Santos recibe el apoyo mayoritario de los partidos colombianos
El candidato oficialista duplica la intención de voto de su rival, Antanas Mockus, en la segunda vuelta de las presidenciales
Los colombianos no tienen duda sobre quién será su próximo presidente. El pulso de la calle y las encuestas auguran la victoria holgada del economista Juan Manuel Santos sobre el matemático Antanas Mockus en las elecciones del domingo. La intención de voto parece contundente: más del 60% para el candidato oficialista y menos de 30% para su rival del Partido Verde. Quizás por eso la mirada está puesta en el día después: en el alcance del acuerdo de unidad nacional que ha propuesto Santos para hacer frente a los problemas más acuciantes del país, como la pobreza y el desempleo. Todos los partidos le han dado ya su respaldo, con excepción del izquierdista Polo Democrático, que aboga por la abstención. Mockus no se arredra. Como buen pedagogo, quiere hacer calar su mensaje de defensa de la legalidad y la educación, y sentar las bases para que este embrión ciudadano que ha sacudido la campaña pueda consolidarse como una nueva fuerza política.
El acuerdo de Santos tiene una doble vertiente: por un lado, un Ejecutivo que dé cabida a algunas de las propuestas (y tal vez representantes) de otros partidos. Por otro, un "diálogo ciudadano" que implique a las organizaciones sociales "en el fortalecimiento de la democracia y el Estado social de derecho". Con un discurso de claras reminiscencias mockusianas, el ex ministro de Defensa de Álvaro Uribe ha instado a los colombianos a que se impliquen y asuman sus responsabilidades. "A cada compromiso del Gobierno, corresponde un compromiso ciudadano", ha dicho.
Las adhesiones no se han hecho esperar. Del "todos contra Santos" de la primera vuelta se ha pasado al "todos con Santos" en la segunda. Sindicatos, organizaciones empresariales y partidos han ido manifestando su respaldo al candidato del Partido de la U (Unidad Nacional). El primero fue el Partido Conservador, socio de gobierno de Uribe. En realidad, buena parte de su militancia había desertado en la primera vuelta, el 30 de mayo, a tenor del batacazo de la candidata conservadora, Noemí Sanín: incluso su mentor, el ex presidente Belisario Betancur, confesó que había votado por Santos.
El apoyo del opositor Partido Liberal ha ido cuajando en estos días: a la mayoría de la bancada legislativa se ha unido uno de los pesos pesados de la formación, el ex presidente César Gaviria. El miércoles, Gaviria explicó las razones de su respaldo a Santos, que fue ministro de Comercio en su Gabinete (1990-1994): "Puedo dar fe de su dedicación, de su claridad, de su seriedad, de su preparación. Tiene el carácter y el temperamento para ser un buen presidente de Colombia".
A la lista que adhesiones se ha sumado, además, el candidato revelación de la primera vuelta, Germán Vargas (el tercero más votado), y su partido, Cambio Radical. Y por si todo ello fuera poco, el espectacular rescate, el pasado lunes, de cuatro oficiales secuestrados hace doce años por la guerrilla de las FARC refuerza inevitablemente la candidatura de Santos, artífice y heredero de la política de seguridad democrática de Uribe. La propia Ingrid Betancourt, liberada en 2008 en otra impresionante operación militar, ha declarado que, pese a sentirse más cercana a los verdes, votará por Santos. "A él le debo mi libertad", dijo.
Precedido por su fama de gestor eficaz y por su indudable preparación, Santos parece, pues, imparable. Frente a ello, el Partido Verde vive una cierta sensación de desfondamiento, agudizada por el hecho de que acude en solitario a la segunda vuelta. Si bien todos los partidos han apostado por el caballo ganador, Mockus tampoco ha buscado pactos "tradicionales".
De hecho, los verdes rechazaron la oferta del izquierdista Polo Democrático, cuyo candidato, Gustavo Petro, obtuvo el cuarto puesto en la primera vuelta. La razón inmediata fue la pretensión del Polo de replantear las relaciones con EE UU y echar abajo el acuerdo que permite a ese país el uso de siete bases militares colombianas en la lucha contra el narcotráfico. Los verdes no están por la labor. Con vínculos académicos con EE UU, Mockus y sus colaboradores no participan del discurso "antigringo". Si acaso, explican, exigirán una relación más simétrica con el principal socio comercial de Colombia.
Pero, más de fondo, hay una brecha ideológica difícilmente superable entre el Polo y el equipo de Mockus, que no se siente cómodo con un partido que considera lastrado por sectarismos. Rota la baraja, el Polo ha abogado por la abstención mientras Mockus, aferrado a su compromiso con la independencia, insiste en combatirla buscando puerta a puerta al ciudadano.
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