¿Verdad o venganza?
El Gobierno colombiano y las FARC acordaron crear una comisión para esclarecer lo ocurrido en el conflicto
El Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC, que se llaman así mismas la insurgencia víctima de un Estado terrorista, acordaron esta semana en La Habana crear una comisión de la verdad para esclarecer lo ocurrido en el conflicto, garantizar el reconocimiento de los autores de sus responsabilidades de cara a las víctimas y contribuir a sentar las bases de la convivencia, la reconciliación y la no repetición, dentro de un sistema de justicia integral. Los mismos objetivos de las comisiones de la verdad en muchas partes del mundo como en Perú, Salvador, Chile, Argentina. Como la de Suráfrica también pero con la diferencia de que la nuestra no será un tribunal de cierre de procesos judiciales.
La Comisión acordada para Colombia es extrajudicial. Quiere decir, según las partes firmantes, que no podrá implicar la imputación de cargos penales de quienes hablen ante esa comisión. Fórmula que no es fácil de explicar porque es imposible que lo investigado, encontrado, testimoniado en esa comisión no tenga implicaciones de carácter judicial. Y menos cuando se ha dicho que quienes vayan a esa comisión tendrán un tratamiento penal preferencial. Que para recibir justicia transicional es necesario pasar por la comisión.
La Comisión de la Verdad se trataría de una especie de proceso psicoanalítico para sanar las heridas a tantos colombianos
Se trataría entonces de una especie de proceso psicoanalítico para sanar las heridas a tantos colombianos. Primera alerta. Para iniciar estos procesos lo mínimo que exigen los expertos es que ambas partes estén comprometidas con la búsqueda de la verdad y para el caso nuestro, las FARC ya tienen su verdad construida y un propósito. El mismo día del anuncio dijeron que la paz está por encima de cualquier Corte. Iván Márquez no se midió en su discurso: "Necesitamos abrir esos archivos... Llegó la hora de conocer la verdad pura y limpia, las causas y la identidad con nombres y apellidos, de los máximos responsables... Jamás se podrá equiparar el derecho a la rebelión al terrorismo de Estado". Así lo dijo. Así.
La Comisión es el escenario en el que se espera reconstruir la verdad. Una verdad común que satisfaga a las víctimas y por lo tanto su objetivo no puede ser más altruista. Pero cuando la verdad no es sinónimo de justicia, cuando la pretensión de una de las partes firmantes es casi convertirla en una comisión de la venganza en la que el Estado asuma sus responsabilidades solamente, que las tiene, muchas, y para las cuales también debe haber castigo, el proceso de búsqueda de la verdad está minado.
Cuando los jefes máximos de esa guerrilla son capaces de reiterar, trinar, y seguir vociferando sus advertencias a sectores de la sociedad en el mismo momento en que anunciaban la creación de la comisión, echándole otro bulto de sal al proceso y desde la Marcha Patriotica la exsenadora Piedad Córdoba le hacía eco a la amenazas y celebraba la creación de la comisión para cambiar "la versión tendenciosa del conflicto", la pregunta es: ¿de qué estamos hablando?.
Adicional a ese, quizá el problema de fondo, sea otro: que mientras no esté claro el mecanismo de Justicia que será acordado y si el mismo funcionará antes o después de la comisión, estamos sentados frente a una mesa de dos patas y flojas que puede caerse en cualquier momento.
En Suráfrica funcionó una comisión como tribunal de cierre. Fue un sistema integral de justicia. No creo que ese modelo sea el ideal para Colombia, pero sí debe ser mirado con detenimiento. Y no es ideal para Colombia porque tarde o temprano Gobierno y Farc tienen que entenderlo: ni siquiera quienes estamos en favor de la negociación y apoyamos este proceso, vamos a aceptar impunidades, de ningún lado. No los queremos caminando por los caminos que hemos construido nosotros sin disparar un arma sin que al menos paguen un mínimo por sus delitos.
Mientras no esté claro el mecanismo de Justicia que será acordado y si funcionará, estamos sentados frente a una mesa de dos patas flojas
Así como exigimos a los militares que violaron lo más sagrado matando inocentes para cobrarlos como victorias, y rogamos justicia para quienes se inventan pirámides y le roban a los otros y luego se ahorcan con sus corbatas de marca, para ustedes también pedimos castigo dentro del sistema que acuerden. Y lo primero que tienen que hacer es reconocer y decir la verdad, enfrentándose al espejo para que se sanen también ustedes mismos. Tiemblen ustedes frente a los secuestros, a las violaciones sexuales, a los abortos inducidos, a las jaulas de púas en las que pusieron a defecar a nuestros soldados, por los collares bombas en los cuellos de los inocentes, por los pueblos hambrientos que volaron en pedazos, por los desplazamientos, por tanto dolor que han producido en nombre de la Patria que sembraron de minas y coca. No se justifiquen en los mismos pecados de los otros. Eso no le sirve a la Paz que ustedes proclaman.
Por último esta comisión tiene que tener la independencia del gobierno y de las FARC, que han prometido o de lo contrario será otro mecanismo para los juegos de mesa. Quienes la conformen tienen que garantizar que no será un escenario para acabar con las honras de la poca gente decente que nos queda. Que sea una catarsis y la verdad se parezca en algo a la justicia. Entonces sí habrá reconciliación nacional. Bien nuevamente por Humberto de la Calle que se atreve. Que es capaz de seguir creyendo a pesar de todo.
Diana Calderón es directora de Informativos y Hora 20 de Caracol Radio Colombia. Twitter: @dianacalderonf
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