El vicepresidente de Brasil considera “imposible” la destitución de Rousseff

"No es que lo vea lejano, creo que es imposible". Así de tajante se ha mostrado esta mañana en Madrid el vicepresidente de Brasil, Michel Temer, al ser preguntado por la posibilidad de un impeachment, un proceso de destitución, de la presidenta Dilma Rousseff. En el país, sumido en una crisis política y económica, se han registrado multitudinarias manifestaciones en contra de la gestión del Ejecutivo y de la corrupción de Petrobras. "Comprendo las movilizaciones políticas. Todavía estamos muy cerca de las elecciones, cuando se obtuvo una ajustada victoria. La postura de la oposición es natural, pero son pocos los que promueven un cambio en la presidencia. Generaría inestabilidad y sería negativo para Brasil", ha zanjado. 

Temer, presidente del Partido del Movimiento Democrático Brasileño y figura presente en la vida política durante los últimos 30 años, considera "impensable" la convocatoria de elecciones anticipadas, a pesar de la pérdida de popularidad de Rousseff. Ha viajado a Portugal y a España con la intención de transmitir seguridad a las empresas que quieran invertir en Brasil. "El ajuste económico no está haciendo que el país pierda. Al contrario, permitirá seguir creciendo. El estado de la economía es saludable y lo será aún más tras el ajuste fiscal, que también se hizo en España y está dando resultados", ha afirmado en el Foro Líderes, organizado por la Agencia Efe y KPMG.

"La situación política e institucional es tranquila", ha repetido en repetidas ocasiones. Y lo ha hecho horas después de que Petrobras, la mayor empresa pública de América Latina, haya admitido que ha perdido 1.800 millones de euros en ocho años debido a la corrupción. "El caso preocupa a los brasileños, evidentemente. Es uno de los males que afectan a Brasil, pero la compañía ha demostrado transparencia absoluta. El balance demuestra transparencia y es ejemplo para el mundo", ha reiterado, para después añadir que la empresa estatal logrará "recuperar su imagen".

"Corrupción hay aquí y allá. El problema no es saber si hay o no. La cuestión es si se investiga de forma suficiente. En Brasil hay investigación. De la policía federal, del Ministerio Público federal, del Tribunal de Cuentas, del propio poder legislativo a través de comisiones parlamentarias... Esto hace que el país esté abandonando tentaciones de corromper el poder público", ha asegurado. La trama de sobornos a altos cargos en Petrobras a cambio de la concesión de contratos ha hecho tambalearse al Gobierno de Rousseff, que presidió el Consejo de Administración de la petrolera estatal entre 2003 y 2010.

El vicepresidente ha descartado un recrudecimiento de las protestas que en los últimos meses han recorrido Brasil. "Tengo la sensación de que esos dos momentos ya pasaron. En la primera movilización hubo más participantes que en la segunda", ha precisado. "Se le ha dado voz a la clase media. Pasan a exigir. Más ética, mejor comportamiento en la política. Y las exigencias son cada vez mayores. Por eso los movimientos sociales no han asustado al Gobierno. Casi que los celebramos".