El presidente Napolitano se reúne con Mario Monti
Recién nombrado senador vitalicio, el economista gana apoyos para ser el nuevo primer ministro italiano.- El jefe de Estado le pide que permanezca en Roma debido a la crisis política
Ante la grave crisis política y económica de Italia, se aceleran los movimientos institucionales para encontrar una rápida solución que tranquilice a los mercados. El presidente de la República italiana, Giorgio Napolitano, se ha reunido hoy en Roma con el economista y excomisario europeo Mario Monti, uno de los nombres que suenan con más fuerza para liderar un posible "gobierno técnico" en Italia cuando el primer ministro, Silvio Berlusconi, presente su dimisión.
El encuentro llega un día después de que el jefe de Estado italiano nombrara a Monti, de 68 años, senador vitalicio. Este nombramiento de Monti, que ha anulado sus compromisos internacionales para este fin de semana, ha sido interpretado por los analistas como una señal por parte de Napolitano del camino que hay que seguir cuando Berlusconi presente su dimisión, ya que de este modo además de ser un tecnócrata Monti sería también un parlamentario.
El nombre de Monti al frente de un eventual Gobierno técnico parece convencer además a la mayoría de las fuerzas políticas parlamentarias de Italia e incluso parece haber recabado el visto bueno del propio Berlusconi, quien en un principio había indicado las elecciones anticipadas como única vía tras su dimisión.
Tras perder la mayoría absoluta en una votación parlamentaria, Berlusconi aseguró el pasado martes que pondrá su cargo a disposición del jefe del Estado una vez se hayan aprobado en el Parlamento las reformas económicas que su Gobierno se comprometió a adoptar ante sus socios de la UE, con el fin de recuperar la confianza de los mercados. Antes de su dimisión como primer ministro, Berlusconi se reunirá mañana con el presidente del Consejo Europeo, Harmen Van Rompuy.
Aunque la carretera no es buena y el coche está hecho unos zorros, el camino aparece por primera vez despejado en Italia. El volantazo dado ayer por el presidente de la República, Giorgio Napolitano, un viejo comunista que goza del respeto casi unánime de los italianos, está empezando a surtir efecto.
Napolitano aseguró ante la comunidad internacional –y sobre todo ante Silvio Berlusconi— que la decisión de dimitir del primer ministro es irreversible y que se tiene que producir ya mismo, en cuanto el Parlamento apruebe el sábado las reformas económicas que exige Bruselas. Acto seguido, para que quedase bien claro la ilación de ambos asuntos, el jefe del Estado nombró al prestigioso economista Mario Monti senador vitalicio. Monti ya era, según todas las quinielas, el mejor colocado para encabezar un gobierno técnico que goce de un buen respaldo parlamentario y, sobre todo, de la confianza de Bruselas. Ante un volantazo de tanta contundencia, Berlusconi, que acariciaba la idea de mantenerse en el Gobierno hasta convocar elecciones en febrero, no tuvo más remedio que reconocer: “Monti es la opción ineludible”.
Napolitano le ha pedido que permanezca en Roma debido a la crisis política que atraviesa el país. El economista ha anulado sus compromisos y no participará este fin de semana en una conferencia internacional en París, según han revelado los organizadores de la cita. Una señal que deja vislumbrar los movimientos políticos de los próximos días. Monti iba a presidir una conferencia de la sección europea de la Comisión Trilateral, una red de influyentes personalidades de Europa, Norteamérica y Japón, en La Haya. "Mario Monti acaba de llamar y a petición del presidente tiene que permanecer en Roma", ha señalado el director europeo de la Comisión Trilatral, Paul Revay, a Reuters.
El camino, pues, parece despejado, aunque no expedito. Nunca tratándose de Italia. Ya están surgiendo voces de peso, en el gobierno y en la oposición, que prefieren la convocatoria de elecciones a la formación del llamado gobierno técnico. Las más representativas, por el momento, son las del actual ministro del Interior, Roberto Maroni, miembro de la Liga Norte, el partido liderado por Umberto Bossi y que ha venido apoyando a Il Cavaliere. Maroni no se ha ido por las ramas: “Si el presidente de la República encarga formar gobierno a alguien, como Mario Monti, que no forma parte de la mayoría que salió victoriosa de las elecciones de 2008, la Liga no lo votará y pasará a la oposición”.
Otro político de peso, en este caso de la oposición, contrario a la solución de consenso es Antonio Di Pietro. El antiguo juez, líder ahora de Italia de los Valores, se muestra también contundente: “No a un gobierno que responda ante el sistema bancario, ante el sistema financiero, ante los especuladores”. En cualquier caso, y aunque Maroni y Di Pietro lograran hacer bastante ruido no hay que olvidar que la Liga supone el 8.30% de los votos e Italia de los Valores algo más del 4%.
Así las cosas, y aunque todavía nadie se atreve a pronosticar cual será finalmente la solución, sí parece que la salida de Berlusconi –primera piedra sobre la que se debe edificar cualquier solución— se producirá durante el fin de semana. Y también que Monti, un hombre de prestigio, puede ser la nueva cara de Italia ante el mundo.
Ante el nuevo escenario que se va perfilando, el economista ha subrayado que en Italia hay "un gran trabajo que hacer" y ha destacado que las exigencias de Europa y de la comunidad internacional a Roma deberían "exigirse a cualquier país para un mayor crecimiento", en unas declaraciones realizadas ayer en un congreso en Berlín y recogidas hoy por el Financial Times.
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