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El Papa sugiere que el embargo de EE UU agrava la falta de libertad en Cuba

Fidel Castro recibe al Papa en La Habana tras una misa multitudinaria

Benedicto XVI durante la reunión que ha mantenido con Fidel Castro.
Benedicto XVI durante la reunión que ha mantenido con Fidel Castro.OSSERVATORE ROMANO

Benedicto XVI ha concluido este miércoles su visita a Cuba para regresar a Roma. Antes de partir, en su discurso de despedida en el aeropuerto de La Habana, el Papa reclamó que nadie se vea impedido en el país por la limitación de sus libertades fundamentales y abogó por "cimentar una sociedad de amplios horizontes, renovada y reconciliada".

Esta situación, prosiguió Joseph Ratzinger, "se ve agravada cuando medidas económicas restrictivas impuestas desde fuera del país pesan negativamente sobre la población", en una clara condena al bloqueo que Estados Unidos ejerce sobre Cuba desde hace más de 50 años.

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El pontífice reafirmó su mensaje de reconciliación al pedir que "Cuba sea la casa de todos y para todos los cubanos, donde convivan la justicia y la libertad". "El respeto y cultivo de la libertad que late en el corazón de todo hombre es imprescindible para responder adecuadamente a las exigencias fundamentales de su dignidad, y construir así una sociedad en la que cada uno se sienta protagonista indispensable del futuro de su vida, su familia y su patria", recalcó el papa.

También apremió a desterrar, en la convivencia nacional e internacional, "posiciones inamovibles y los puntos de vista unilaterales que tienden a hacer más arduo el entendimiento e ineficaz el esfuerzo de colaboración".

Por contra, animó al "diálogo paciente y sincero" para solucionar discrepancias y dificultades. La ceremonia de despedida de Benedicto XVI tuvo que celebrarse en el interior del aeropuerto de La Habana y con algo de retraso debido a la lluvia que caía sobre la capital cubana.

Benedicto XVI celebra una misa multitudinaria en la Plaza de la Revolución de La Habana.

Durante la homilía de la misa celebrada en la plaza de la Revolución, Benedicto XVI recalcó ante medio millón de personas que "Cuba y el mundo necesitan cambios", pero que estos solo se darán "si cada uno está en condiciones de preguntarse por la verdad y se decide a tomar el camino del amor, sembrando reconciliación y fraternidad". Al término de la misa fue recibido por Fidel Castro, que hace 14 años acogió a Juan Pablo II.

Benedicto XVI ha exigido el derecho a la libertad religiosa y ha afirmado que cuando la Iglesia pide que se respete "no está reclamando privilegio alguno, pretende ser sólo fiel al mandato de Cristo, sabedora de que donde Cristo se hace presente el hombre crece en humanidad y encuentra su consistencia".

Intensa jornada de reuniones

Fidel Castro adelantó su reunión con Benedicto XVI el martes en Cuba (de madrugada en la Península) a través de un artículo de opinión en la web oficial Cubadebate. "Gustosamente saludaré mañana miércoles a Su Excelencia el Papa Benedicto XVI", escribió Castro, "como lo hice con Juan Pablo II, un hombre a quien el contacto con los niños y los ciudadanos humildes del pueblo suscitaba, invariablemente, sentimientos de afecto".

El exlíder del régimen cubano, de 85 años, ahora en segundo plano por problemas de salud, anunció de esta manera su cita con el Papa, de 84 años, al final de un texto que comienza con referencias a los problemas actuales del mundo y luego liga con una reflexión sobre las coincidencias entre "los marxistas y los cristianos sinceros".

El Papa Benedicto ha cerrado este miércoles su gira -que lo llevó primero a México y después a Cuba- con el esperado encuentro con Fidel Castro y con una misa en la Plaza de la Revolución, en cuyo palacio fue recibido ayer por la cúpula castrista, con el presidente Raúl Castro (de 81 años y hermano menor de Fidel) a la cabeza. El encuentro en el Palacio de la Revolución entre el pontífice y Raúl Castro duró unos 40 minutos. Ambos estuvieron acompañados por un intérprete. Al final, el Papa saludó a la familia del presidente.

