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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Lo difícil viene ahora

Cualquier tropiezo en la aprobación de las reformas o la ratificación del acuerdo volvería a poner el 'Grexit' encima de la mesa

Alicia González

Decía este lunes un analista que la parte más fácil del acuerdo con Grecia fue la reunión de 17 horas que mantuvieron la noche del domingo los jefes de Gobierno de la zona euro, que lo difícil llega ahora. Y puede que no le falte razón.

Grecia ha alejado el fantasma de la salida del euro apenas por unos días. El Gobierno de Atenas se comprometió a aprobar un extenso paquete de reformas en apenas 72 horas si quiere mantener la línea de emergencia del Banco Central Europeo (BCE) a su maltrecho sistema financiero. Es la condición previa para empezar a hablar del nuevo plan de rescate, del nuevo dinero contante y sonante.

“Es verdad que esta vez el acuerdo pone el enfásis en las reformas y no tanto en la austeridad y los ajustes pero es que aún no hemos llegado a ese punto. Esa negociación llegará, si llega, después, cuando se empiece a hablar del rescate”, asegura un gestor que ha ganado y perdido mucho con Grecia en las últimas semanas.

Si Alexis Tsipras fracasa en su intento de sacar adelante las reformas más urgentes, el Grexit volverá a estar encima de la mesa. O si hay problemas entre los demás socios del euro para aprobar lo acordado en Bruselas, como apuntaba el mismo lunes Finlandia. “Todo tiene que ser perfecto y sin obstáculos para evitar la salida de Grecia dle euro”, decían los economistas de Bank of America. Los analistas le otorgan al Grexit una probabilidad de entre un 30% y un 50%, en estos momentos.

Utilizar la expulsión del euro como baza negociadora  marca un antes y un después

Incluso con un acuerdo, la situación es extremadamente difícil, como recordaba la semana pasada el exvicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, en un debate organizado por el Real Instituto Elcano sobre Grecia y el futuro del euro. La mora en los bancos supera con creces el 40% —hay quien apunta incluso a niveles del 70%—, el día 20 debe pagar 3.500 millones de euros al BCE y con una salida de depósitos de los bancos equivalente al 20% del PIB, el sistema bancario debe recapitalizarse de forma urgente. No puede esperar a las privatizaciones.

Pero lo difícil no queda solo en el lado de Grecia. Algo ha cambiado para siempre en la larga noche del 12 de julio. El simple hecho de plantear, como baza de negociación, la expulsión temporal de un miembro de la unión monetaria que parecía irreversible marca un antes y un después para la moneda única. Quizás por eso, y pese al acuerdo, la moneda única bajaba ayer algo más de un 1%, hasta la cota de las 1,10 unidades por dólar. Las primas de riesgo de España e Italia subieron un par de puntos en la sesión, a los 125 puntos, pero al alza.

Almunia advertía que esta crisis sin fin nos demuestra que aún faltan muchos instrumentos para garantizar la supervivencia de la unión monetaria. Pero los jefes de Gobierno del euro no parecen darse por enterados. “Volveremos sobre este tema en un año o dos, sea con Grecia u otro país. Las debilidades de una unión monetaria imperfecta como la europea han quedado expuestas”, explicaba por teléfono Jim Leaviss, de M&G Investments.

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Sobre la firma

Alicia González
Editorialista de EL PAÍS. Especialista en relaciones internacionales, geopolítica y economía, ha cubierto reuniones del FMI, de la OMC o el Foro de Davos. Ha trabajado en Gaceta de los Negocios, en comunicación del Ministerio de Economía (donde participó en la introducción del euro), Cinco Días, CNN+ y Cuatro.

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