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Dimite el hombre fuerte del Gobierno de Rousseff por un escándalo de corrupción

Antonio Palocci era el garante del proyecto económico neoliberal de Lula.- Su salida crea un terremoto político

El ministro brasileño de la Presidencia, Antonio Palocci, considerado como el hombre fuerte del Gobierno de la presidenta, Dilma Rousseff, acaba de renunciar a su cargo, acorralado por un escándalo de corrupción surgido tras conocerse que su patrimonio aumentó 20 veces en los últimos cuatro años, revelado hace unas semanas por el diario Folha de Sâo Paulo. En una carta dirigida a Rousseff, Palocci, que era considerado una especie de primer ministro en Brasil, afirma que a pesar de que el mismo fiscal general de la República "acababa de confirmar la legalidad y la rectitud de sus actividades profesionales", ha preferido que la polémica sobre su persona "no perjudique las atribuciones del Gobierno".

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Esta ha sido la fórmula escogida por él y Rousseff para salir del Gabinete, donde su presencia se había hecho ya difícil. Para sustituir a Palocci en su importante ministerio ha sido elegida la senadora Gleisi Hoffman, del Partido de los Trabajadores (PT). Según los analistas políticos, la salida de Palocci se había hecho inevitable a pesar de que su marcha abre la primera crisis política importante de la sucesora de Luiz Inácio Lula da Silva desde que llegó al poder en enero.

Por segunda vez en su larga historia política, el médico Antonio Palocci, del Partido de los Trabajadores, se ha visto forzado a presentar su renuncia como ministro. Su renuncia anterior tuvo lugar en 2006, durante el mandato de Lula, que lo había puesto al frente del Ministerio de Economía. Palocci aseguró su proyecto neoliberal y ofreció garantías al mundo de la empresa y de las finanzas. También entonces, Palocci se vio forzado a dejar el Gobierno acusado de otro escándalo de corrupción, del que más tarde fue absuelto por el Supremo por falta de pruebas.

Antecedentes

Fue entonces cuando el expresidente Lula pidió a su sucesora, Dilma Rousseff, que lo nombrara ministro de la Presidencia. Lula quiso de esta forma asegurar también al mundo económico que la exguerrillera Rousseff, considerada más estatalista que Lula y más a la izquierda, mantendría en el ámbito económico el proyecto lulista de combinar neoliberalismo con fuertes dosis de políticas sociales hacia los más pobres.

Palocci, que había ayudado a Lula en la elección de Rousseff asegurándole también la ayuda financiera de las grandes empresas, se convirtió enseguida en el hombre fuerte de la política de la nueva presidenta, considerada más gestora que política. Él fue el encargado de tejer las difíciles relaciones del Gobierno central con los partidos aliados que lo apoyan, dividiendo entre ellos los ministerios y cargos más importantes del Estado.

El ya exministro comenzó a caer en desgracia hace unas semanas, cuando el diario Folha de Sâo Paulo reveló que el poderoso ministro había visto crecer su patrimonio 20 veces, ganando ocho millones de euros a través de una empresa dedicada a aconsejar a otras empresas. Palocci explicó que se había tratado de una actividad lícita, pero se negó a dar los nombres de las empresas a las que había asesorado y que lo habían enriquecido en pocos meses, justamente cuando ya se sabía que iba a ocupar un puesto importante en el Gobierno.

La oposición sospechó que se había tratado de tráfico de influencia. La presidenta pidió a Palocci que diera sus explicaciones a la opinión pública, como lo hizo a través de una entrevista en el noticiario de la noche de la red Globo, el de mayor audiencia del país. Sin embargo, el ministro siguió negándose a dar los nombres de las empresas por él asesoradas y su posición se fue haciendo cada hora más difícil, ya que acabó perdiendo hasta el apoyo de muchos de sus correligionarios de partido, sobre todo del ala más de izquierdas. La oposición, por su parte, recogía ya firmas para abrir una comisión de investigación parlamentaria sobre el caso. De ahí que a pesar de que Lula aconsejó a Rousseff hasta el último momento mantener a Palocci en el Gobierno, esta se ha visto obligada a prescindir de él para no desestabilizar su Gobierno.

Antonio Palocci, junto a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, en un acto el pasado 6 de junio.
Antonio Palocci, junto a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, en un acto el pasado 6 de junio.REUTERS

¿Quién es Gleisi Hoffmann?

Hay quien asegura que la senadora Gleisi Hoffmann, esposa del ministro de Comunicaciones, Paulo Bernardo, era la primera escogida por la presidenta Dilma Rousseff cuando fue elegida en octubre del 2010. Su antecesor y padrino, Lula da Silva, le pidió en aquel momento que nombrara para un cargo de tanta importancia, que ella misma había ocupado, al exministro de Economía de su gobierno, Antonio Palocci, para dar seguridad al mundo de la empresa que ella seguiría su proyecto neoliberal.

Curiosamente, la nueva ministra de la Casa Civil, nacida en Curitiba, en el Estado de Paraná en 1965, es la antítesis de Palocci, uno de los políticos con mayor experiencia de este país, ya que hasta el momento, la senadora Hoffmann, ha tenido muy poca experiencia política. Está en su primer mandato como senadora. Se afilió el Partido de los Trabajadores (PT) en 1989. Disputó su primer cargo electivo en 2006 como senadora, pero no consiguió ser elegida. En 2008 se presentó como candidata para la alcaldía de su ciudad natal de Curitiba, pero tampoco fue elegida, al obtener sólo el 18,7% de los votos.

Perseverante, volvió a presentarse como candidata al Senado en las últimas elecciones del 2010 y fue elegida, siendo esta vez la más votada. Hoffmann es madre de dos hijos. Su primer matrimonio fue con el periodista Neilor Toscan. Sus relaciones con el expresidente Lula datan del 2002, cuando fue este elegido. Participó entonces en su equipo de transición al gobierno.

El presidente del partido oposicionista socialdemócrata, PSDB, Sergio Guerra, ha hecho votos para que la nueva inquilina del importante ministerio de la Casa Civil "pueda revelar sus cualidades en el nuevo cargo", ya que, según él, "es notorio que es una política por ahora sin experiencia", aunque ha querido destacar "su buena actuación en los primeros meses como joven senadora".

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