El papa Benedicto XVI y el presidente cubano, Raúl Castro ayer.
El papa Benedicto XVI y el presidente cubano, Raúl Castro ayer.ADALBERTO ROQUE (EFE)

De acuerdo con el programa oficial de la visita, el encuentro entre Raúl Castro y Benedicto XVI respondía, desde un punto de vista diplomático, al hecho de que el Papa detenta el título de jefe del Estado Vaticano, por lo que su presencia en Cuba, además de tener una función apostólica, también se considera como una "visita de cortesía" del cargo más alto de un país extranjero.

Según el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, la reunión fue especialmente larga para lo que acostumbra el Papa en sus rutas. El funcionario aseguró que el tema central de conversación fue el papel de la Iglesia en Cuba. Benedicto XVI le transmitió a Castro su esperanza de que su institución religiosa pueda contribuir al desarrollo del país. En lo que toca a este ámbito, trascendió el detalle de que el pontífice pidió al líder cubano que hiciese festivo el Viernes Santo, como hizo con éxito Juan Pablo II con Fidel Castro con respecto al día de Navidad cuando visitó la isla en 1998.

Lombardi también confirmó que no se mencionó el asunto de la oposición y de la falta de libertades políticas. De acuerdo con el portavoz, el Papa "está bien informado" sobre esto, y si no pudo contactar con este sector social fue, fundamentalmente, porque no hubo tiempo para ello.

Dentro de este esquema de relaciones interestatales -no confesionales- el secretario de Estado de la Santa Sede (o primer ministro), Tarcisio Bertone, se reunió en una sala anexa con el primer vicepresidente de Cuba, José Ramón Machado Ventura (número dos del Gobierno cubano), y con el canciller de la isla, Bruno Rodríguez. Por parte de la Santa Sede acompañaron a Bertone el Sustituto de la Secretaría de Estado (número tres del Vaticano), Ángelo Becciu, el secretario para las Relaciones con los Estados (ministro de Exteriores), Dominique Mamberti, y el nuncio apostólico en Cuba, Bruno Musaro. También estuvo presente el cardenal español Antonio Cañizares.

Tras las conversaciones, hubo un intercambio de regalos. En concreto, el pontífice obsequió a Raúl Castro con un facsímil de la Geographia de Claudi Tolomeo. Se trata de la copia de un pergamino de los años 1460-1470 que reproduce el manuscrito Urbinate latino que se encuentra en la Biblioteca Apostólica Vaticana, y que contiene la versión latina de la Geographia de Tolomeo, del siglo II después de Cristo.

Cuando se acabó la audiencia, Raúl Castro y el Papa salieron a la puerta del Palacio de la Revolución y el gobernante cubano le enseño a su huésped algunas cosas de la plaza, como el monumento al hérore de la Independencia de Cuba, José Martí, o la efigie a tamaño gigante del Che Guevara.

Reunión cordial con Fidel Castro

Benedicto XVI y Fidel Castro se reunieron este miércoles en un ambiente de cordialidad, según informa EFE, donde el exmandatario cubano formuló muchas preguntas, entre ellas: "¿Qué es lo que hace un papa, cuál es su misión?"

El encuentro entre el papa Ratzinger y Castro se produjo en la Nunciatura Apostólica (embajada de la Santa Sede) tras la misa que ofició el Pontífice en la plaza de la Revolución, informó el portavoz vaticano, Federico Lombardi.

El coloquio se desarrolló en un ambiente cordial y el papa y Castro charlaron muy animadamente durante 30 minutos, señaló Lombardi, que precisó que el comandante tenía mucho interés en conocer el pensamiento de Ratzinger sobre diferentes aspectos y le hizo numerosas preguntas.

En un momento de la reunión se produjo una broma que demostró, según Lombardi, la cordialidad de la cita. Fue cuando Castro se refirió con sorna a las edades de ambos. El papa tiene casi 85 años y él es un año mayor. Benedicto XVI, sonriendo, le dijo: "Sí, soy un anciano, pero todavía sigo haciendo mi deber".

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