Detenida una enfermera en Italia acusada de matar a 13 pacientes
La arrestada administró una droga a personas de elevada edad en el hospital de Piombino
Una enfermera italiana ha sido detenida acusada de haber matado con inyecciones letales a 13 pacientes entre enero de 2014 y septiembre de 2015. Se trata de Fausta Bonino, de 55 años, casada y con dos hijos. Trabajaba en el área de Anestesia y Cuidados Intensivos del hospital de Piombino, en la región de la Toscana.
Según la investigación de los Carabineros (policía militarizada italiana), la enfermera habría aplicado inyecciones con dosis mortales de heparina, un fármaco anticoagulante que no estaba incluido en los tratamientos de las víctimas. Habitualmente, este medicamento se utiliza para evitar trombosis. Pero ella lo aplicó, añaden los investigadores, con el único objetivo de acabar con las vidas de los pacientes y en dosis hasta diez veces superiores a las recomendadas.
Los trece fallecidos tenían entre 61 y 88 años y, aunque padecían distintas enfermedades con diferentes niveles de gravedad, ninguno de ellos estaba en una situación terminal, según destacaron los agentes. Incluso uno de ellos fue ingresado por una fractura del fémur. Fue el suministro de heparina lo que provocó las hemorragias internas que desencadenaron en su muerte. El medicamento originó en ellos "una hemorragia rápida, generalizada e irreversible" que acabó con su vida.
Después de que el hospital se percatara de la alta mortalidad entre los pacientes a los que atendía la enfermera, Bonino fue trasladada a otra sección del centro. En ese momento, las tasas de fallecimiento descendieron del 20% al 12%. La investigación de los Carabineros comenzó a mediados de 2015, cuando otro paciente, que no llegó a morir, sufrió hemorragias inexplicables que no tenían ninguna relación con su molestia y familiares de uno de los fallecidos denunciaron la muerte en circunstancias inexplicables.
La enfermera fue arrestada la noche del miércoles en el aeropuerto de Pisa después de regresar de un viaje a París con su marido y, posteriormente, trasladada al centro penitenciario de la misma localidad toscana, donde permanece después de haber sido interrogada.
El juez de instrucción encargado del caso, Antonio Pirato, acusa a la enfermera de ser culpable de un "homicidio continuado agravado con perjuicio a los pacientes". Como agravantes, figuran "la crueldad, la violación de los deberes de quienes ejercen cargos públicos y el aprovechamiento de las circunstancias de desprotección de las víctimas".
La prensa italiana habla de una mujer que "estaba deprimida y consumía alcohol y psicofármacos". El caso ha conmocionado al país y a él se ha referido la ministra de Sanidad, Beatrice Lorenzin, quien dijo que este caso ha "llegado a la cumbre de la miseria humana". "Este episodio destaca, una vez más, la necesidad de una protección especial para las personas mayores y frágiles en los centros de salud", añadió la ministra.
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