum del 23 de junio. Pero Farage continúa su labor de agitador precisamente en el Parlamento Europeo, donde ocupa un escaño desde 1999. "¿Qué hace usted todavía aquí?", le espetó el líder de los liberales, Guy Verhofstadt.
Frente al idealismo de otros años, Juncker impregnó su discurso de buenas dosis de realismo y admitió que la Unión vive una crisis “existencial”. Animó a combatirla dejando a un lado los extremos. “El populismo no resuelve los problemas, los crea. Por eso tenemos que defendernos”, aseguró. Consciente de que la crisis migratoria ha inflamado esas tensiones populistas, Juncker apeló a la solidaridad, pero se mostró más conciliador que otras veces con los países del Este, reacios a acoger a refugiados por ley. “La solidaridad tiene que ser voluntaria, no forzada”, concedió.
Policías en Bulgaria
Para concitar el acuerdo de todos, el mandatario aludió a una de las recetas más aplaudidas por los Estados a raíz de la crisis de refugiados: el control de las fronteras externas. Juncker abogó por desplegar el próximo mes 200 policías en la frontera entre Turquía y Bulgaria. Las autoridades búlgaras han pedido ayuda a sus socios para vigilarla mejor porque está recogiendo parte del tráfico de refugiados que antes transitaba de Turquía a Grecia. En este capítulo de fronteras, también anunció un nuevo sistema de registro previo de pasajeros, que permitirá conocer con antelación quiénes pretenden viajar a la UE.
Como medida estrella, Juncker anunció que reforzará el principal instrumento que ha ideado Bruselas para generar crecimiento económico. El fondo de inversión apodado con su apellido doblará su dotación, de manera que pueda generar hasta 630.000 millones de euros en 2022 (y, como mínimo, 500.000 millones hasta 2020). En su primer año de vida, esta herramienta inversora —que descansa fundamentalmente en capital privado— ha destinado 116.000 millones a proyectos concretos (aunque muy concentrados en países como Francia e Italia).
Todas esas grandes cifras se topan con un problema estructural de la UE: el elevado desempleo, especialmente juvenil. “No puedo aceptar que Europa sea el continente del desempleo juvenil”, subrayó Juncker, antes de admitir que la UE carece de competencias para combatir directamente el paro. A los jóvenes comunitarios les propone también integrarse en un nuevo “cuerpo europeo de solidaridad” que participe en proyectos solidarios (por ejemplo, atención a los refugiados) y que debería contar con 100.000 personas en 2020.
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