Merkel y Sarkozy apuestan por un nuevo Tratado aunque no incluya a todos
La regla de oro del déficit, “reforzada y armonizada”, deberá ser controlada por los Tribunales Constitucionales de cada país Se impone un déficit del 3% y habrá sanciones automáticas salvo que se oponga una mayoría cualificada
Entre besos, sonrisas y gestos de complicidad, el directorio francoalemán que lidera la Unión Europea, es decir Nicolas Sarkozy y Angela Merkel, han informado este lunes al mundo desde el palacio del Elíseo de que han alcanzado un acuerdo para “salvar el euro” y “reforzar y armonizar” la integración fiscal y presupuestaria de Europa.
A falta de conocer los detalles, que París y Berlín enviarán el miércoles por carta al presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, para ser discutidos con los socios europeos el viernes en Bruselas, los dos líderes conservadores han dicho que impulsarán “un nuevo tratado europeo” que obligará a los Estados a aprobar en sus textos constitucionales una regla de oro de déficit y una deuda más severa y que modificaría la forma de Gobierno de la eurozona para llevar los presupuestos nacionales hacia un mayor equilibrio.
Francia y Alemania quieren que la reforma, que permitiría de forma indirecta al Tribunal de Justicia europeo vigilar y multar a los países que no cumplan los requisitos, esté lista para ser ratificada a nivel nacional en marzo de 2012. Sarkozy informó de que para respetar el calendario electoral francés la eventual aprobación del tratado se hará tras las presidenciales y las legislativas, no antes de julio de 2012.
Aunque París y Berlín no han excluido ampliar el tratado a toda la UE, creen más factible y realista limitarlo a los 17 países de la moneda única: “Preferimos un acuerdo a 27”, dijeron Merkel y Sarkozy, “pero estamos listos para aprobarlo entre los 17 países del euro dejándolo abierto a todos cuantos quieran unirse”.
La canciller ha señalado que las bases del pacto habían sido “consultadas” con el resto de miembros de la UE. Ha sido el presidente francés el encargado de enunciar los seis capítulos que “desean” aprobar las dos potencias del euro.
1. Refuerzo de las sanciones para quien no respete el déficit del 3%. Quienes no cumplan la reglas serán “castigados” por el Tribunal de Justicia europeo, salvo que se oponga a ello una mayoría cualificada del 85%.
2. Regla de oro “reforzada y armonizada”. Los Tribunales Constitucionales de cada país deberán vigilar que los presupuestos nacionales se ajusten al tratado.
3. Mensaje al sector privado (mercados): el impago de la deuda de Grecia no volverá a suceder jamás.
4. El lanzamiento del Mecanismo de Estabilidad Financiera se adelanta de 2013 a 2012. Las decisiones se tomarán por mayoría calificada del 85%, cuando ahora se toman con el 80%.
5. El consejo de presidentes de Gobierno y jefes de Estado será el gobierno económico de la zona euro. Se reunirá todos los meses mientras dure la crisis, y en su orden del día estarán siempre “la competitividad y el crecimiento”, según palabras de Merkel. Este punto, deseado por Francia, supone en principio un golpe a la Comisión Europea.
6. Confianza en la independencia del Banco Central Europeo. Abstención de todo comentario sobre su actividad.
Ambos países han cedido a las líneas rojas del otro, y se han mostrado “absolutamente de acuerdo en que los eurobonos no son una solución a la crisis”. “Mutualizar la deuda ahora no tiene sentido”, ha matizado el presidente francés. “Francia y Alemania contribuirían a pagar la deuda de los otros sin poder controlar sus deudas”.
La canciller justificó la opción de un nuevo tratado en dos elementos: “La urgencia de recuperar la confianza en la fiabilidad de la zona euro”, y la “necesidad de hacer modificaciones estructurales y jurídicas sobre la marcha”.
Entre estas, la más novedosa será que la regla de oro de cada país podrá ser examinada por el Tribunal de Justicia europeo para verificar que se ajusta al pacto de estabilidad. Un acuerdo de mínimos cedido por Sarkozy, quien matizó que el Tribunal de Luxemburgo “no podrá anular ni declarar ilegal un presupuesto nacional, pero sí podrá dar su opinión sobre si la regla de oro incorporada al ordenamiento nacional se ajusta al tratado. Así respetaremos la soberanía nacional y la estabilidad de la moneda”.
La última parte de la conferencia de prensa ha estado marcada por los ataques de Sarkozy y Merkel a la oposición socialista francesa. Preguntada por las declaraciones presuntamente germanófobas de algunos dirigentes del PS, Merkel ha dicho: “Leo la prensa, pero con Sarkozy hablamos cada día y trabajamos para buscar soluciones comunes y tenemos una visión conjunta nueva. La perspectiva de que un país se imponga a otro es imposible”.
Subrayando la “incoherencia” de su adversario François Hollande, que se niega a votar la regla de oro, el inquilino del Elíseo ha recordado que los socialistas alemanes han aprobado ya la suya: “Verdad a un lado del Rhin, verdad al otro”, ha zanjado. Y en el resto del continente, también, cabría añadir.
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