Las FARC proponen al presidente de Colombia una negociación “sin mentiras”
El jefe de la guerrilla colombiana afirma estar dispuesto a conversar "de cara al país" para poner fin a un conflicto armado que cumple medio siglo
Rodrigo Londoño Echeverri, alias Timochenko o Timoleón Jimenez, máximo jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionaras de Colombia (FARC), le ha escrito una carta al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, en la que lo invita a conversar “de cara al país” y “sin mentiras” para buscar una salida negociada al conflicto armado que cumple medio siglo.
Fiel al ideario de las FARC de no reconocer ninguna culpabilidad en el desangre que vive el país, la misiva vuelve a marcar algunas diferencias con su antecesor Alfonso Cano, en particular las constantes alusiones religiosas para sostener sus argumentos. Habla de Dios, del Génesis, del paraíso. Referencias por lo menos inusuales en los que han sido los líderes de este movimiento, marxistas de corte estalinista.
En el texto que firma como Timoleón Jiménez, comandante de Estado Mayor Central de las FARC, invita al Gobierno a “retomar la agenda que quedó pendiendo en El Caguán”. Entre 1998 y 2002 en esta área del sur del país se realizaron unos frustrados diálogos entre el entonces presidente Andrés Pastrana y las FARC que para la época contaba con toda su cúpula intacta: Manuel Marulanda, Cano, Mono Jojoy y Raúl Reyes, hoy todos muertos. En aquel momento las FARC exigieron como condición una zona desmilitarizada de 42 mil kilómetros cuadrados.
En el imaginario de la mayoría de colombianos esa experiencia no puede repetirse. Incluso hasta quienes impulsan una salida negociada reconocen que debe hacerse sin un Caguán.
Cerca de una tregua
Timochenko no habla en su carta de un espacio geográfico sino de retomar la agenda en la que avanzaban las partes. Un miembro del equipo negociador del Gobierno de Pastrana recuerda que en aquel momento incluso se estaba cerca de firmar una tregua.
El número uno de las FARC le recuerda a Santos que él formó parte de ese gobierno y que se negó a abordar la agenda “diez años atrás, condenándonos a todos a esta troya sangrienta”.
Timochenko habla de “una hipotética mesa de conversaciones” en la que se abordarían diversos temas: “privatizaciones, la desregulación, la libertad absoluta de comercio e inversión, la depredación ambiental, la democracia de mercado y la doctrina militar”. Sentencia que “este conflicto no tendrá solución mientras no sean atendidas nuestras voces”.
En ocasiones recientes, Santos ha declarado que el Estado colombiano está abierto a hacer diálogos con los grupos armados al margen de la ley que demuestren la disposición de querer llegar a la paz. “El Estado colombiano está dispuesto a abrir esa puerta de un posible diálogo siempre y cuando —y esto no lo hemos visto hasta ahora— den la demostración más que fehaciente de que quieren algún tipo de acuerdo”. Para el Gobierno es una prioridad la liberación inmediata de todos los secuestrados, el fin de las emboscadas y el cese absoluto de ataques contra la población civil.
El problema es que mientras Timochenko escribe, sus hombres que diversos analistas cifran entre 8.000 y 10.000— siguen disparando. De hecho en estos primeros días del año se han presentado violentos ataques en los que han muerto una veintena de personas. El más grave hasta ahora ocurrió el 4 de enero en el corregimiento de San Joaquín en el Tambo Cauca donde 60 viviendas fueron averiadas y cinco edificaciones totalmente destruidas, entre estas la escuela local y el puesto de salud, por una incursión de las FARC. Todas las víctimas de este caso fueron civiles humildes.
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