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El Banco Mundial volverá a prestarle a Argentina

La prensa de Buenos Aires informa que el país sudamericano pagará sentencias en su contra en tribunales internacionales, con lo que se destrabarán los créditos

Alejandro Rebossio
El Vicepresidente argentino Amado Boudou.
El Vicepresidente argentino Amado Boudou.Reuters

El Banco Mundial descongelará los créditos para Argentina. Después de un año de reticencia a prestarle, el organismo multilateral con sede en Washington anunció este jueves junto con el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, de excedencia por enfermedad, que sellarán una alianza estratégica para el periodo 2014/2016. La agencia de noticias del Estado argentino, Télam, informó que Buenos Aires recibirá unos 3.000 millones de dólares en ese lapso. El cambio de actitud del Banco Mundial guarda relación con el supuesto acuerdo que el mismo día rubricó Argentina para cumplir con sentencias que en su contra y a favor de empresas de EE UU, Francia y Reino Unido habían dictado tribunales de ese organismo y de Naciones Unidas, según informaron diversos periódicos porteños, como Tiempo Argentino y Ámbito Financiero.

La historia es así. Desde 2011, EE UU, principal accionista de los bancos Mundial e Interamericano de Desarrollo (BID), comenzó a oponerse a la aprobación de créditos para Argentina. Era una medida de represalia sobre todo porque desde 2007 el país sudamericano venía acumulando sentencias en contra en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), tribunal del Banco Mundial, y en la Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional (UNCITRAL, según sus siglas en inglés), pero no las cumplía, es decir, no abonaba las indemnizaciones correspondientes. Se trata de causas iniciadas por multinacionales por incumplimientos contractuales derivados de la crisis argentina de 1998/2002. El Gobierno de Barack Obama también bloqueaba los créditos a Argentina porque desde 2001 Buenos Aires ha dejado de pagar la deuda con el Club de París, grupo de países acreedores entre los que se encuentran EE UU y España, y por la amenaza del Fondo Monetario Internacional (FMI) de sancionar al país sudamericano por sus poco creíbles estadísticas de inflación y PIB.

La posición de EE UU ha contado con el apoyo de otros países desarrollados y España se ha sumado a ellos después de la nacionalización del 51% que Repsol tenía en YPF hasta 2012. En el BID, donde dominan los países latinoamericanos, no se han bloqueado finalmente préstamos a Argentina, pero en el Banco Mundial, donde pesan más el mundo rico, se debía votar el año pasado la alianza estratégica 2013/2015, que iba a implicar desembolsos por 1.000 millones de dólares anuales, y esa decisión se retrasó hasta ahora.

La demora en el financiamiento ocurre justo en tiempos en que Argentina enfrenta restricciones en el acceso a las divisas. El país sudamericano las necesita para pagar la deuda externa y las importaciones, sobre todo las de energía e insumos para su industria. Las reservas de su Banco Central están disminuyendo justo cuando son necesarias para evitar una devaluación mayor a la que gradualmente se ha ido registrando en los últimos meses. Ante la escasez de divisas, el Gobierno de Fernández, que por un mes está siendo reemplazada formalmente por el vicepresidente Amado Boudou, ha impuesto desde 2011 controles cambiarios que han impedido que los argentinos compraran dólares para ahorrar, como era su costumbre, y han restringido las adquisiciones para los que viajan al exterior o para las multinacionales que quieran girar beneficios a sus casas matrices. En ese contexto de escasez de divisas, algunas de las estrategias del Gobierno argentino para conseguirlas consisten en la negociación con los organismos multilaterales, como el Banco Mundial, y en el intento de seducción de inversores extranjeros para la explotación de hidrocarburos no convencionales en el rico yacimiento de Vaca Muerta. Las norteamericanas Chevron y Dow se ha comprometido este año a invertir 1.360 millones de dólares allí.

Para revertir el bloqueo en el Banco Mundial, Argentina comenzó a negociar hace meses un acuerdo con las empresas que la habían vencido en juicios en el CIADI y la UNCITRAL. Diversos periódicos argentinos, incluidos los de mayor acceso a las fuentes gubernamentales, informaron este viernes que el jueves Buenos Aires acordó el pago a esas compañías: las estadounidenses Azurix, Blue Ridge y Continental Casualty, la francesa Vivendi y la británica National Grid. Eso sí, abonará las indemnizaciones con quitas y en títulos públicos. En total desembolsará 500 millones de dólares. El supuesto pacto no fue informado oficialmente por el Gobierno argentino. De confirmarse, sentará un precedente para el juicio que Repsol inició en 2012 contra Argentina por la nacionalización de YPF en el CIADI, un litigio que puede demorar varios años.

A pesar de que el convenio por el CIADI y la UNCITRAL no se ha transparentado aún, el Banco Mundial cambió de inmediato su actitud con Argentina ese mismo día. En plena reunión semestral del organismo y del FMI en Washington, el vicepresidente del banco para América Latina, Hasan Tuluy, y el ministro de Economía argentino, Hernán Lorenzino, anunciaron juntosque “los trabajos preparatorios de la alianza estratégica se encuentran en su fase final y que el documento se presentará al directorio” de la entidad multilateral. Fuentes del Banco Mundial confían que el próximo 10 de diciembre se votará la alianza con Argentina en el directorio, donde están sentados los representantes de los países accionistas del banco. Los que conocen el funcionamiento de estos organismos saben que nunca un alto funcionario del Banco Mundial como Tuluy hubiese anunciado un preacuerdo sin la seguridad de que se aprobará en el directorio. Es decir, el pacto cuenta con el apoyo de EE UU. El financiamiento se destinará a la sanidad y la educación de los más pobres y la infraestructura en zonas rurales.

En la asamblea del FMI, el ministro Lorenzino también ha negociado con este organismo para evitar sanciones por las estadísticas públicas. Después de seis años de polémicas por el dato de la inflación, periodo en el que los técnicos nucleados en la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) han venido denunciando las manipulaciones, el Gobierno de Fernández está avanzando ahora en la preparación de un nuevo índice de precios al consumidor (IPC) más creíble y así se lo ha presentado a funcionarios del FMI. El Fondo puede sancionar a los países con el cierre del grifo de créditos, que en la actualidad Argentina no necesita, con la quita del derecho a voto en el directorio e incluso con su expulsión. Pese a las críticas contra el FMI y sus recetas de ajustes, Argentina no quiere dejar de pertenecer a un organismo de peso mundial en el que los países emergentes presionan para tener más influencia.

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