"Dijeron que estaban de paso pero las violaron por la noche"
La coordinadora de la organización que denunció las más de 200 violaciones en Congo relata lo sucedido del 30 de julio al 6 de agosto
Existe un término en inglés muy usado en el terreno humanitario: empower. Esto es, en una traducción aproximada, capacitar (a alguien). Es la palabra que Miel Hendrickson, coordinadora de International Medical Corps (IMC) en la República Democrática del Congo, utiliza para sellar el objetivo de su organización con las 242 mujeres -también niñas y bebés- violadas en Luvungi (Kivu Norte) del 30 de julio al 3 de agosto. "Capacitarlas para que vuelvan a sentirse mujeres", explica Hendrickson en conversación con este periódico desde Bukavu, al noroeste del poblado saqueado por las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) y la guerrilla Mai Mai. "Lo más importante -continúa Hendrickson- es que sean aceptadas de nuevo en sus familias".
Y que esos hogares recuperen lo perdido porque según ha comprobado la propia IMC, "las familias están sobreviviendo con recursos mínimos" debido al saqueo que acompañó a las violaciones -más de una y de dos a cada mujer- durante esos cinco días. La IMC, con sedes en EE UU y Reino Unido, fue la primera organización que dio la voz de alarma sobre el ataque que había sufrido la población de Luvungi. "Sabíamos desde el día 30 [de julio] que había cierta inestabilidad en la zona, pero no supimos de las violaciones hasta el 3 de agosto cuando un líder local vino a pedirnos ayuda", explica Hendrickson con el tacto que requiere la controversia nacida de las acusaciones de inacción contra Naciones Unidas, cuya misión en la región, la MONUC -con casi 20.000 efectivos en la zona-, cuenta con una base a poco más de 20 kilómetros de Luvungi.
Fue Naciones Unidas la que alertó precisamente el 30 de julio a las organizaciones humanitarias a través de un correo de que no se acercasen a la zona de Mpofi, no lejos de Luvungi, porque había sido tomada por los hutus del FDLR y una mujer había sido ya violada. "Nosotros contactamos con la OCHA (agencia de coordinación humanitaria de la ONU) la primera noche que llegamos a Luvungi, el día 6 de agosto", relata Hendrickson. Durante esa primera visita y con 4.000 personas aún desplazadas de sus hogares, la IMC recibió la denuncia por violación de 22 mujeres. No obstante, la ONU mantiene que recibió informaciones sobre el ataque tan solo seis días después. Lo que es seguro es que los habitantes de Luvungi contaron antes a la IMC que a la ONU lo sucedido: "La gente confía en nosotros -argumenta Hendrickson-. Saben que somos neutrales y que proveemos de cuidados médicos sin tomar partido".
¿Qué pasó exactamente en Luvungi? "Los rebeldes penetraron en el poblado diciendo a la gente que estuvieran tranquilos porque estaban de paso. Cuando cayó la noche, llegaron más milicianos y empezaron las violaciones". Pese a la primera cifra publicada por la ONU, algo más de 150 violaciones, hasta 242 casos ha tratado ya la IMC. Una corrección al alza que también ha hecho la MONUC tras visitar la zona instada por el propio secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, quien tras una reunión de urgencia del Consejo General, reconoció que se podría haber hecho más para evitar un asalto de tal magnitud.
"Llevan el terror a la comunidad y deshacen por completo el tejido social, dejando a las comunidades vulnerables y frágiles", relata la responsable de la IMC. "Los minerales están en el corazón del conflicto, pero solo unos pocos se enriquecen por su extracción. Los comandantes [rebeldes] suelen decir que el único bonus que tienen los soldados como pago por sus servicios es la violación y el pillaje en los poblados". Para evitarlo, aunque esta vez sea tarde, la misión de la ONU ha enviado nuevas patrullas a la zona.
Veintisiete menores entre las víctimas
Más de dos docenas de menores están entre las víctimas de las violaciones cometidas durante el saqueo del poblado por las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) y la guerrilla Mai Mai, ha informado la ONU. Los 27, todas chicas menos uno, tenían entre 12 y 17 años.
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