Bergoglio, en sus propias palabras
El papa Francisco ha denunciado el egoísmo político, el aborto, las desigualdades y la pobreza
Jorge Bergoglio nunca ha dejado indiferente a nadie en sus homilías y documentos. Aquí se transcriben algunos fragmentos de los mensajes del hoy papa Francisco:
» Documento Queremos ser nación, de agosto de 2001, en plena crisis económica argentina que desembocaría en el corralito. “Los obispos no pretendemos hacer un diagnóstico completo de la crisis argentina (…) pero sí señalar algunas de las enfermedades sociales más graves que padecemos, de reflejo político y económico, pero que tienen origen moral. La primera es el endiosamiento del Estado, que parece una especie de dios, que todo lo puede, al cual nada malo le podría pasar. Por lo tanto, se le puede pedir y exigir cualquier cosa. Ahora cunde la ideología contraria: el envilecimiento del Estado, propio del más crudo liberalismo. Alarmados por los peligros del estatismo, se procedió a vender las empresas del Estado, pero sin un diseño racional. No se tuvo suficientemente en cuenta que este es un instrumento creado para servir al bien común, y para ser el garante de la equidad y de la solidaridad del entramado social. Además, debemos reconocer otras dos enfermedades: la evasión de los impuestos, y el despilfarro de los dineros del Estado, que son dineros sudados por el pueblo. Ambas comprometen la equidad social y la justa distribución del ingreso”.
» Homilía en el Tedeum del 25 de mayo de 2004. “Una confusa cultura mediática mediocrizada nos mantiene en la perplejidad del caos y de la anomia, de la permanente confrontación interna, distraídos por la noticia espectacular para no ver nuestra incapacidad frente a los problemas cotidianos. Es el mundo de los falsos modelos y de los libretos. La opresión más sutil es entonces la opresión de la mentira y del ocultamiento, eso sí; a base de mucha información, información opaca y, por tal, equívoca. Curiosamente tenemos más información que nunca y, sin embargo, no sabemos qué pasa. Cercenada, deformada, reinterpretada, la sobreabundante información global empacha el alma con datos e imágenes, pero no hay profundidad en el saber (...) las izquierdas ateas y las derechas descreídas abroqueladas en sus seguridades marginales ajenas a todo sentir popular (...) Es la época del pensamiento débil (…) Prohibido pensar y crear. Prohibido el arrojo, el heroísmo y la santidad”.
» Mensaje del Miércoles de Ceniza. 25 de febrero 2009. “Hay algunos paisajes a los que nos terminamos acostumbrando de tanto verlos. El gran riesgo del acostumbramiento es la indiferencia: ya nada nos causa asombro, nos estremece, nos alegra, nos golpea, nos cuestiona. Algo así puede pasarnos con el triste paisaje que asoma cada vez con más fuerza en nuestras calles. Nos acostumbramos a ver hombres y mujeres de toda edad pidiendo o revolviendo la basura, a muchos ancianos durmiendo en las esquinas o en los umbrales de los negocios, a muchos chicos durante el invierno acostados sobre las rejillas de los tragaluces de los subtes para que les suba algo de calor. Con el acostumbramiento viene la indiferencia: no nos interesan sus vidas, sus historias, sus necesidades ni su futuro. Cuántas veces sus miradas reclamadoras nos hicieron bajar las nuestras para poder seguir de largo. Sin embargo, es el paisaje que nos rodea y nosotros, queramos verlo o no, formamos parte de él”.
» Las deudas sociales. Conferencia del 30 de septiembre de 2009. “No se trata solamente de un problema económico o estadístico. Es primariamente un problema moral que nos afecta en nuestra dignidad más esencial. La deuda social se compone de privaciones que ponen en grave riesgo el sostenimiento de la vida, la dignidad de las personas y las oportunidades de florecimiento humano. La justicia social prohíbe que una clase excluya a la otra en la participación de los beneficios, apunta al bien común, el cual en la actualidad consiste en la defensa de los derechos humanos, que según el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia constituyen una norma objetiva, fundamento del derecho positivo, y deben ser reconocidos, respetados y promovidos por la autoridad, por cuanto son anteriores al Estado e innatos a la persona”.
