Las rutas del arsenal de Hamás
La principal vía de suministro pasa por Yemen, Sudán y Egipto Un líder iraní presume de la ayuda militar a Gaza
La mañana del 24 de febrero de 2009, las autoridades sudanesas convocaron de urgencia a un responsable de la Embajada estadounidense en Jartum. Según relata un cable de la diplomacia estadounidense, el Gobierno local recriminaba a Washington dos bombardeos perpetrados en esas semanas, en los que fallecieron 88 personas y fueron destruidos 31 vehículos agrupados en dos caravanas. “Asumimos que fueron vuestros aviones”, le espetó un dirigente sudanés al diplomático estadounidense.
Los sudaneses se equivocaban. Los bombardeos, como aclaran cables posteriores, los llevaron a cabo las fuerzas israelíes. Su objetivo: frenar el floreciente abastecimiento de armas a la franja de Gaza en la ruta Irán-Yemen-Sudán-Egipto-Gaza. Episodios similares se han reproducido también en los últimos años, por ejemplo en abril de 2011, o el pasado mes de octubre, cuando una explosión misteriosa golpeó una fábrica de armas en Jartum.
Estos episodios arrojan luz sobre la red de suministros a Hamás, un aspecto central para la comprensión del conflicto y de las negociaciones. Uno de los principales intereses de Israel es frenar ese tráfico que da músculo a Hamás; Egipto, por su parte, juega hábil y veladamente con sus esfuerzos de vigilancia.
El caótico Yemen es un ideal mercado negro de armas y, con Sudán, excelente punto de paso para eventuales envíos iraníes. El presidente del Parlamento iraní, Ali Lariyani, presumió ayer de la “ayuda militar” que su país ofrece a Hamás. “Estamos orgullosos de que nuestra ayuda sea a la vez económica y militar”, dijo, sin especificar qué tipo de material ha sido abastecido. Muchos analistas coinciden en que Hamás dispone de los cohetes Fajr 5, de fabricación iraní, y con un alcance de hasta 75 kilómetros. También, según los expertos, dispone de diversas variantes de los Grad.
Los cables de EE UU muestran en el detalle la gran frustración israelí ante la pasividad de Sudán y, sobre todo, Egipto; la presión de Washington sobre Yemen para obtener permiso para sobrevolar sus aguas territoriales con aviones no tripulados, e incrementar así la capacidad de interceptar los cargamentos en el Mar Rojo; y la intensa actividad de construcción de túneles entre el Sinaí y la Franja, el último tramo de la ruta: 970 entre 2005 y 2009, según admitió Omar Suleimán, entonces jefe de los servicios secretos egipcios. Este cuadro se ha complicado con el ascenso al poder en Egipto de los Hermanos Musulmanes, mucho más próximos a Hamás que el régimen de Mubarak.
No es un caso que Ahmed Yabari, el comandante militar de Hamás cuyo asesinato ha desatado la actual escalada de violencia, fuese precisamente un hombre clave en ese flujo de armas.
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