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Columna
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Holocausto y palestinos

La condena del genocidio por Mahmud Abbas tendrá consecuencias profundas

Sami Naïr

El domingo 27 de abril, el jefe de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, condenó solemnemente el Holocausto judío perpetrado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y declaró su solidaridad para con las familias de las víctimas de la Shoah. El mismo día, celebraba el retorno de Hamás al seno de la Autoridad Palestina, abriendo de este modo la vía a la reunificación del Movimiento Nacional Palestino y a la constitución de un gobierno nacional capaz de negociar con Israel y los estadounidenses. Estos dos acontecimientos son extremadamente importantes, pero ni Israel, ni EE UU, ni la comunidad internacional han prestado gran atención. Israel, a través de Benjamín Netanyahu, reconocía que se trata de una declaración importante, pero ha preferido hacer hincapié en la reconciliación palestina con un partido “terrorista”, Hamás; EE UU, que no quiere una autoridad palestina fuerte en el momento de las negociaciones, adopta la misma actitud; y la comunidad internacional ha permanecido en silencio, porque tiende cada vez más a reducir este conflicto únicamente a una dimensión humanitaria.

El largo camino de los palestinos hacia la creación de un Estado palestino se halla, pues, lejos de su objetivo y todo indica que este conflicto, con más de medio siglo de antigüedad, no va a dejar de dar que hablar. La postura de la derecha israelí en el poder es conocida: rechaza la idea de un Estado palestino independiente, no tanto por razones de seguridad como porque no confía en los palestinos. Esta postura favorece la continuación inexorable de la colonización y de todas sus consecuencias nefastas. Por su parte, EE UU quiere un Estado en apariencia, una especie de subprefectura palestina vigilada por todos, pero no puede imponérselo a los israelíes.

Luego, nada parece desbloquear la situación dramática de los palestinos de los territorios ocupados. Y, sin embargo, la declaración de Abbas sobre el genocidio es realmente importante, independientemente de las segundas intenciones de unos y de otros. Tendrá unas consecuencias simbólicas profundas en la evolución de la mirada que los palestinos dirigen a los israelíes, ya que les sitúa, tanto si lo quieren como si no, en la toma de conciencia mundial de la especificidad de la Shoah y en el carácter profundamente ético de esta conciencia universal. Es la primera vez que un responsable árabe no solo condena el Holocausto de manera tan clara, sino también que lo separa de la responsabilidad de la política israelí actual. Esta valiente decisión de Mahmud Abbas no puede más que satisfacer a todos aquellos, que tanto en Israel como en el mundo, y son muchos, creen en una solución pacífica entre estos dos pueblos, cuyo sufrimiento común debería ser compartido en lugar de enfrentado.

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Sobre la firma

Sami Naïr
Es politólogo, especialista en geopolítica y migraciones. Autor de varios libros en castellano: La inmigración explicada a mi hija (2000), El imperio frente a la diversidad (2005), Y vendrán. Las migraciones en tiempos hostiles (2006), Europa mestiza (2012), Refugiados (2016) y Acompañando a Simone de Beauvoir: Mujeres, hombres, igualdad (2019).

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