» Misa por la educación. 14 de abril de 2010. “Miramos a los chicos. Y el examen de conciencia nos tiene que llevar a la pregunta: estos chicos, que están llamados a ser educados en la esperanza, ¿saben recibir, los preparamos para recibir la semilla de la esperanza? Los preparamos para grandes horizontes o para el horizonte de la esquina en donde por unos pesos pueden comprarse la pasta base [de cocaína] o lo que sea. Esto sucede en esta ciudad y no solo en los barrios periféricos”.
» Declaración sobre la ley del matrimonio homosexual del 8 de julio de 2010. “No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios. No se trata de un mero proyecto legislativo (este es solo el instrumento) sino de una movida del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios. Aquí también está la envida del Demonio, por la que entró el pecado en el mundo, que arteramente pretende destruir la imagen de Dios: hombre y mujer que reciben el mandato de crecer, multiplicarse y dominar la tierra”.
» Misa por una sociedad sin esclavitud, 12 de julio de 2010. “Por eso digo que esta ciudad [Buenos Aires] es una fábrica de esclavos y picadora de carne; por eso digo que en esta ciudad se ofrecen sacrificios humanos en honor del bienestar de pocos que nunca dan la cara y que siempre salvan el pellejo. A finales del año pasado califiqué a la ciudad como coimera [sobornable], porque si no fuese así no se podrían encubrir estas mafias que sacrifican vidas humanas y que someten a la esclavitud, quitándoles la voluntad a sus hombres, sacrificando a sus hijos”.
» Misa por el trabajo esclavo. 27 de marzo de 2011. “La dignidad la tenemos por el trabajo, porque nos ganamos el pan, y eso nos hace mantener la frente alta. Pero cuando el trabajo no es lo primero sino que lo primero es la ganancia, la acumulación de dinero, ahí empieza una catarata descendente de degradación moral. Y termina esta catarata en la explotación de quien trabaja. Cuando se revierte el verdadero fin del trabajo, el centro del trabajo, que es la persona, empieza a crecer el afán de dinero insaciable”.
» Misa por las víctimas de la inseguridad. 5 de junio de 2011. “Para que tomemos conciencia de los cambios necesarios que la sociedad necesita y se termine con la trata de personas; para que todos los vecinos se unan, se solidaricen y se organicen de forma desinteresada por el bien de nuestros barrios; para que podamos escucharnos sin crispaciones y no tengamos miedo; para que tengamos fe en que algo se puede cambiar, y vencer la impunidad y la corrupción”.
» Misa sobre la tragedia ferroviaria ocurrida en el barrio porteño de Once el 22 de febrero de 2012. “Que no nos acostumbremos, Padre, a que para ganarse el pan haya que viajar como ganado. Que no nos acostumbremos, Padre, a que en esta ciudad no se llore nada, todo se arregla y todo se acomoda. Que no nos acostumbremos, Padre, a la mano fácil que se sacude y dice “Gracias a Dios a mí no me tocó”, y se aliena en otra cosa. Hoy la solidaridad es más, somos hermanos en el dolor”.
» Homilía en el Tedeum del 25 de mayo de 2012. Ningún sistema o ideología asegura por sí mismo este cuidadoso y justo trabajo político del bien de los otros, de todos nosotros. Para ello hace falta vivir el amor como don preciado e invocado, que inspira la ética y el sacrificio, la prudencia y la decisión (...) El vacío de amor, su vulgarización y bastardeo permanente, aun desde algunos discursos pseudorreligiosos, no solo nos deshumaniza sino que, por ende, nos despolitiza. Una política sin mística para los demás, sin pasión por el bien, termina siendo un racionalismo de la negociación o un devorarlo todo para permanecer por el solo goce del poder. Aquí no hay ética posible simplemente porque el otro no despierta interés”.
» Documento sobre la resolución para abortos no punibles en Buenos Aires del 10 de septiembre de 2012. “La biología manifiesta de modo contundente a través del ADN, con la secuenciación del genoma humano, que desde el momento de la concepción existe una nueva vida humana que ha de ser tutelada jurídicamente. El derecho a la vida es el derecho humano fundamental. El aborto nunca es una solución. Debemos escuchar, acompañar y comprender desde nuestro lugar a fin de salvar las dos vidas: respetar al ser humano más pequeño e indefenso, adoptar medidas que pueden preservar su vida, permitir su nacimiento y luego ser creativos en la búsqueda de caminos que lo lleven a su pleno desarrollo”.
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