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Carter condena el embargo a Cuba y apuesta por el diálogo con La Habana

El expresidente estadounidense se reúne con una veintena de disidentes antes de abandonar la isla

El expresidente norteamericano Jimmy Carter concluyó este miércoles una jugosa visita de tres días a La Habana con resultados redondos: logró reunirse con la plana mayor del país, empezando por Raúl y Fidel Castro, para tender puentes entre ambas naciones; recibió información de primera mano sobre el proceso de reformas económicas que acomete el régimen, que ayer mismo anunció la concesión de créditos y préstamos para desarrollar la iniciativa privada en la isla, y se entrevistó con una veintena de disidentes y ex presos políticos, en respaldo al movimiento de derechos humanos. Además visitó en la cárcel al contratista estadounidense Alan Gross, a quien allanó el camino para salir del país, y condenó de forma enérgica el embargo de EE UU, algo que siempre suena bien en La Habana, haciendo una apuesta firme por la normalización de las relaciones bilaterales.

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Más no se puede. Carter mostró nuevamente su carácter de hábil negociador y hombre de diálogo. Se metió en todos lados y a todos dijo lo que quería decir. Del mismo modo que habló con la oposición, les expresó su solidaridad y demandó para los cubanos libertad para salir de su país, pidió la exclusión de Cuba de la lista de los países que según Washington patrocinan el terrorismo, demandó eliminar las restricciones de viaje de los estadounidenses a la isla y reclamó el fin de la ley Helms-Burton, que pretende lograr un cambio de régimen y tiene carácter extraterritorial.

Sobre el caso que en estos momentos más tensa las relaciones bilaterales, el de Alan Gross, acusado de subversión y condenado a 15 años de cárcel, fue extremadamente cuidadoso. Dijo que lo visitó en la cárcel, defendió su inocencia y pidió su rápida liberación, pero del mismo modo afirmó que el caso de los cinco agentes cubanos encarcelados en Estados Unidos por espionaje, conocidos en la isla como los Cinco Héroes, debía resolverse con una medida de gracia pues no suponen ningún peligro para Estados Unidos.

Carter, siempre discreto, se mostró seguro de que Gross saldrá pronto de prisión, ya sea absuelto por el Tribunal Supremo -algo poco probable- o gracias a una medida humanitaria. Si lo dice el exmandatario norteamericano, por algo será. El martes estuvo reunido durante varias horas con Raúl Castro y este le reiteró la "disposición" de su Gobierno a establecer un diálogo con Estados Unidos "sobre cualquier tema", pero en términos de igualdad y sin condicionamientos. También abordaron el tema de los cambios económicos y las reformas que se introducirán en la isla después del VI Congreso del Partido Comunista. El expresidente norteamericano aseguró que le dijeron que muchas de las inquietudes manifestadas por la población en los últimos meses han sido recogidas en los documentos a discutirse en el Congreso, y pareció dar un voto de confianza a las transformaciones que se avecinan en Cuba, donde las autoridades admiten ya abiertamente que el viejo modelo socialista no funciona.

Durante su tercer y último día en La Habana, Carter mantuvo dos encuentros con un nutrido grupo de opositores en el hotel de La Habana Vieja donde se alojó. En el primero se reunió con Yoani Sánchez y un grupo de blogueros críticos, junto a veteranos opositores como el activista de los derechos humanos Elizardo Sánchez, el líder del Proyecto Varela, Oswaldo Payá, y el disidente católico Dagoberto Valdés. En un segundo momento, Carter se entrevistó con una decena de ex presos de conciencia pertenecientes al Grupo de los 75 -liberados recientemente gracias a la mediación de la Iglesia Católica- así como con representantes del movimiento de las Damas de Blanco, familiares de los opositores que integran dicho colectivo. Los disidentes dijeron que fue un encuentro "cálido y respetuoso" -duró alrededor de dos horas- en el cual Carter ofreció "respaldo humano" y "apoyo moral" al movimiento opositor.

Préstamos para la iniciativa privada

Coincidiendo con el viaje de Carter, el diario oficial Granma informó de una medida económica aperturista y novedosa, de calado si se cumple, que fue aprobada por el Consejo de Ministros en su última reunión: a partir de ahora, los bancos estatales cubanos podrán conceder créditos a los campesinos privados y cooperativistas "para la compra de medios de trabajo e insumos" en la red comercial, con el objetivo de "elevar la producción de alimentos".

También está previsto conceder "préstamos" a cientos de miles de trabajadores por cuenta propia para que puedan iniciar sus negocios y "financiar" sus inversiones "mediante la compra de bienes, insumos y equipos", una medida de respaldo sin precedentes a la iniciativa privada, que se complementa con la autorización para que los particulares puedan vender productos y servicios a las empresas estatales, así como firmar contratos legales con el Estado. La medida en cualquier país puede parecer normal, pero en Cuba supone un cambio revolucionario, nunca mejor dicho.

El presidente cubano, Raúl Castro, y el expresidente de EE UU, Jimmy Carter, justo antes del fin de la visita de Carter a la isla.
El presidente cubano, Raúl Castro, y el expresidente de EE UU, Jimmy Carter, justo antes del fin de la visita de Carter a la isla.ADALBERTO ROQUE (AFP PHOTO)

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