El arduo camino hacia la universidad

Varios días, varias horas de examen cuyo resultado marcará la entrada o no a la universidad, así como los estudios universitarios a los que se acceda. Los alumnos de buena parte de los países europeos se enfrentan a este trance al final de su adolescencia. Los estudiantes de Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia, Polonia y España comparten esta angustia, aunque las pruebas a las que se someten son en algunos puntos diferentes.

Los comentarios de texto son comunes, España y Francia añaden, además, un apartado de disertación o escrito argumentativo en el que los alumnos tienen que defender su postura con su propia experiencia y buena pluma. El examen español pedía el pasado 2011 un texto sobre la lectura como estímulo de la imaginación, mientras que los franceses tuvieron que responder a si en el teatro el papel del director podía ser más importante que el del autor.

En las matemáticas surgen las mayores diferencias. España e Italia recurren a la resolución de fórmulas, mientras que Francia o Polonia prefieren los casos prácticos. En Alemania, las materia se divide en tres bloques de preguntas: análisis, estocástica -teoría estadística- y geometría. Para evaluar los conocimientos de Historia, Alemania, Gran Bretaña, Polonia, Francia optan por la elección de uno entre varios temas. España, sin embargo, exige contestar a tres de cinco cuestiones y un análisis de texto.

Sea tipo test, preguntas de respuesta corta o desarrollar, la nota obtenida en el examen contará en un porcentaje variable entre países para acceder a unos u otros estudios universitarios. En España, el Ministerio de Educación planea revisar los contenidos de esta prueba, porque considera que no cumple bien con sus funciones de comprobar unos mínimos para los alumnos y ordenar su entrada en estudios superiores.