_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Cumbres de Panamá: De 1956 a 2015

En 59 años las cosas han variado poco. Se mantiene en el olvido la relación que Estados Unidos demuestra con el continente

Se dijo de la Reunión Presidencial de julio de 1956 en Panamá que, por lo concurrida, difícilmente sería superada en el futuro. De los 21 países americanos en aquel momento sólo dos se ausentaron, Honduras y Colombia, presidida por el dictador General Gustavo Rojas Pinilla, aunque ambos a posteriori firmaron lo inocuo que allí se acordó. Tiempos pasados.

A instancias del presidente de Estados Unidos, Dwight Eisenhower, el condecorado general de la II Guerra Mundial, se celebró en julio de 1956 en la capital panameña, al igual que ocurrirá en la Cumbre de las Américas el 10 y 11 de abril próximos, un cónclave que reunió a los mandatarios de todo el continente, esta vez con 35 en lugar de 21 como en el 56. Los norteamericanos querían jugar un papel diferente para con la abandonada Latinoamérica y mejorar su imagen global frente a Europa.

En la Declaración de Panamá se dijo que “su objetivo era fortalecer la paz, la seguridad y consolidar la democracia”. El sentido de “democracia” en aquella época, gobernada mayoritariamente por militares, era ser anticomunista. Como dijera un dirigente norteamericano, “we know Somoza is a son of a b…”, but is our son of a b…”, ("Sabemos que Somoza es un hijo de... Pero es nuestro hijo de...", en inglés) algo aplicable a otros de los que en el 56 se dieron cita en Panamá.

Además de Rojas Pinilla, la legión anticomunista estaba representada por Pedro Aramburu de Argentina, Fulgencio Batista de Cuba, Carlos Ibáñez de Chile, Héctor Trujillo (hermano de Rafael Leónidas) de República Dominicana, Alfredo Stroessner de Paraguay, José María Lemus de El Salvador, Carlos Castillo Armas de Guatemala, Venezuela con Marcos Pérez Jiménez y Nicaragua con Anastasio “Tacho” Somoza García. Sólo Ecuador con José María Velasco Ibarra, Haití con Paul Maglorie, México con Adolfo Ruiz Cortínez (de la longeva dictadura de 60 años del PRI), Uruguay con Alberto Zubiría, Costa Rica con José María Figueres Ferrer (antimilitarista que asistió por ser Eisenhower quien convocaba), Hernán Siles Suazo, el presidente electo de Bolivia, Manuel Prado de Perú y Juscelino Kubistchek del Brasil, representaban a los que mediante el voto popular habían llegado al poder.

Panamá estuvo representado por Ricardo Manuel Arias Espinosa, quien asumió el cargo tras el asesinato el año anterior del Presidente Remón y la destitución de quien reemplazó al Coronel Remón, José Ramón Guizado, infamia ésta a la que se opuso, entre otros 7 diputados, Plinio Varela Arjona, tío del actual Presidente de Panamá Juan Carlos Varela.

Con excepción de la isla caribeña ya no quedan militares el poder, aunque sí mandatarios que vestidos de elecciones periódicas se arropan con trajes democráticos

En 59 años las cosas han variado poco. Se mantiene en el olvido la relación que los Estados Unidos demuestran para sus vecinos del continente. La lucha anticomunista terminó, aunque todavía queda Cuba, que ahora se reincorpora a Latinoamérica y sirve de escenario para el relanzamiento de su nueva relación con Estados Unidos luego de más de medio siglo de alejamiento y el efecto positivo que tal acción ha merecido para el presidente Obama. Con excepción de la isla caribeña ya no quedan militares el poder, aunque sí mandatarios que vestidos de elecciones periódicas se arropan con trajes democráticos, hechos a su medida través de las cada vez más comunes reelecciones: Venezuela, Bolivia, Brasil, Ecuador, Argentina y Nicaragua y por supuesto Cuba, con sus elecciones donde sólo participa el partido oficial. Además, que cada uno nos habla de alguna nueva forma de socialismo, que parece que ni ellos logran entender, y que doy por llamar “verde” por el color del dólar que les encanta a sus diferentes líderes. En el fondo cada vez se asemejan a regímenes totalitarios por su intolerancia.

Los tiempos no han cambiado mucho. Antes todos marchaban al son que le tocara Estados Unidos. Ahora son varias las orquestas, hasta con ininteligibles idiomas que escuchan los hoy acomodaticios anti imperialistas yanquis. Antes eran militares corruptos y abusivos; ahora son civiles y militares que se enriquecen con la corrupción y siguen violentando los derechos humanos y políticos, eso sí, más conocidos que antes por la cantidad multiplicada que tenemos hoy de medios de comunicación.

Los males continúan en nuestras subdesarrolladas sociedades, antes dominadas por militares pro gringos y hoy subyugadas por particularísimos demócratas. Con excepción de pocos como Costa Rica, Chile, Uruguay, Panamá y otros pocos, se hacen esfuerzos para apuntalar nuestros débiles sistemas democráticos.

La VII Cumbre en Panamá, cuya idea sugerí en 2012 cuando era Embajador de Panamá ante la Organización de Estados Unidos de América servirá para que, al igual que en 1956, los presidentes se conozcan personalmente, aunque Obama evite saludar a Maduro que dudo que venga, degusten la excelente comida panameña, visiten el majestuoso Canal de Panamá, disfruten de los preciosos bailes típicos de nuestro pueblo y admiren la belleza de la mujer panameña. Pensar en algo más, sería totalmente ilusorio.

Guillermo Cochez fue Embajador de Panamá ante la OEA de Julio de 2009 a enero de2013. gcochez@cableonda.net

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_