Castro, a la cabeza de Latinoamérica
El líder cubano asume la presidencia de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe
El mandatario cubano, Raúl Castro, asumió ayer en Santiago de Chile la presidencia de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (CELAC), el único organismo que reúne a los países latinoamericanos sin la presencia de una potencia extrarregional y que tiene entre sus objetivos oficiales el de promover la democracia.
El líder de Cuba recibió la presidencia de este foro de integración de manos del jefe de Estado chileno, el derechista Sebastián Piñera, y será el portavoz oficial del organismo durante los próximos 12 meses. Entre sus funciones estarán las negociaciones políticas y comerciales con la Unión Europea y otros bloques. “No se preocupen, que yo solamente voy a estar un año”, señaló en broma el líder cubano de 81 años al asumir el cargo durante el cierre de la primera cumbre CELAC.
Raúl Castro afirmó que se compromete a “trabajar a favor de la paz, la justicia, el desarrollo y entendimiento entre todos nuestros pueblos”. “Actuaremos con total apego al derecho internacional, a la Carta de las Naciones Unidas y los principios fundamentales que rigen el desarrollo de las relaciones entre las naciones”, señaló el presidente cubano que en 2014 liderará el segundo encuentro de CELAC en La Habana.
La asociación nació en Caracas a fines de 2011 de la mano del presidente de Venezuela, Hugo Chávez. El mandatario pretendía reemplazar a la Organización de Estados Americanos (OEA) por considerarla un “instrumento” de Estados Unidos, pero finalmente ambos organismos funcionan de forma paralela. No tiene presupuesto, sede, personal ni tratado y en su documento fundacional los países miembros se comprometieron a “reafirmar que la preservación de la democracia y de los valores democráticos, la vigencia de las instituciones y el Estado de derecho” y los derechos humanos “son objetivos esenciales”.
La llegada de Castro a la presidencia de CELAC ha generado polémica regionalmente porque, en opinión de los críticos del régimen cubano, legitima el statu quo en la isla y aniquila los incentivos para que el castrismo transite hacia un régimen democrático con amplio ejercicio de las libertades públicas. “Cuesta tomar en serio a una asociación de Estados regional presidida por Cuba cuya razón de ser es reunirse una vez al año sin Estados Unidos ni Canadá”, señaló el director de la División de las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco.
Los 33 integrantes del organismo tienen diferencias ideológicas innegables y la distancia quedó demostrada en el encuentro de Santiago. El fin de semana, durante la reunión de la CELAC con la UE, un grupo de países se opuso a que la declaración oficial incluyera el compromiso de los países latinoamericanos a garantizar certidumbres legales como solicitaban los europeos: Bolivia, Cuba, Ecuador, Venezuela y Argentina. El texto finalmente incluyó “la importancia de un marco normativo estable y transparente que proporcione seguridad a los inversionistas”, aunque reconoció “el derecho soberano de los Estados a regular”.
Las nacionalizaciones de empresas europeas en Latinoamérica han marcado las relaciones comerciales de las dos regiones en los últimos años. En mayo de 2012, por ejemplo, el Gobierno argentino expropió el 51% de la española Repsol en la petrolera estatal YPF.
Pese a la distancia entre el bloque bolivariano y Gobiernos como Chile, México y Colombia, los líderes regionales privilegiaron los temas de unidad durante la cumbre. El chileno Piñera, al entregar el mando a Castro, le recordó sutilmente que “dentro de los objetivos de esta presidencia y de esta mesa está mantener la unidad, promover el entendimiento, defender las democracias y las libertades”.
El presidente boliviano, Evo Morales, aprovechó la cita para solicitar a Chile una salida soberana al mar. El vicepresidente venezolano, Nicolás Maduro, leyó una carta de Hugo Chávez durante la reunión plenaria donde el mandatario informa de que se encuentra batallando por su salud en Cuba y entrega un fuerte gesto de apoyo a los Gobiernos de Raúl Castro y de Cristina Fernández: “La justicia está incontestablemente de lado de Cuba y de Argentina; si somos una nación de repúblicas nuestra soberanía es la de toda la patria grande y debemos hacerla respetar”.
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