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La nueva estrella de Jerusalén Este

Banderas turcas y fotos del primer ministro tuco, Recep Tayyip Erdogan, proliferan en el lado oriental de la ciudad Dicen de él que es un auténtico líder del mundo árabe y musulmán, un defensor de los palestinos ante el mundo

Una calle de Jerusalén Este con fotos del presidente turco, Tayyip Erdogan.
Una calle de Jerusalén Este con fotos del presidente turco, Tayyip Erdogan. A. G.

Erdogan está omnipresente en el supermercado de la calle Abu Obeida, en pleno corazón de Jerusalén Este. Pegatinas con su cara en la caja registradora, pósteres a tamaño real en la fachada exterior o una bandera turca presidiendo la entrada; cualquiera diría que estamos en Estambul. “Es un gran líder”, asegura Diaa Maraqa, uno de los miembros de la familia propietaria de este conocido establecimiento que hasta le ha cambiado el nombre en favor del apellido del Primer Ministro turco. “Ha ayudado mucho a los palestinos, sobre todo a los de Gaza, es uno de los pocos que se ha plantado ante Israel a favor de nuestro pueblo”, añade este joven.

A unos metros Suleiman Abu Aid, un reponedor del supermercado, se afana en abrir varias cajas de cartón. “Es un buen dirigente, huye del terror, no como Gadafi en Libia o Assad en Siria”, explica este sexagenario en buen inglés, idioma que, por cierto, controla un alto porcentaje de palestinos (por algo tienen una tasa de alfabetización superior al 90%, según Naciones Unidas).

Tareq escucha atento de lejos, se muerde la lengua para expresar algo que lleva muy dentro y que termina brotando: “Mis respetos a Erdogan, ha dignificado a los palestinos pero además yo soy armenio y ni él ni ningún dirigente turco ha admitido todavía el genocidio que sufrió mi pueblo hace cien años”, añade satisfecho por sus palabras.

Es cierto pero también lo es el creciente fervor de una ciudad por un líder turco que no deja de aunar dos sentimientos encontrados para un mismo pueblo: por un lado, recuerda al dominio del Imperio otomano que colonizó Oriente Medio durante cuatro siglos, con su época dorada bajo el mandato de Suleimán El Magnífico; por otro, personifica el reclamo de una Turquía oriental moderna, musulmana, que persigue una posición dominante en el mundo árabe frente a momentos pasados de estrechas alianzas estratégicas con Occidente, especialmente con Israel.

Esta dicotomía está patente en otros comercios de Jerusalén Este, como en el siempre concurrido Istanbul Restaurant, el primer “doner kebab” auténticamente turco que abrió en la ciudad. Hace dos años los vecinos del norte, otrora invasores, ya estaban de moda -sobre todo a raíz del asalto israelí a la llamada “Flotilla de la libertad” tras el que murieron nueve activistas turcos. Poco antes, el dueño de este local, Samer Bakri, decidió viajar a Turquía y traerse con él la receta del kebab más famoso del mundo (shawarma en su versión palestina) “La clave está en las especias”, comenta orgulloso.

“Hay siete tipos distintos que se mezclan con una carne compuesta por varios tipos de molla. Todo junto tiene un sabor y una textura diferentes” explica Bakri mientras sujeta un cuenco con su receta secreta de especias que, por supuesto, no va a desvelar. Mientras, dos mujeres disfrutan en silencio el shawarma que acaban de pedir “Sí, bueno, los turcos ahora nos ayudan pero yo vengo aquí porque está limpio y los dueños son agradables”, asegura una de ellas mientras sonríe nerviosa.

Erdogan, el nombre de moda en Gaza

Las banderas turcas y las fotos de Erdogan no sólo abundan en la Franja de Gaza, allí es líder turco es visto como un héroe. Su popularidad se disparó en 2009 a raíz del desplante que le hizo a Simon Peres, Presidente de Israel, durante la Conferencia del Foro Económico Mundial de Davos. Erdogan salió furioso de la conferencia después de que el moderador del debate no le cediera la palabra tras la acérrima defensa de Peres de la operación “Plomo Fundido”.

Algo más de un año después llegaba el espinoso incidente de la “Florilla de la Libertad” (las relaciones diplomáticas entre ambos países no han hecho sino empeorar desde entonces) “Eso fue lo que más nos impactó”, asegura el periodista gazatí Belal Jadallah Salem. “Gracias a la organización turca IHH y a la presión internacional que provocó la muerte de los turcos, Israel tuvo que levantar parte del bloqueo”, añade. Una fama evidenciada este verano cuando el Primer Ministro turco amenazó con desplazarse a la Franja si Israel no pedía perdón por la muerte de sus compatriotas en el Mavi Mármara, el buque insignia de la Flotilla (una jugada segura, dicho de paso, para ganarse el apoyo del mundo árabe en su empeño por convertirse en el nuevo líder regional)

Fascinación profesada no sólo por la población gazatí, también por parte de algunos líderes del movimiento islamista Hamás “Hasta el Primer Ministro de Gaza, Ismael Haniyah le ha puesto a su nieto el nombre de Erdogan”, añade Salem. Es el último grito entre los neonatos de la Franja.

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