La otra guerrilla de Colombia reclama con secuestros una negociación de paz
Con el secuestro de tres extranjeros, el ELN, la segunda banda armada de Colombia, intenta llamar la atención del Gobierno y la sociedad para no quedar al margen del proceso
Mientras el Gobierno de Juan Manuel Santos se concentra en Cuba en negociar la paz con la guerrilla de las FARC, la más antigua y conocida de América Latina, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la otra guerrilla colombiana, trata de llamar la atención. Para ello, recientemente secuestró a ocho personas en dos acciones, entre ellas a dos peruanos, dos alemanes y un canadiense. Estos tres últimos aún están en su poder.
El secuestro ha sido una práctica común de esta guerrilla, que se calcula tiene 1.500 hombres. Sin embargo, lo novedoso es que lo haya hecho público a través de comunicados. En uno calificaron a los alemanes de “espías” y en otro afirmaron que al canadiense, a los dos peruanos y a tres colombianos, les hicieron un juicio por pertenecer a una multinacional minera.
El presidente Santos y su ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, condenaron el hecho. Incluso, la Comisión Facilitadora para los Diálogos con el ELN, que se creó en 1999, reapareció para rechazar estos secuestros. “Entendemos que para que tengan cabida diálogos de paz entre el Gobierno y el ELN (…) deben cesar acciones que, como el secuestro, resultan incongruentes”.
El Ejército de Liberación Nacional de Colombia
El Ejército de Liberación Nacional de Colombia fue creado el 4 de julio de 1964.
Ideología: Mezcla de cristianismo, marxismo y nacionalismo radical.
Número de miembros: 1.500 guerrilleros según cifras oficiales. Entre 1995 y 2002, su fuerza se redujo en un tercio por la acción de las fuerzas de seguridad.
1995 fue el año en que cometieron más atentados. En 2000 intentaron presionar con acciones militares para que el Gobierno, que negociaba con las FARC, les otorgara una zona desmilitarizada.
Desde entonces los anuncios del ELN no han parado. Al tiempo en que se conocía que los alemanes habían sido secuestrados en noviembre pasado, la guerrilla anunció que habían liberado a cinco de los seis contratistas secuestrados en enero. La liberación se concretó gracias a la colaboración con el Gobierno del Comité Internacional de la Cruz Roja (CIRC), un acuerdo que incluyó la suspensión de operaciones militares.
Esta misma comisión es la que ahora ha sido autorizada por Santos, junto al CIRC, para lograr la liberación de los dos alemanes, tras recibir un mensaje de la guerrilla pidiendo la intermediación. El país espera la liberación en cualquier momento esta semana de los alemanes Uwe y Günther Otto Brauer, dos hermanos jubilados que vienen viajando por el mundo hace año y medio en un viejo vehículo y entraron en Colombia el 10 de octubre de 2012.
El grupo criminal publicita sus acciones, cosa que antes no hacía
La sorpresa para el país fue que no liberaron a todos. En otro comunicado, el ELN explicó que el canadiense Jernoc Wobert seguiría en su poder, lo que ha sido interpretado como una forma de rechazar la presencia de multinacionales mineras en el país, un sector clave para los planes económicos de Santos.
En el mismo comunicado enviaron una larga lista de exigencias al Gobierno, para terminar anunciando que seguirán “presionando para encontrar soluciones reales al conflicto interno” y que además se disponen “a dialogar con el Estado para construir soluciones no militares”.
Para Luis Celis, analista de la Corporación Nuevo Arco Iris, estos secuestros “serían una forma de hacerse visibles, de decir aquí estamos y de presionar [un posible diálogo de paz]. Pero es un camino complicado porque el repudio de la sociedad al secuestro es enorme”, dijo.
Las especulaciones sobre la posibilidad de una mesa de negociación con esta guerrilla han aumentado en la última semana. Incluso, el diario El Espectador aseguró que el Gobierno pronto anunciaría el inicio de los diálogos y que el único retraso serían los secuestros.
En los comunicados se ofrecen una y otra vez a dialogar con el Gobierno
Sin embargo, nada se ha confirmado. Lo último que el presidente Santos ha dicho es que ante cualquier negociación lo primero es la discreción. “Si el ELN quiere algún tipo de acercamiento tiene que respetar ese principio. En su debido momento le responderemos por los canales adecuados”, dijo en noviembre, en respuesta a una carta del ELN en la que informaba la conformación de una delegación para un “diálogo exploratorio”.
El ELN tiene una larga tradición de diálogos de paz y ha expresado en varias ocasiones su disposición a iniciar uno nuevo con el Gobierno. Lo hizo antes de llegar Santos al poder y durante la presidencia de Álvaro Uribe.
Por eso, para algunos analistas como Carlos Velandia, ex guerrillero de ese grupo y facilitador en procesos anteriores, sorprende la indecisión de Santos para iniciar un proceso de paz. “Pareciera que se fuera a repetir exactamente el mismo esquema que aplicó el expresidente [Andrés] Pastrana de negociar con la organización más fuerte [las FARC] y dejar a un lado a la más pequeña”, señaló.
Para Velandia, lo deseable es que “a la mayor brevedad” se pueda iniciar un diálogo ordenado y sistematizado en una mesa propia. “Quizás, más adelante, el ELN pueda aplazar el diálogo con otro gobierno y así lo ha dicho recientemente Gabino [su máximo líder]”, señaló el ex guerrillero.
Otra posición tiene María Victoria Llorente, directora de Ideas para la Paz, quien cree que es un error iniciar un diálogo con el ELN a la par con el de las FARC. “Enredaría la negociación porque las agendas son distintas. El ELN no puede pretender equipararse con las FARC. Tienen que tener un principio de realidad de su situación”, explicó.
A lo que se le podría sumar la ambiciosa agenda de esta guerrilla. “El ELN aspira a [negociar] muchos temas y el primero sería la discusión del tema minero-energético, lo que lo aleja del gobierno Santos”, opina Luis Celis.
Desde el anuncio de los diálogos con las FARC, varios sectores de la sociedad civil han pedido anexar al ELN a la negociación con esa guerrilla en Cuba, que ya cumple cuatro meses.
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