_
_
_
_
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Escepticismo y suspicacia

Estos repentinos propósitos de reconciliación de las FARC chocan con el incremento de atentados con explosivos desde comienzos de año

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se descolgaron ayer con un anuncio, en teoría, importante: además de liberar a los diez miembros de las fuerzas de seguridad que les quedan en su poder, se comprometen a poner fin a los secuestros extorsivos de civiles (“retenciones de personas con fines financieros”, dicen ellos sin pudor). Todo ello como gesto inequívoco de su grandeza y su disposición al diálogo.

Más información
La guerrilla de las FARC dice que pone fin a los secuestros y libera a sus rehenes
Muere en combate un guerrillero de las FARC que causó la muerte de 119 civiles
Ofensiva terrorista en Colombia
Las FARC proponen al presidente de Colombia una negociación “sin mentiras”
Millones de colombianos exigen la disolución de la guerrilla de las FARC

Pasado el primer impacto del titular, conviene sin embargo armarse de escepticismo y suspicacia.

Estos repentinos propósitos de reconciliación de las FARC chocan con el incremento de atentados con explosivos desde comienzos de año. El comunicado, además, coincide con una ofensiva del Ejército en la frontera con Venezuela, en la zona donde se mueve Rodrigo Londoño, Timochenko, el jefe de la guerrilla.

No nos engañemos: los secuestros ya no eran un buen negocio para las FARC. El grupo armado clasificaba a sus cautivos en dos categorías: los “civiles”, con los que se financiaba, y los “canjeables” —políticos y miembros de las fuerzas de seguridad—, con los que pretendía negociar la excarcelación de guerrilleros. Los sucesivos golpes del Ejército colombiano, como el rescate de Ingrid Betancourt en el verano de 2008, habían dejado a las FARC sin rehenes emblemáticos. Y la captura de civiles tampoco les aportaba demasiado a sus arcas, frente a otras vías de financiación mucho más rentables, como el tráfico de cocaína.

Hay otras razones para la desconfianza: el cumplimiento de la palabra dada nunca ha sido la marca de las FARC. Los cuantiosos documentos incautados en los últimos años han sacado a la luz las patrañas que la guerrilla inventaba para disfrazar sus actos, desde el asesinato de secuestrados a los atentados más salvajes, como la bomba que causó 36 muertos en Bogotá en 2003. Tampoco se olvida cómo las FARC aprovecharon la tregua abierta con las negociaciones de paz en el Caguán (1998-2002) para hacer acopio de armas y cautivos.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Las FARC ya han intentado antes utilizar las liberaciones de rehenes como instrumento de propaganda. Que en el nuevo comunicado expresen su “admiración” a las familias de los soldados y policías retenidos (encadenados y en condiciones infames) es otra muestra de un cinismo estremecedor.

El presidente, Juan Manuel Santos, dice que el anuncio no es suficiente. Después de cinco décadas de sangre, lo que él y los colombianos exigen a las FARC es que entreguen las armas y dejen de someter al país al chantaje permanente e inútil del terrorismo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_