El asesinato de Foley reaviva el debate sobre el pago de rescates
Decenas de soldados intentaron liberarle en una fallida operación en Siria
Poco antes de que el Estado Islámico (EI) asesinara al periodista James Foley, un comando de fuerzas especiales del Ejército de Estados Unidos realizó una operación secreta en Siria para intentar liberar al reportero y a otro número no revelado de rehenes extranjeros. El presidente, Barack Obama, había dado la autorización expresa para ello, en un intento de lograr recuperar a los ciudadanos estadounidenses —según la prensa, hay al menos tres más— en manos de los extremistas sin ceder a sus demandas de un multimillonario rescate.
Según confirmó este jueves la plataforma de noticias en línea para la que trabajaba Foley, Global Post, el EI llegó a pedir 132 millones de dólares (100 millones de euros) a cambio del periodista. Lo disparatado de la cifra hace dudar de que sus captores pretendieran efectivamente conseguir un dinero prácticamente imposible de reunir si no hay un apoyo del Gobierno. Una duda que sin embargo poco importa en este caso, porque Estados Unidos mantiene una política estricta de no pagar rescates por sus ciudadanos secuestrados.
“No hacemos concesiones a los terroristas y eso incluye no pagar rescates”, reiteró el jueves la portavoz del Departamento de Estado Marie Harf. El objetivo, aduce Washington, es proteger a sus ciudadanos en el extranjero a la par que evitar “financiar” con los rescates a los grupos terroristas.
Reino Unido sigue la misma estrategia, al contrario que otros países europeos de los que se sabe, aunque no lo reconozcan abiertamente, que sí han pagado altas sumas a Al Qaeda para conseguir la libertad de sus ciudadanos capturados. Según revelaba The New York Times a comienzos de mes, en los últimos años Al Qaeda y sus grupos afiliados habrían recaudado un centenar de millones de euros en pagos de Gobiernos europeos a cambio de la liberación de sus ciudadanos.
Esta política diferenciada afecta a los extranjeros secuestrados por grupos extremistas en Oriente Próximo. Mientras en los últimos meses fueron liberados periodistas españoles y franceses, nada se había sabido, hasta la difusión del brutal vídeo que mostraba la decapitación de Foley, de lo sucedido con los reporteros estadounidenses capturados.
“Se necesita con desesperación una respuesta consistente a los secuestros por parte de Estados Unidos y Europa”, reclamaba tras conocerse la muerte de Foley el periodista estadounidense David Rhode, quien también estuvo secuestrado y que sólo se salvó tras conseguir escapar, ya que Washington se negó a pagar el rescate que pedían por él sus captores talibanes.
El dilema para EE UU es más que urgente. Como se ve en el vídeo de Foley, hay al menos otro estadounidense en manos del EI, el también periodista Steven Joel Sotloff, en riesgo inmediato de correr la misma suerte que su compañero.
Algo que explica el intento de operación de rescate que el Gobierno reveló la noche del miércoles, pese a que había intentado mantenerlo en secreto. “Esto sólo hace más difícil nuestro trabajo”, lamentaba una fuente del Pentágono citada por The New York Times, según la cual ahora los extremistas han reforzado probablemente su seguridad.
La información sobre la fallida operación es pese a todo parca. Según reportes coincidentes, en la operación —la primera que EE UU reconoce haber realizado con tropas dentro de Siria desde que comenzó la guerra en ese país hace tres años— participaron varias decenas de efectivos, así como helicópteros, aviones no tripulados (drones) y cazas de apoyo. Los comandos aterrizaron en una zona próxima y realizaron a pie el último tramo hasta el lugar donde se creía que el EI mantenía a sus rehenes.
“La misión se realizó de forma impecable tras un tiempo significativo de preparación, planificación y ensayos”, afirmó el jefe del Estado Mayor Conjunto, Martin Dempsey. “Solo que los rehenes no estaban ahí”, reconoció el secretario de Defensa, Chuck Hagel.
“Cuando llegamos, era demasiado tarde”, lamentó una fuente citada por el Times. Según esa misma fuente, pudo ser “cuestión de horas, o de un día o dos”. O quizás más. El caso es que regresaron con las manos vacías y, poco después, Foley fue salvajemente asesinado. Obama prometió que Estados Unidos “seguirá haciendo lo que tenga que hacer” para proteger a los suyos. La duda es qué más opciones le quedan.
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