50 ingenieros intentan controlar la refrigeración de los reactores afectados en Fukushima
El Gobierno nipón traslada al resto de los 800 técnicos y completa la evacuación a 20 kilómetros de la central nuclear.- Muchos residentes tokiotas abandonan la capital y acumulan reservas de provisiones
Japón está tomando todas las medidas adecuadas para proteger a su población de la radioactividad, incluidas las evacuaciones, según ha señalado hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS), tras un incendio y una nueva explosión en la central nuclear de Fukushima. Se ha completado la evacuación de los habitantes en un área de 20 kilómetros de Fukushima I, donde sólo quedan 50 ingenieros de los 800 operarios en un intento de lograr la refrigeración de los reactores afectados por el seísmo. Tras el aviso de que las emisiones leves de radiactividad se dirigirían hacia Tokio, muchos de los residentes ha decidido abandonar la capital, mientras otros acumulan reservas de víveres y provisiones.
El Gobierno nipón aún no ha pedido a la OMS que envíe expertos en contaminación radiactiva pero la red de expertos de la agencia de la ONU, la Rempan, está preparada. El Gobierno nipón se preparó ayer para una potencial catástrofe después de que una de las centrales de energía nuclear afectadas explotara y enviara niveles bajos de radiación en dirección hacia la capital, Tokio, lo que empujó a mucha gente a evacuar la ciudad y a otros a acumular reservas de provisiones básicas.
"Hasta ahora, los japoneses han tomado todas las medidas necesarias, evacuación, refugio y acumulación de reservas de yoduro de potasio", ha indicado el portavoz de la OMS, Gregory Hartl, a Reuters desde Ginebra. "Estas son las medidas de salud pública generalmente acordadas para el nivel de exposición que existe en este momento".
En la central nuclear de Fukushima, la mayoría de los 800 empleados han sido trasladados. Sólo quedan unos 50 ingenieros en un intento desesperado de mantener los núcleos de los tres reactores golpeados a un nivel de refrigeración adecuado mediante el bombeo de agua de mar con el equipo de los bomberos. Otros grupos de bomberos intentan sofocar el fuego del reactor número 4. Aseguran que ya estaba controlado a mediodía del martes.
El primer ministro, Naoto Kan, ha instado a que los residentes en un área de 30 kilómetros de las instalaciones se queden en sus casas y ahorren energía, ante el desastre nuclear más grave del mundo desde Chernóbil (Ucrania) en 1986. "La gente que vive a más de 30 kilómetros corren un riesgo mucho más bajo que los que están dentro de esa área", ha indicado Hartl. "A partir de ahí el riesgo se atenúa con bastante reapidez.
"Estamos supervisando la situación de manera muy precisa, podría cambiar de minuto a minuto", ha añadido el portavoz de la OMS. La red de expertos de la OMS, conocida como REMPAN (Red de ayuda y preparación médica ante emergencias por radiación) fue creada en 1987 y puede ser desplegada en casos de emergencia si un Gobierno solicita ayuda. Vincula a varios expertos en centros de colaboración especializados en diagnóstico, supervisión, tratamiento y seguimiento a largo plazo de heridas por radiación, síndrome agudo por radiación, contaminación interna y otras radiopatologías.
Los 50 liquidadores de Fukushima
Entre 50 y 70 ingenieros permanecen en el interior de la planta Fukushima I tras la marcha del resto de sus 800 compañeros. El grupo tiene como tarea fundamental la refrigeración de los reactores afectados por el terremoto mediante el bombeo de agua de mar.
César Molins, doctor en Ingeniería Nuclear, ha explicado en una entrevista digital en EL PAÍS que los operarios "no solo tienen probabilidades de sobrevivir", sino que "no van a morir de irradiación". En su opinión, "no va a haber ni un solo muerto y ni un solo cáncer como consecuencia del accidente", exceptuando a los trabajadores afectados por las explosiones de hidrógeno. Trabajan "sin apenas suministro eléctrico y en medio del caos de una zona arrasada", por lo que "casi lo de menos es el peligro de radiación".
La labor de los 50 de Fukushima, como ya se les conoce, recuerda inevitablementea la de los liquidadores de Chernóbil. En 1986, unas 600.000 personas -bomberos, soldados, funcionarios y voluntarios- trabajaron en la construcciónde un sarcófago de cemento para cubrir el reactor averiado. No contaban con trajes especiales ni sistemas de protección y muchos murieron o sufrieron graves enfermedades. No hay cifras exactas: la Organización Mundial de la Salud estima las víctimas mortales en 9.000, mientras que Greenpeace eleva los muertos a 93.000.
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