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El juicio contra Julia Timoshenko, visto para sentencia

La Fiscalía pide siete años de cárcel para la ex primer ministra de Ucrania por falsificación de documentos y abuso de poder

Pilar Bonet
Julia Timoshenko, pronuncia su alegato final durante el juicio en su contra por presunto abuso de poder.
Julia Timoshenko, pronuncia su alegato final durante el juicio en su contra por presunto abuso de poder.EFE

El juicio contra la ex primera ministra de Ucrania, Yulia Timoshenko, se acerca a su desenlace en Kiev después de que la fiscalía haya pedido para ella una condena de 7 años de cárcel. Timoshenko ha sido acusada de haber abusado de su autoridad, haber falsificado documentos y haber causado cuantiosas pérdidas al Estado al firmar unos polémicos contratos de suministro de gas con Rusia en enero de 2009.

El proceso contra la Juana de Arco de la Revolución Naranja, (movimiento contra las irregularidades electorales en otoño de 2004), ha empañado la reputación del actual presidente Víctor Yanukóvich, que venció a Timoshenko en las urnas en 2010. Según las encuestas, en septiembre un 54% de los ucranianos (46%, en enero pasado) consideraban que Timoshenko se sienta en el banquillo por razones políticas.

La Unión Europea, EE UU y Rusia han hecho diversas gestiones en apoyo de Timoshenko, lo que ha colocado al gobierno ucraniano en una situación delicada. La presión internacional aumenta ahora tras la previsible vuelta de Vladímir Putin al Kremlin como presidente de Rusia, ya que fue Putin, en calidad de primer ministro, quien acordó con su colega ucraniana los contratos que, según el Fiscal General de Ucrania, han supuesto cerca de 62 millones de dólares de pérdidas para su país. “Si se condena a Timoshenko, Putin se convierte en su cómplice”, advierte desde Kiev el politólogo Vladímir Dolin. En lo que parece un intento de salvar la cara y desbloquear la situación, el partido Regiones, la base de poder de Víctor Yanukóvich, está preparando una iniciativa de ley que despenalizaría figuras tipificadas actualmente como delitos económicos e incluidas en el código penal, entre ellas las que afectan a Timoshenko. Si esto se produce, a Timoshenko le quedaría la responsabilidad administrativa, pero no penal. Una de las consecuencias del cambio de tipificación es que la vehemente Timoshenko no quedaría inhabilitada para los comicios parlamentarios de 2012.

Timoshenko ha pedido hoy que le dieran de tiempo hasta el lunes para preparar una alocución final, pero el juez, Rodión Kiréev, se lo ha denegado, conminándola a intervenir el mismo día, lo que ella declinó. El juez se ha retirado a redactar la sentencia, que se espera para el 11 de octubre.

Polémica por el suministro de gas a Rusia

Ayer Timoshenko intervino durante cuatro horas seguidas y lo hizo por primera vez de pie y dirigiéndose con respeto al juez a quien en el pasado había llamado “verdugo” y “delincuente togado”.

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Timoshenko ha alegado que el juicio tiene por objeto ponerla fuera de juego en las próximas elecciones y ha calificado de “absurdas” las acusaciones contra ella. La ex primera ministra continúa considerando ventajoso el contrato que firmó con Putin, pero se ha mostrado convencida de que será condenada. “Será una sentencia contra Yanukóvich que le pondrá el sello de dictador en la frente”, manifestó el jueves en la sala del juicio, donde además de sus abogados, la acompañaba su hija Yevguenia y su marido, Alexandr.

Según la ex primera ministra, los actuales dirigentes de Ucrania han utilizado la excusa de unos contratos de gas gravosos para prolongar la presencia de la flota del mar Negro rusa en la península de Crimea. Timoshenko acusa también a Yanukóvich de entregar a Rusia la red de gasoductos de Ucrania, que, según ella, vale más de 200.000 millones de euros, “el equivalente al presupuesto estatal de cinco años”.

El pasado fin de semana, el presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, el jefe del Gobierno, Vladímir Putin, y sus homólogos ucranianos, Yanukóvich y Mikola Azárov, llegaron a un acuerdo para formar una compañía trilateral junto con la UE con el fin de explotar la red de gasoductos de Kiev. El acuerdo que supuestamente pondría fin a la polémica entre Moscú y Kiev por los precios de los suministros del gas ruso resulta por ahora confuso. Representantes de la UE en Kiev aseguraron haberse enterado del proyecto por la prensa.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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