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EDITORIAL

Esperando a Argentina

La despenalización del aborto es crucial en un continente de leyes restrictivas para las mujeres

Argentina puede aprobar dentro de dos semanas una ley de plazos. La presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, no ha aclarado si apoyará esta amplia despenalización del aborto, pero las impulsoras del decreto confían en que no utilice su derecho de veto frente a la mayoría parlamentaria. De salir adelante, marcaría un importante punto de inflexión en un subcontinente que registra las leyes más restrictivas del mundo sobre el aborto y que en los últimos años ha reculado hacia posiciones ultraconservadoras. Fue el caso de Nicaragua, que en 2006 y con el voto a favor de los sandinistas de Daniel Ortega prohibió el aborto incluso en caso de violación. Y fue el caso de Uruguay hace tres años, donde el expresidente Tabaré Vázquez vetó la despenalización aprobada por el Parlamento.

América Latina, cuyo principal problema sigue siendo la desigualdad social, está en deuda con sus mujeres. A la discriminación generalizada se une en algunos países como Nicaragua o Guatemala una violencia contra las mujeres tan avalada institucionalmente que los abusos sexuales y las violaciones suelen ser más una vergüenza para la víctima que un delito que perseguir. La férrea alianza de la jerarquía católica con las clases dirigentes ha conducido a legislaciones que hurtan a las mujeres todo derecho a decidir. Hoy solo hay ley de plazos en Cuba y en la Ciudad de México, y solo en un puñado de países permiten el aborto siempre que sea el terapéutico (riesgo para la vida de la madre) o haya habido violación. El resultado son cientos de miles de abortos clandestinos, primera causa de muerte materna en la zona, y una nueva desigualdad que condena a la pobreza a millones de jóvenes frente a las clases adineradas que pueden interrumpir con garantías sanitarias los embarazos no deseados en Cuba o Miami. Los casos de pequeñas violadas y madres a su pesar son frecuentes, si bien solo son noticia algunos tan extremos como el de la niña brasileña de nueve años violada y embarazada de gemelos a la que la Iglesia excomulgó.

En tal contexto, una ley de plazos en Argentina es un importante motivo de esperanza para los avances legales que se persiguen en otros países de la zona, en los que de manera extemporánea sigue habiendo intentos de retroceder por parte de los poderosos movimientos autodenominados provida, como ha ocurrido recientemente en Colombia.

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