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Morales vuela a La Paz tras la crisis diplomática por el ‘caso Snowden’

Bolivia acusa a EE UU de promover que varios países de la UE impidieran el sobrevuelo del aparato presidencial por sospechar que Snowden iba a bordo

Ecuador tilda de "ofensa" la retención del avión de Evo Morales.Foto: atlas
Miguel González

La operación de caza y captura de Edward Snowden, el excontratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) que ha dejado en evidencia el espionaje masivo de EE UU a sus teóricos amigos y aliados, sufrió ayer un nuevo fiasco y provocó algo más que un roce diplomático entre Europa y América Latina.

La sospecha de que el fugitivo, bloqueado desde el pasado 23 de junio en la zona de tránsito del aeropuerto moscovita, iba a bordo del Falcon 900 del presidente boliviano, Evo Morales, —quien regresaba a La Paz tras participar en un foro de países exportadores de gas en la capital rusa— llevó a la Administración norteamericana a movilizarse para impedir que el avión cruzara el Atlántico. Durante la tarde del martes, en un gesto tan inusual como poco amistoso, Portugal, Francia e Italia revocaron el permiso de sobrevuelo que habían concedido al avión del jefe del Estado boliviano. El Falcon 900 se vio obligado a realizar un aterrizaje imprevisto en Viena (Austria), donde permaneció varado durante 13 horas, a la espera de tener luz verde para despegar y mientras se desarrollaba un pulso entre la pretensión de EE UU de husmear, a través de sus socios europeos, en el interior del avión —para confirmar o descartar la presencia de Snowden— y la negativa de Morales a permitirlo.

El Falcon del presidente boliviano es una aeronave de Estado, que goza de inmunidad diplomática, por lo que solo puede ser registrado con autorización de sus propietarios. Morales, visiblemente irritado, calificó de “detención” su estancia forzada en Viena. “No estamos en tiempo de colonias, se equivocan algunos países al tratar de amedrentarnos”, declaró.

España, el país europeo con mayores intereses en América Latina, evitó hacerle un feo a Morales sin indisponerse con Washington. El martes, después de que Portugal denegara la escala inicialmente prevista en su territorio, Madrid accedió a que el Falcon 900 repostara en Las Palmas (Gran Canaria); pero la negativa de Francia e Italia a permitir el sobrevuelo le obligó a desviarse a Viena, por lo que era necesario renovar la autorización. Exteriores se lo tomó con calma: anunció que daría su respuesta antes de las 9.30 de ayer. Lo hizo a las 9.29. Pocas horas antes, Francia, Portugal e Italia habían levantado su veto.

La Paz convoca a los embajadores de París, Roma y Lisboa para quejarse

Hasta bien entrada la madrugada del miércoles, el jefe de la diplomacia española, José Manuel García-Margallo, mantuvo conversaciones con su homólogo boliviano, David Choquehuanca, mientras que el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Gonzalo de Benito, hablaba con Washington. Margallo, según fuentes diplomáticas, ofreció su apoyo para desbloquear la situación, pero pidió “garantías” de que Snowden no iba a bordo.

El embajador español en Austria y ex jefe de Gabinete de Margallo, Alberto Carnero, acudió a la zona VIP del aeropuerto de Viena, donde pasó la noche Morales, y se puso “a su disposición”, según la versión española. El relato del presidente boliviano es algo diferente: “[El embajador español] me pidió tomar un café dentro del avión para verlo y, en el fondo, querer controlarlo. Dije que no puede, por normas internacionales. Además, no soy un delincuente como para que controlen el avión”.

Margallo pidió al canciller
boliviano garantías de que
el fugado no iba dentro

Lo que aceptó Morales es que las autoridades austriacas controlasen los pasaportes de los pasajeros y les garantizó que el exanalista de inteligencia no viajaba a bordo. “Nos fiamos de que estas declaraciones son correctas”, dijo un portavoz del Ministerio del Interior austriaco.

Margallo aseguró a los periodistas —en la presentación de la revista Atalayar— que no es cierto que España prohibiera el sobrevuelo del avión de Morales y tampoco que exigiera registrarlo. Sus contactos, aseguró, estuvieron dirigidos a “allanar el camino” para que el presidente boliviano regresase a su país, por lo que no esperaba que el hecho tuviera consecuencias negativas para las relaciones bilaterales.

Madrid esperó hasta la mañana para ratificar el permiso de escala en Canarias

En Berlín, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se limitó a declarar que “lo importante es que Snowden no va en ese avión y que, por tanto, todo ese debate que se ha producido es un poco artificial” y calificó de “lógico” que España permita a Morales hacer escala en Canarias, informa Carlos E. Cué.

Las autoridades bolivianas parecieron dar la razón a Margallo. La cancillería convocará con urgencia a los embajadores de Francia e Italia y al cónsul de Portugal en La Paz “para que rindan explicaciones por estos desagradables, prepotentes y abusivos acontecimientos”, según anunció el vicepresidente Álvaro García Linera, informa Efe.

García Linera aseguró también que nadie registró el avión oficial, ya que Morales lo impidió, y que los policías austriacos que controlaron los pasaportes lo hicieron desde el exterior.

A las 17.45 del miércoles (hora peninsular española), tras poco más de una hora de escala, el avión de Morales despegaba desde Las Palmas rumbo a La Paz, donde aterrizó casi 12 horas más tarde. Mientras indígenas bolivianos quemaban banderas de Francia y la UE ante la Embajada francesa en La Paz, el presidente François Hollande aseguraba que autorizó el sobrevuelo en cuanto supo que Morales viajaba en el avión, ya que antes hubo noticias “contradictorias”.

Nadie se responsabilizó de las noticias que situaban a Snowden en el avión. Morales asegura que no coincidió con él en Moscú, aunque sugirió que estaba dispuestos a darle asilo. El aeropuerto desde el que despegó el Falcon boliviano está a decenas de kilómetros del que sirve de alojamiento a Snowden.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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