Correa declara el estado de excepción por la erupción de un volcán
Varias poblaciones cercanas al Cotopaxi, que llevaba un siglo dormido, han sido desalojadas
Una nueva explosión que dejó una columna de ceniza de cinco kilómetros se registró en el volcán-nevado Cotopaxi a las 18:49 de este sábado, por lo que la alerta amarilla, declarada desde primera hora, se mantiene. Así lo ha confirmado la Secretaría Nacional de Comunicación en el primer boletín de prensa desde que rige el estado de excepción, que entre otras disposiciones, señala que los medios de comunicación y las redes sociales se hagan eco solamente de la información oficial.
El comunicado, sin embargo, difundió un mensaje tranquilizador e informó que tras un sobrevuelo se ha verificado que los glaciares están intactos y que no hay riesgo que se produzcan lahares (flujos de lodo y material volcánico, que según las erupciones pasadas descenderían por los cauces de los ríos que nacen en el volcán a unos 70 km/h). Por esto, los pobladores de Mulaló y Lasso, en las riberas del río Cutuchi, que fueron evacuados en la mañana volvieron a sus casas, no así los vecinos de El Pedregal y Loreto ubicados en los páramos aledaños al volcán.
Pese a la restricción de información, el diario El Comercio informó que la noche de este sábado 35 buses numerados ingresaron al Centro de Rehabilitación Social de Latacunga, que tiene al menos 1.500 presos y está en una zona de riesgo en el caso de una erupción. Las autoridades penitenciarias, sin embargo, no se han pronunciado al respecto.
El volcán y nevado Cotopaxi, de 5.897 metros y ubicado en el centro del país, despertó este viernes tras un siglo de reposo. Se produjeron cinco explosiones de ceniza y gas, que precedieron a la emanación de flujos piroclásticos en la madrugada del sábado. Ante el riesgo de una erupción, el presidente Rafael Correa firmó este sábado el decreto de estado de excepción, que regirá durante 60 días en todo el territorio nacional y que ordena la movilización de todas las Fuerzas Armadas y la entrega de recursos para contener la eventual emergencia.
El volcán Cotopaxi despertó este viernes tras un siglo de reposo
El Instituto Geofísico detalla en su página web que el Cotopaxi es uno de los volcanes más peligrosos del mundo debido a la frecuencia de sus erupciones, su estilo eruptivo, su relieve y su cobertura glaciar. La peligrosidad del volcán radica en que sus erupciones pueden dar lugar a la formación de enormes lahares (flujos de lodo y escombros) que afectarían a las zonas vecinas y densamente pobladas. Se estima que unas 300.000 personas se verían afectadas.
La actividad volcánica del Cotopaxi también tiene en alerta a los habitantes de Quito, sobre todo los del sureste de la ciudad, que está a unos 45 kilómetros del volcán, y que el viernes ya soportaron la caída de ceniza. Pero de momento en estas zonas solo se reparte información preventiva; unos 700 efectivos del Comité de Emergencias permanecen en la zona para tranquilizar a la población y han previsto simulacros de evacuación para este domingo.
El aeropuerto de la capital opera normalmente y todas las vías están habilitadas, incluso los indígenas que se mantienen en huelga han acordado desbloquear las vías de Cotopaxi. Lo que sí se ha limitado es el acceso al Parque Nacional Cotopaxi, una zona extensa de páramos, que está 3.000 metros sobre el nivel del mar.
El Cotopaxi ha presentado cinco grandes periodos eruptivos desde el inicio de la conquista española: 1532-1534, 1742-1744, 1766-1768, 1853-1854 y 1877-1880, que han dado lugar a muy importantes pérdidas socio-económicas en Ecuador. La caída de ceniza producida durante las erupciones podría afectar una parte muy significativa de la Sierra y la Costa del Ecuador, según el Instituto Geofísico.
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