Milicianos islamistas retienen a cientos de estudiantes en una universidad de Irak
Los extremistas se enfrentaron con las tropas tras una aparente retirada del campus de Ramadi Una ola de atentados en varios barrios de Bagdad causa 60 muertos en un día
Un grupo yihadista asaltó en la madrugada de hoy sábado la Universidad de Al Anbar, a las afueras de Ramadi, 100 kilómetros al oeste de Bagdad, tomando como rehenes durante varias horas a cientos de estudiantes y profesores. Se trata de la última provocación atribuida al Estado Islámico en Irak y el Levante (ISIS, por sus siglas en inglés) que desde principios de año se enfrenta al Gobierno con el apoyo de parte de las tribus locales. El Ejército iraquí, empantanado en esa lucha que ya ha provocado medio millón de desplazados, respondió poco después, lo que desató un fuerte enfrentamiento en torno al campus.
Para llegar hasta allí, los asaltantes dispararon a los guardias de la entrada, tres de los cuales resultaron heridos, y volaron un puente que comunica el centro universitario con la ciudad, según la policía. Varios cientos de estudiantes lograron escapar. Pero recuperar el control del recinto se planteaba complicado porque los terroristas colocaron trampas explosivas para frenar el avance de las fuerzas de seguridad.
A media tarde, la cadena estatal Al Iraqiya aseguró que los soldados habían liberado a todos los rehenes y matado varios miembros del ISIS, entre ellos al responsable del asalto, identificado como Abu Ataa al Halabi. Ese nombre, probablemente un alias, identifica al yihadista como originario de Alepo, en Siria, lo que encaja con la narrativa oficial de que la violencia en Al Anbar está alentada desde el exterior. Según la televisión, que citaba portavoces oficiales, las fuerzas especiales tenían rodeados a 25 asaltantes.
Otras fuentes, sin embargo, afirmaban que los yihadistas se habían escapado por la parte de atrás del campus, dejando salir a los rehenes, y que los uniformados les perseguían por los barrios vecinos. En cualquier caso, las imágenes mostraban a decenas de estudiantes que salían corriendo y subían a autobuses con un intenso tiroteo de fondo. Anoche proseguían los combates.
“Me despertaron los disparos y vi hombres armados que corrían por el campus; algunos entraron en la residencia y dijeron que todos se quedaran en sus habitaciones”, relató Ahmed al Mehamdi, un universitario que habló por teléfono con la agencia Associated Press.
Numerosos estudiantes de ambos sexos viven en las residencias del centro a causa de la inseguridad que desde enero hace muy peligroso desplazarse por la provincia. Además, algunos profesores que tienen casa en la ciudad se habían quedado en el campus debido a que es época de exámenes, según contó a Reuters un profesor atrapado dentro. Esa agencia también recogía la llegada de dos cadáveres, un estudiante y un policía, al hospital de Ramadi.
Al Anbar, que fue el centro de la insurgencia suní contra la ocupación estadounidense, volvió a levantarse en armas a raíz de que a finales del pasado diciembre las fuerzas de seguridad desmantelaran una acampada antigubernamental. Desde entonces, diversos grupos yihadistas, entre los que el ISIS se ha probado el más brutal, han explotado el malestar de la población casi exclusivamente suní de esa provincia y logrado el apoyo de parte de las tribus. Esta alianza les permitió hacerse con el control de buena parte de Ramadi y de la vecina Faluya. Aunque el Ejército logró retomar la primera, donde se encuentra la sede del Consejo Provincial, el asalto a la universidad pone de relieve la fluidez de la situación.
En una nueva demostración de fuerza de los insurgentes, ocho explosiones sucesivas han sacudido otros tantos barrios de Bagdad en el plazo de una hora esta noche, causando al menos 60 muertos y un centenar de heridos. Todos ellos son barrios habitados mayoritariamente por chiíes. Los analistas interpretan que se trata de un mensaje al primer ministro Nuri al Maliki, quien está pendiente de formar Gobierno para iniciar un tercer mandato tras las elecciones del pasado abril. La comunidad árabe suní, apenas una quinta parte de los iraquíes, acusa a Al Maliki, chií, de promover una política sectaria y marginarles del poder. En lo que va de año, cerca de 4.300 iraquíes han muerto a causa de atentados, una media de 25 al día
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.