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La coalición contra Boko Haram recupera uno de los feudos del grupo terrorista

La Fuerza Multinacional lanza una gran ofensiva en el noreste de Nigeria

José Naranjo
Un grupo de nigerianos, desplazados por los ataques de Boko Haram en Diffa el 21 de junio.
Un grupo de nigerianos, desplazados por los ataques de Boko Haram en Diffa el 21 de junio.LUC GNAGO (REUTERS)

La Fuerza Multinacional Mixta contra el grupo terrorista Boko Haram ha logrado recuperar la ciudad nigeriana de Damasak, uno de los principales feudos de la secta. Este avance es el resultado de la primera gran ofensiva contra el grupo en el noreste de Nigeria desde la creación de esa fuerza de los países ribereños del Lago Chad, a comienzos de 2015. Desde el pasado jueves, esta ciudad nigeriana situada a escasos kilómetros de Diffa (Níger) se encuentra de nuevo ocupada por el Ejército, según han informado las Fuerzas Armadas nigerianas en un comunicado.

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En la operación conjunta, que intenta despejar de yihadistas toda la zona próxima al Lago Chad, último refugio de los terroristas, participan 3.000 soldados nigerinos, 4.000 chadianos y 2.000 cameruneses que tratan de asegurar las áreas fronterizas, mientras que los militares nigerianos atacan desde el sur, llevando a cabo una especie de tenaza contra los insurgentes. Aunque no hay un balance oficial de víctimas, distintas fuentes aseguran que se han producido intensos enfrentamientos en zonas próximas a Damasak. “Llegaremos hasta el final, esta ofensiva no se va a detener, estamos decididos a acabar con Boko Haram”, aseguró el ministro nigerino de Defensa, Massaoudou Hassoumi.

Tras siete años de violenta rebelión protagonizada por el grupo terrorista Boko Haram en el noreste de Nigeria y su extensión a los países fronterizos a lo largo de 2014 —cuando llegaron incluso a proclamar la creación de un califato tras hacerse con el control de unas 70 localidades—, la de esta semana es la primera ofensiva de calado que pretende cortar los canales de comunicación de las distintas bolsas de resistencia del grupo terrorista y arrinconarlos en sus últimos escondites en el Lago Chad y la zona montañosa fronteriza con Camerún.

Pese a todo, Boko Haram mantiene cierta capacidad de golpear, como demostró el pasado jueves cuando miembros de la secta liderada por Abubakar Shekau atacaron, por primera vez, un convoy humanitario entre Bama y Maiduguri, en el Estado de Borno. A consecuencia de esta emboscada, en la que se produjeron cuatro heridos, Naciones Unidas decidió suspender temporalmente su ayuda en el noreste de Nigeria, donde según diversas organizaciones humanitarias la situación es extrema y miles de personas, sobre todo niños, podrían morir de hambre tras años de aislamiento y control de la misma por parte de Boko Haram.

Desde hace meses los integrantes de la Fuerza Multinacional Mixta estaban preparando esta ofensiva en su cuartel general de Yamena (Chad) pero el incidente que aceleró los planes fue el último ataque de Boko Haram sobre Bosso (Níger) el pasado 3 de junio, en el que murieron una treintena de soldados nigerianos y nigerinos y provocó un nuevo éxodo de más de 50.000 nuevos desplazados. Según ACNUR, sólo la región nigerina de Diffa alberga en la actualidad a unos 241.000 refugiados, muchos de ellos llegados en las últimas semanas a consecuencia del repunte de la violencia.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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