El gobierno del DF no sabe si los 12 desaparecidos están vivos o muertos
La fiscalía de la capital mexicana ha tardado nueve días en aprobar la versión de las familias de la víctimas, que denunciaron desde el principio la desaparición de su gente en un céntrico bar
A la fiscalía de México DF le ha llevado nueve días confirmar el punto de partida del caso de inseguridad más enigmático en mucho tiempo en esta ciudad. La noche de este martes el gobierno del Distrito Federal ha confirmado que un grupo de personas desapareció misteriosamente de un after-hours del centro de la capital el domingo 26 de mayo por la mañana. Es decir: dio validez a la denuncia que los familiares de los desaparecidos han venido haciendo desde el primer día. El fiscal, Rodolfo Ríos, ha dicho que buscan a 12 personas (han sumado el caso de otra persona más; la mayoría de ellos son de Tepito, un barrio bronco de comerciantes ambulantes) y que tienen constancia de que “la mayoría” de ellos llegó en un coche y en un taxi a la discoteca, llamada After Heavens.
Lo que no saben, según la explicación del fiscal, es cómo salieron de ese lugar, factor clave de este caso que según pasan los días pone contra las cuerdas más y más al Gobierno local y que va minando la imagen que había de la capital mexicana como un fortín de seguridad en medio de un país azotado por la narcoviolencia. De momento han pasado nueve días y no hay pistas de qué ha ocurrido con los desaparecidos -siete hombres y cinco mujeres entre los 16 años y la treintena-: “No tenemos indicios de que estén con vida o de que estén sin vida”, dijo Ríos en una frase de sintaxis un tanto absurda que resume la confusión con la que se ha venido expresando hasta hoy la fiscalía.
La fiscalía ha arrestado a dos camareros y a una mujer para que presten declaración sobre el caso
Rodolfo Ríos se reunió este martes durante tres horas con las familias. “Se les brindó información, se aclararon dudas, les mostramos fotos del lugar de los hechos y de los supuestos vehículos que refirió ver el testigo”, explicó en una rueda de prensa. Esos vehículos a los que aludió son los que mencionó un joven que declaró ante la fiscalía en los primeros días del caso. Este testigo dijo que el dueño del local, sobre las 11.30 del domingo, forzó a los clientes a salir de la discoteca a toda prisa y que afuera los esperaban hombres armados y encapuchados que se los llevaron a la fuerza en tres furgonetas.
Las cámaras de seguridad de la zona captaron imágenes de furgonetas, pero la fiscalía todavía no ha podido confirmar si en esas furgonetas iban los 12 desaparecidos. Tampoco tienen constancia de que hubiera un grupo armado. Lo que sí han reconocido es que han perdido el rastro de ese testigo y que tampoco tienen idea de dónde puede estar el dueño del local, Ernesto Espinoza Lobo, también conocido como Polo o El Chaparro, un empresario al que se describe como una persona de poca estatura, siempre trajeado y con su cabello siempre engominado. En su bar, el After Heavens, un oscuro establecimiento que abría hasta bien entrada la tarde, desapareció otra persona hace dos años.
La novedad de la rueda de prensa fue el anuncio oficial de que hay tres personas arrestadas para que presten declaración: dos camareros y una mujer cuyo vínculo con la discoteca no fue esclarecido por el fiscal. Rodolfo Ríos también dijo que le dio cuenta a las familias de la existencia de 12 testimonios de gente que de una u otra manera podría aportar algo sobre lo sucedido. Precisó que entre esos 12 testimonios hay miembros de la policía del DF, pero se negó a detallar qué clase de testimonios son los demás.
La idea del DF como un fortín a salvo del crimen organizado se tambalea
El fiscal aseguró que por ahora tienen “todas las hipótesis abiertas”. Una de las que más ha sonado en los últimos días es la de que esta desaparición en grupo pueda ser una venganza por el asesinato el viernes 24 de mayo, dos días antes de los hechos del After Heavens, de un supuesto vendedor de droga en la discoteca Black de La Condesa, un barrio de clase media alta que está a menos de diez minutos en coche de ese after-hours, también muy céntrico, a unos pasos del Paseo de la Reforma, la avenida más refinada de la capital, orgullo turístico del DF. De dicha hipótesis el fiscal solo dijo que está entre sus líneas de investigación.
Lo que no logró aclarar es por qué la fiscalía comenzó las investigaciones el miércoles 1 de junio, cuatro días después de un hecho tan grave como es una desaparición colectiva. Ríos arguye que en los primeros días las declaraciones de los familiares les fueron llegando “de manera paulatina” y no de manera “conjunta”, y que por eso no arrancaron con la hipótesis de la desaparición grupal. La explicación se contradice con la versión de los familiares: ellos afirman que entre el domingo y el lunes todos habían hecho sus denuncias, y que todos ellos mencionaron lo mismo, que su gente había desaparecido en el After Heavens el domingo por la mañana.
En su comparecencia -llena de medios ansiosos por saber los avances de un caso que ahora mismo atrae todos los focos en México-, el fiscal reiteró su “compromiso” de seguir investigando, y dijo una vez más que en la capital de México no hay ni rastro de “delincuencia organizada”, idea que también subrayó horas antes, este mismo martes, el alcalde de la capital, Miguel Ángel Mancera. El jefe de gobierno reconoció que se trata de un caso “muy complicado” pero “focalizado”, es decir, aislado. El alcalde Mancera afirmó que la seguridad en el DF está “garantizada”, una tesis que se tambalea a medida que pasa el tiempo sin que el caso de los 12 desaparecidos llegue a buen puerto, o que al menos, para bien o para mal, llegue a algún puerto que no sea el de la brumosa espera de los últimos nueve días.
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