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Senegal detiene al antiguo dictador chadiano Hissène Habré

Está acusado de crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra y torturas. Durante su régimen, entre 1982 y 1990, 40.000 personas fueron asesinadas

José Naranjo
El antiguo dictador chadiano Hissène Habré, en 1987 en Yamena.
El antiguo dictador chadiano Hissène Habré, en 1987 en Yamena.DOMINIQUE FAGET (AFP)

Hissène Habré, el expresidente de Chad que lleva 22 años exiliado en Senegal, ha sido detenido este domingo por la policía y puesto bajo custodia a la espera de su próxima audiencia ante el fiscal de las Cámaras Africanas Extraordinarias, un órgano judicial creado ex profeso para juzgar a Habré. El ex dictador chadiano está acusado de crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra y torturas. Durante su régimen, entre 1982 y 1990, unas 40.000 personas fueron asesinadas por motivos políticos y étnicos. Se trata de la primera ocasión que un exjefe de Estado africano es procesado por esta causa en el propio continente.

"Acaban de proceder a la detención de Hissène Habré, lo están llevando a un lugar desconocido", aseguró este domingo por la mañana El Hadji Diouf, abogado del exdictador chadiano, quien desde 1991 reside en Dakar, la capital senegalesa. Poco después, la detención fue confirmada por el portavoz de las Cámaras Africanas Extraordinarias, Marcel Mendy, quien expresó que ha sido detenido hasta que se produzca su audiencia con el fiscal general.

Hissène Habré, de 70 años, llegó al poder en su país tras protagonizar un golpe de estado que contó con el apoyo de Francia y EE UU, dos países que veían con temor el expansionismo libio en la región y que contaban con Habré para contrarrestarlo. Sin embargo, el joven guerrillero de la etnia tubu no se contentó con expulsar al Ejército libio del norte de Chad, sino que comenzó una brutal campaña de represión contra opositores y miembros de otras etnias. Organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch aseguran que en sus ocho años de mandato, antes de ser derrocado por un golpe de estado encabezado por su jefe de Estado Mayor, el actual presidente Idriss Déby, su régimen asesinó a unas 40.000 personas y torturó a otras 200.000.

La Dirección de Documentación y Seguridad, la policía política de Habré, se hizo famosa en aquellos años por sus salvajes métodos de tortura hasta el punto de que al dictador se le conoce como el Pinochet africano. El centro de reclusión La Piscina, construido en el vaso de una piscina que fue techado con hormigón en el centro de Yamena, es un ejemplo de ello. Allí, en celdas de seis metros cuadrados en las que se hacinaban hasta treinta personas in apenas agua ni comida, los presos morían literalmente asfixiados en cuatro o cinco días. Sin embargo, el método de tortura más utilizado era el arbatachar, mediante el cual ataban los brazos y las piernas de la víctima por detrás de su cuerpo durante días, provocando pérdida de circulación sanguínea, parálisis y gangrena.

Tras ser derrocado en 1990, Habré huyó a Camerún y luego a Senegal, donde se instaló finalmente con el beneplácito del Gobierno senegalés. Las asociaciones de víctimas, con el apoyo de organismos internacionales, comenzaron entonces un largo calvario para intentar llevarle ante la Justicia, hasta ahora sin éxito. En el año 2000, un juez senegalés llegó a ponerle bajo arresto domiciliario, pero finalmente la Justicia de este país decidió que no era competente para juzgar a Habré y volvió a ponerlo en libertad.

Años después, en 2005, un juez belga dicta una orden de arresto internacional y la propia Unión Africana autoriza a Senegal a iniciar el procedimiento. Sin embargo, el entonces presidente senegalés, Abdoulaye Wade, no parecía muy decidido a impulsar este proceso y seguía dando largas. Ni siquiera la creación de una comisión de donantes para financiar el juicio, donantes entre los que se encuentra la Unión Europea y la Unión Africana, logra doblegar la negativa de Wade a juzgar a Habré. Los intentos por extraditarle a Bélgica siguen chocando con el rechazo de Dakar.

Hasta que en marzo de 2012 Wade es derrocado en las urnas y cede el sillón presidencial a Macky Sall, quien nombra al frente del Ministerio de Justicia a la economista y activista por los Derechos Humanos Aminata Touré. Hace ahora casi un año, el pasado 20 de julio, el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya vuelve a instar a Senegal a juzgar al dictador chadiano. Y el Gobierno senegalés responde con presteza: "Será juzgado antes de que acabe 2012".

El tiempo fue pasando y la maquinaria del Estado se puso en marcha. Dado el conflicto jurisdiccional, al tratarse de delitos cometidos en otro país, se hizo necesaria la creación, con el apoyo de la Unión Africana, de un tribunal especial, las Cámaras Africanas Extraordinarias, para poder procesar a Habré. La secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, dio un impulso al juicio mediante la donación de un millón de dólares. Sin embargo, terminó 2012 y el expresidente chadiano seguía llevando su vida tranquila en uno de los barrios más chic de Dakar.

Hasta que este domingo Habré ha sido detenido sin previo aviso y puesto bajo custodia, en lo que parece el comienzo de un proceso sin duda histórico. Por primera vez, un ex jefe de Estado africano va a ser juzgado en este mismo continente acusado de crímenes contra la Humanidad, crímenes de guerra y tortura. Aunque no trascendió de manera oficial, todo apunta a que este espinoso tema se abordó durante la entrevista que mantuvieron Macky Sall y el presidente de EEUU, Barack Obama, hace unos días en Dakar. De hecho, Obama escogió la capital senegalesa para reunirse con las autoridades judiciales de los países de África occidental, cita durante la cual el presidente estadounidense puso el acento en la necesidad de contar con una Justicia independiente.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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