Marruecos ofrece información para no retratarse ante el Estado Islámico
El rey se despliega ante la ONU y EEUU para modular su compromiso discreto antiyihadista
Marruecos es uno de los 60 países que están con Estados Unidos en la coalición contra el Estado Islámico (EI) y, junto a Egipto, el único en el norte de África. Pero en Marruecos muy poca gente lo sabe, apenas se debate ni informa de ello y tampoco está nada clara cuál es exactamente esa colaboración. El modelo a seguir en este asunto peliagudo es de nuevo Turquía. El rey Mohamed VI y el Gobierno (desde el primer ministro hasta varios altos cargos) han desplegado en los últimos días importantes discursos y visitas a la ONU y Estados Unidos para ratificar su compromiso inequívoco en la lucha contra el terrorismo yihadista pero de una forma discreta, sin implicarse directamente, y ofreciéndose sobre todo como informadores.
Los pocos medios que se han preguntado cuál es la cooperación que presta Marruecos a la coalición antiyihadista han tenido que interpretar las informaciones procedentes de Estados Unidos y los mensajes entre líneas de algunos muy importantes altos cargos locales. La confirmación de que Marruecos está implicado en ese dispositivo la ofreció el pasado 6 de octubre John R. Allen, el enviado de Barack Obama, con un comunicado del Departamento de Estado de EE UU en el que detallaba los países que colaboraban en distinta medida. No precisaba en cuál. En Marruecos no se ha dado aún tampoco ningún detalle. El rey podría explicar algo este viernes por la tarde en su discurso de apertura de la sesión política de otoño ante ambas cámaras. O no.
Lo que sí ha hecho el Gobierno marroquí ha sido manejar ampliamente su capacidad diplomática para asegurar en distintos foros, sobre todo ante la ONU, que sigue implicado en esa lucha a su manera. El país y sus dirigentes están hipersensibilizados ante cualquier contagio del EI en su territorio. Los aeropuertos, especialmente el de Casablanca, y muchas instalaciones neurálgicas y las principales autopistas están bajo protección especial.
La primera pista sobre cuál podría ser esa ayuda marroquí la ofreció en septiembre la revista especializada norteamericana Defense One al apuntar posibles facilidades financieras y logísticas. A los pocos días, el ministro de Asuntos Exteriores, Salaheddine Mezouar, explicó a la cadena Al Arabiya que se limitarían “a dar información”.
Fue el patrón del contraespionaje marroquí, Mohamed Yassine Mansouri, responsable de la Dirección General de Estudios y la Documentación (DGED), el que proporcionó el desglose en una cita inédita y específica sobre este asunto el 30 de septiembre con el Comité Contra el Terrorismo (CTC) de la ONU. No fue solo. Llegó acompañado del ministro de Asuntos Religiosos y del secretario general del Ministerio de Asuntos Exteriores. Habían sido citados para explicar a otros países africanos con el mismo problema cómo actúa Marruecos contra el terrorismo yihadista y cómo ha aplicado y exportado su doctrina de islam malekita moderado.
Pero el jefe del contraespionaje quiso explayarse sobre todo en lo referente a las actuaciones de Marruecos contra el fenómeno del terrorismo desde el varapalo que sufrió el país en 2003 con los atentados de Casablanca. Fue ahí cuando Mohamed Yassine avanzó que ahora seguirán en esa línea de “cooperar y dar información para prevenir atentados tanto en su territorio como en suelo de los países amigos”.
Y ahí se apuntó méritos en la desarticulación desde 2005 de filiales de Al Qaeda y AQMI en el área del Sahel como Fath Al Andalous, en 2008; Al Mourabitoune Al Joudoud (con miembros del Frente Polisario), en 2009, y Amgala, en 2011. Y se atribuyó haber dado datos clave para desmantelar atentados en Túnez, en la sede de la DST en París, otro en Estrasburgo, en el metro de Milán, en la basílica de Bolonia, en un intento de ataque contra el caricaturista danés Kurt Westergaard, contra la base gasística de Amenas en Argelia, y otras muchas acciones. En concreto, especificó que habían neutralizado 126 células terroristas (con 2.676 arrestos, 266 de reincidentes) y desmantelado 276 acciones (119 con explosivos contra locales de seguridad, turísticos, diplomáticos o de culto) y 109 intentos de asesinato.
El responsable de seguridad cuantificó que ahora son 1.203 los marroquíes combatiendo en Siria e Irak, con 218 ya detenidos, 254 kamikazes muertos en acción, 500 en disposición de actuar y 473 con doble nacionalidad (13 españoles).
El rey, mientras tanto, anuló a última hora su viaje oficial para participar en la Asamblea General de la ONU, y envió al presidente Abdelilah Benkirane a que leyera su discurso, que en el país ha sido interpretado como un toque de atención “histórico” a las naciones occidentales por su manera unilateral de ejercer el colonialismo. Pero también como otro aviso diplomático de que no le gustan nada las contemplaciones que está detectando con Argelia y el Frente Polisario, ante un inminente planteamiento inesperado en la ONU sobre el recurrente conflicto del Sáhara.
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