_
_
_
_

Obama logra una victoria al sellar el acuerdo comercial con Colombia

El Congreso de EE UU ratifica también los tratados con Corea del Sur y Panamá

Yolanda Monge
Contrarios a los acuerdos comerciales irrumpen en el Comité de Finanzas del Senado durante una sesión el martes.
Contrarios a los acuerdos comerciales irrumpen en el Comité de Finanzas del Senado durante una sesión el martes.AFP

Con demócratas y republicanos divididos sobre cómo sacar al país de la grave crisis económica que vive —y sin haber sido capaces un día antes de ratificar la Ley de Empleo presentada por el presidente—, el miércoles por la noche se vivió un extraño momento de bipartidismo en el Congreso de EE UU al aprobarse los tratados de libre comercio con Colombia, Panamá y Corea del Sur. La triple ratificación es la más importante en este terreno desde el acuerdo suscrito por EE UU en 1994 con México y Canadá.

 Arrastrados desde la presidencia de George W. Bush y estancados desde que en 2007 los demócratas rompieran el control republicano del Congreso, la votación del Capitolio supone una victoria para la Administración de Obama en momentos de fuerte proteccionismo proviniente de las filas más conservadoras del Tea Party y para los líderes del Congreso de ambos partidos, que perseguían revitalizar la economía sin gastos adicionales.

“El voto de esta noche [por el miércoles], con apoyo de ambos partidos, estimulará significativamente las exportaciones que llevan la etiqueta Hecho en EE UU, contribuirán a la creación de miles de trabajos bien pagados para los norteamericanos y protegerán los derechos laborales, el medio ambiente y la propiedad intelectual”, declaró Obama nada más conocer la victoria de la votación en ambas Cámaras. “Estoy listo para firmar los acuerdos”, anunció el presidente.

La aprobación de los acuerdos es importante no solo por el logro político que representa para la Casa Blanca, sino también por la solidificación de relaciones con aliados estratégicos. En términos económicos, los acuerdos con Colombia, Panamá y Corea del Sur podrían incrementar las exportaciones comerciales estadounidenses en al menos 12.000 millones de dólares al año. Las compañías norteamericanas también tienen ahora el camino más fácil para vender servicios en esos terceros países. Se calcula que solo el acuerdo con Corea tiene el potencial de crear hasta 280.000 puestos de trabajo en EE UU.

Sin embargo, algunos demócratas, y destacadas organizaciones sindicales, se opusieron al acuerdo argumentando que podría beneficiar a las compañías norteamericanas pero no a sus trabajadores, sobre todo si las importaciones conducen a despidos dentro de EE UU. Otras críticas apuntaban que no existe la seguridad de que el acuerdo con Corea del Sur pueda estimular la industria del automóvil estadounidense; denunciaban a Colombia por su incapacidad para acabar con la violencia contra los sindicalistas, que se cobra cada año decenas de víctimas, y aseguraban que la alianza con Panamá suprimiría herramientas utilizadas para luchar contra la evasión fiscal y el lavado de dinero.

La representante demócrata por Illinois Jan Schakowsky, amiga de Obama, calificó el acuerdo con Corea de “pésimo para los norteamericanos”. El líder de la mayoría en el Senado, Harry Reid, se opuso en un principio a votar a favor de los acuerdos si no había antes un compromiso bipartidista en la legislación que ofrece ayuda económica y de capacitación a empleados norteamericanos afectados por la competencia del comercio exterior.

El mismo Obama no ha tenido siempre la misma posición al respecto. Como candidato a la nominación del Partido Demócrata para las elecciones de 2008, el hoy presidente no veía con buenos ojos los acuerdos y destacaba los riesgos que suponían para los trabajadores de EE UU.

Pero durante gran parte del año pasado y este, la grave crisis económica ha llevado al presidente a considerar los acuerdos de libre comercio como una manera de fomentar la economía y crear empleo. Obama se ha aliado de esta manera con la Cámara de Comercio de EE UU y se ha ganado la enemistad de las centrales. Richard Trumka, presidente de AFL-CIO, calificó los pactos de “pésimos”. “¿Debemos aprobar un acuerdo con Colombia, donde 51 sindicalistas fueron asesinados el año pasado?”, se preguntaba.

Obama ha sido, sin embargo, capaz de lograr el apoyo de otros importantes sindicatos —el del automóvil y la alimentación— y de sacar adelante su apuesta por revitalizar la economía estadounidense abriendo los mercados.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_