Un monumento a las víctimas de la guerra al narcotráfico crea discordia en México
Calderón impulsa la construcción en un terreno militar de una obra consagrada a los muertos El Movimiento por la Paz se opone a honrar a los fallecidos en un lugar que ha usado el Ejército
Después de seis años de violencia y sin visos de que pare la sangría, Felipe Calderón, el presidente que declaró la guerra al narco en México, ha impulsado un monumento a las víctimas que inaugurará en otoño, días antes de terminar su mandato. Si su decisión de combatir al crimen organizado sacando al Ejército a las calles ha sido denostada, su manera de honrar a los muertos tampoco convence. Entre otras cosas, porque la obra se levantará en un terreno de uso militar, lo que para algunos familiares simboliza, más que una catarsis del dolor, una reafirmación de uno de los factores del origen de la tragedia.
“A mi no me interesa que el nombre de mi hijo esté en un campo militar. A él lo asesinaron soldados criminales”. Desde Monterrey, el doctor Otilio Cantú da por teléfono su opinión del monumento. Su hijo Jorge fue asesinado en la madrugada del 18 de abril de 2011 cuando iba a solas en coche hacia el trabajo. Tenía 29 años. Le dieron 20 tiros en el cuerpo. “Y cuando ya ni podía defenderse todavía le pusieron cuatro o cinco balazos en la cara”, dice su padre, que exigió ver el cadáver. Más de un año después, las autoridades han reconocido que Jorge Cantú fue acribillado sin motivo alguno, y el doctor sigue esperando a que juzguen a siete soldados imputados que están en una prisión militar.
Las denuncias por supuestos abusos de los derechos humanos por parte de soldados han crecido exponencialmente a medida que ha transcurrido la guerra al narco. La Comisión Nacional de Derechos Humanos refirió 336 denuncias en 2006, primer año del mandato, y 1.666 (el máximo en la legislatura) en 2011.
El lunes 30 de julio se anunció qué arquitecto haría el monumento y se publicaron imágenes del aspecto que tendrá: una sucesión de grandes láminas de acero con espejos. A los dos días, el Movimiento por la Paz, la asociación de víctimas más notoria de México, se opuso al proyecto en una rueda de prensa. Allí habló María Herrera, que tiene cuatro hijos desaparecidos sin rastro: “Este monumento no representa nuestro dolor”.
Además de repudiar el lugar donde se instalará la obra, el Movimiento por la Paz acusa a Calderón de deformar la idea del monumento que esbozaron juntos en junio de 2011. Su líder, el poeta Javier Sicilia, ha dicho a este diario que el presidente ha “traicionado” su supuesto compromiso de promover un proceso social que llevase a “rescatar el nombre de los muertos” y que expusiese el dolor de los familiares en encuentros con artistas –y en el que el monumento fuese una síntesis de toda esa tarea–. Finalmente no habrá ningún proceso público colectivo, solo un monumento.
Javier Sicilia define metafóricamente el monumento como
Sicilia define metafóricamente la obra como una “fosa común” porque no viene acompañado de una labor de registro de víctimas. La cifra de muertos desde 2006 es incierta: el Gobierno reconoce más de 50.000 fallecidos; el Movimiento por la Paz habla de unos 70.000, además de 20.000 desaparecidos. Muchos cadáveres ni siquiera se han logrado identificar. Según Emilio Álvarez Icaza, un líder de esta ONG que acaba de ser nombrado jefe del área de derechos humanos de la Organización de Estados Americanos, “México, hoy por hoy, puede informar con más certeza de lo que ha pasado con un auto robado que de una persona desaparecida”.
El monumento se instalará en una esquina del campo militar –una parte que dejará de estar vallada y que ya ha sido reasignada para uso público–. La zona forma parte del Bosque de Chapultepec, núcleo verde de Ciudad de México, pero está en un borde marginal de este espacio, aislada entre dos avenidas cargadas de tráfico. El secretario técnico del concurso organizado para elegir el proyecto del monumento, Luis Enrique López Cardiel, describe el solar donde se honrará a las víctimas como “una especie de nudo semidesértico”, aunque confía en que la reforma de la zona lo convierta en un espacio de referencia.
El área militar, donde hay un extenso campo de polo, se llama Campo Marte. Sicilia ha recordado que “Marte es el dios de la guerra”. La líder de Alto al Secuestro, Isabel Miranda de Wallace, considera que “Javier, como es tan poeta, siempre le encuentra el simbolismo a las cosas”. Su asociación, a diferencia de Movimiento por la Paz, participará hasta el final en el proyecto del monumento. No le importa que se haga en un lugar usado hasta ahora por el Ejército: “También han muerto militares", dice Wallace.
Calderón inaugurará el monumento en vísperas de dejar la presidencia
La obra debe estar lista a finales de noviembre. Calderón dejará la presidencia el 1 de diciembre. “El presidente cortará una cintita, el siguiente presidente ninguneará el memorial y esto quedará abandonado”, pronostica el arquitecto catalán Miquel Adrià, director de la revista mexicana Arquine y colaborador del Movimiento por la Paz en la primera etapa de planificación del monumento, hasta que esta asociación se desligó. Adrià considera que un símbolo de este tipo no es nada sin la participación de la sociedad: “Un memorial solo tiene valor en la medida en que tiene significado”.
El doctor Cantú no quiere ningún monumento más que el que tiene. Allí donde mataron a su hijo, en una acera de la calle Puerto de San Blas de Monterrey, ha puesto una placa de granito que visita cada 18 de abril y cuya leyenda recita de memoria por teléfono: "Te fuiste con el silencio en tus labios, sin poder decir adiós, se cerraron tus ojos y se apagó tu sonrisa, sin embargo, en tu corto camino ha quedado tu huella para siempre por tu vida ejemplar y tus acciones".
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