‘Operación Albania’: los planes de contingencia de la eurozona
Europa lo fía casi todo a la implicación del BCE para evitar el contagio
Un minúsculo grupo de funcionarios de la Comisión Europea, combinado con un segundo equipo algo más nutrido del BCE, lleva meses diseñando un plan B: los planes de contingencia de la eurozona ante una posible salida del euro de Grecia. El código usado en las últimas semanas por esa task force para referirse a ese delicado asunto es Operación Albania, según fuentes europeas: básicamente, se trata de pensar en posibles cortafuegos para evitar que los mercados vuelvan a activar un efecto contagio que fue letal en anteriores episodios de la crisis. En 2012, Bruselas y el BCE pusieron en marcha algo similar: la denominada Operación Croacia no fue necesaria en aquella ocasión, “pero sería suicida no tener preparados los planes de emergencia para los escenarios más negativos”, según una fuente europea.
El jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, no quiso dar el más mínimo detalle de esos planes, y se limitó a explicar que Europa “está dispuesta a ayudar a Grecia a manejar la situación en el sistema financiero”. La banca es el primer quebradero de cabeza: la fuga de depósitos se ha intensificado en los últimos días y las colas siguen. El grupo de trabajo del Eurobanco y la Comisión apunta que en caso de una salida de Grecia del euro, los problemas se multiplicarían en los países financieramente más conectados: Chipre, Macedonia, Rumania y Bulgaria. Europa está lista para activar una nacionalización inmediata de las filiales de los bancos griegos en esos países. Además, las instituciones estudian activar controles de capital, incluso de forma asimétrica. Se conocen pocos detalles de esa operativa, pero las fuentes consultadas consideran que la clave sería la postura del Banco Central de Grecia en caso de impago técnico. ¿Si el BCE decide cortar las líneas de emergencia, el Banco de Grecia lo haría automáticamente?
Bruselas mira hacia el BCE para evitar males mayores. La zona euro cuenta con el activismo de Fráncfort (y aquel “haré todo lo necesario” de Mario Draghi), y en particular su programa de compra de deuda, para protegerse de ataques especulativos. Podría recurrir también al fondo de rescate (Mede) si alguno de los países vulnerables sufriera contagio: en Bruselas se considera que el país más expuesto a la crisis es Chipre, que acaba de salir de su propio corralito. Después, Portugal. En caso de problemas serios en Portugal, el siguiente es España.
Europa se ha equipado para evitar sorpresas como las que se vieron desde 2008. Tiene cortafuegos para la deuda, para el mercado interbancario, para todos los flancos por los que ha sufrido durante estos años. Está lista para lo imaginable. Pero nadie sabe por dónde puede romper esta crisis: pese a los planes B y a las declaraciones de confianza, entramos de nuevo en aguas desconocidas.
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