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Rousseff se inspira en China para mejorar la economía brasileña

La presidenta quiere que la segunda mitad de su mandato se caracterice por la eficiencia y los objetivos concretos

Juan Arias
Dilma Rousseff durante un desayuno con periodistas para hablar sobre su segundo año de Gobierno el pasado 27 de diciembre
Dilma Rousseff durante un desayuno con periodistas para hablar sobre su segundo año de Gobierno el pasado 27 de diciembreFERNANDO BIZERRA JR (EFE)

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, prepara para la segunda mitad de su mandato un nuevo plan económico inspirado en los planes quinquenales de China, bajo los principios de la eficiencia de la empresa privada.

La mandataria pretende con el nuevo plan económico plantar cara a la oposición, que intenta impugnar su fama de buena gestora, que era su tarjeta de visita.

La que fuera ministra de Minas y Energía del primer Gobierno de Lula da Silva y ministra de Presidencia ( Casa Civil) en su segundo mandato pertenece al grupo de esos pocos líderes que ven la política proyectada a largo plazo y no sólo bajo el prisma estrecho de las inmediatas exigencias electorales.

De ahí que, como informa este sábado el diario O Globo en su sección de Economía, Rousseff tiene la idea de crear un sistema semejante al que existe en las grandes empresas privadas, caracterizado por la eficiencia, pero con la visión a largo plazo de los planes quinquenales chinos.

La presidenta es consciente de que los dos primeros años de su gestión no han dado los resultados deseados. El crecimiento del PIB de 2012, que se prevé inferior al 1%, será, por primera vez, el peor de toda América del Sur. Los resultados de la balanza comercial han sido también los peores de los 10 últimos años. De los 46 proyectos de su programa electoral, sólo 22 están funcionando bien; los 24 restantes van a ritmo lento. Y de las 10 promesas electorales en el campo social presentadas como las más importantes para su mandato, la mayoría se ha quedado por ahora en el tintero.

Rousseff, que tiene casi asegurada su reelección gracias a sus conquistas en la lucha contra la miseria y por su severidad contra la corrupción política, pretende poner remedio a estos malos resultados en los dos próximos años con un rígido control de todos los ministerios a los que exigirá resultados, en la línea de las empresas privadas, con plazos fijos.

Pretende también controlar el comportamiento de los funcionarios de las áreas de sanidad y de enseñanza, las más atrasadas, sirviéndose incluso de las grabaciones de las cámaras de televisión instaladas en los centros públicos. Supervisará los gastos de los recursos del Estado en hospitales y centros de enseñanza, así como los destinados a aliviar las catástrofes naturales.

Los asesores de la presidenta afirman la irritación de ésta al enterarse de que las autoridades del Estado de Río han dejado desalojadas estos días a 200.000 personas, víctimas de las inundaciones, por haber gastado sólo el 30% de lo que habían recibido para prevenir las catástrofes producidas por las lluvias, tras el drama que vivieron el año pasado ciudades de turismo internacional como Teresopolis o Friburgo con cientos de muertos.

Todo hace pensar que los dos próximos años- con el Campeonato Mundial de Fútbol de 2014, las nuevas presidenciales de 2016 y los Juegos Olímpicos de Río-, van a ser muy agitados políticamente, especialmente para el partido del Gobierno, el PT, que llega a la cita presidencial desangrado por el escándalo del mensalão, que ha condenado a penas de cárcel a varios de sus antiguos líderes, excompañeros de Gobierno y de partido del expresidente Lula, acusados de corrupción.

La incógnita es si la oposición sabrá estar a la altura y si será capaz de presentar ideas alternativas a las del actual Gobierno del PT que lleva 10 años en el poder y, a pesar de sus bajas, sigue siendo el partido mejor estructurado y dinámico en sus bases.

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