Gobierno de empresarios en La Moneda

La venta del último paquete de acciones que el presidente de Chile, Sebastián Piñera, poseía en la aerolínea Lan, la mayor del país y que él controlaba, ha recibido numerosas críticas de la oposición por la fórmula tributaria elegida para la operación. Mientras, persiste el debate por los conflictos de intereses que su fortuna personal, estimada en unos 2.000 millones de dólares, puede generar con el ejercicio del poder de la primera Administración democrática de la derecha en este país en más de medio siglo.

Algo más de dos semanas después del inicio del Gobierno de Piñera, que llegó a La Moneda tras el terremoto que azotó la zona central país, y mientras se está debilitando con rapidez la tregua tácita mantenida con la oposición de centroizquierda por la emergencia de la catástrofe, la polémica más ácida ha surgido por la acusación de conflicto de intereses contra el presidente y algunos de sus colaboradores.

Piñera, que en la campaña se comprometió a deshacerse de Lan antes de asumir la presidencia, dilató la venta del último paquete accionarial después del terremoto del 27 de febrero, que hizo caer el precio de las acciones, y llegó a La Moneda el 11 de marzo, siendo todavía propietario de 11% de la empresa. Antes del seísmo y de asumir el cargo, en febrero, ya había vendido un 15% de la aerolínea.

El Gobierno atribuyó el incumplimiento de la promesa electoral de Piñera a los efectos del terremoto. La portavoz de La Moneda responsabilizó del atraso a la empresa intermediaria de la operación y aseguró que este no era un tema de Gobierno. Pero desde la empresa intermediaria filtraron que la decisión de vender correspondía al propietario de las acciones y que estaban a la espera de un mejor precio.

El presidente recibió fuego graneado de casi todas las direcciones. Uno de los portales de noticias más leídos de Chile puso entre sus titulares el número de días que Piñera era presidente sin vender Lan y actualizaba la cifra a diario. Uno de los dos partidos de la derecha que integran la coalición de Gobierno, la Unión Demócrata Independiente, criticó el incumplimiento de la promesa. En la oposición, el senador y ex candidato presidencial Eduardo Frei calificó como "un chiste" la tardanza en vender.

Piñera vendió la semana pasada el 11% de las acciones de Lan, pero el traspaso no ha conseguido aplacar el debate sobre los conflictos de intereses. En total, con la venta del 26% de Lan, el presidente obtuvo 1.492 millones de dólares.

La Concertación, la coalición de centroizquierda que pasó a la oposición el 11 de marzo tras gobernar durante dos décadas, criticó la fórmula de venta que eligió Piñera para desprenderse de la empresa y que le permite ahorrarse unos 50 millones de dólares en impuestos. En todo caso, el presidente deberá pagar impuestos por 103 millones de dólares.

El senador democristiano Andrés Zaldívar sostuvo que hubo "elusión" para pagar menos impuestos y que lo delicado es que quien debe resolver sobre si efectivamente fue así es el director del Servicio de Impuestos Internos (SII), un funcionario nombrado por el presidente. La oposición citó al director del SII y al superintendente de Valores y Seguros, que fiscaliza las sociedades anónimas, a declarar en el Congreso. Entretanto, el SII afirmó que investigará la transacción de Lan.

El ex presidente Ricardo Lagos opina que el terremoto no sirve como excusa para la demora en vender Lan y reprocha al presidente que utilice la fórmula legal que implica pagar menos impuestos por la transacción. "El presidente podía haber predicado con el ejemplo, pero eso depende de cada uno", critica Lagos.

A través de blogs, twitter y cartas en los medios se encendió el debate. Al punto de vista de que todos buscan siempre pagar menos impuestos se opuso la réplica de que se pide un estándar más elevado a la principal autoridad del país.

Por provenir del mundo de los negocios, muchos de los colaboradores más estrechos de Piñera pueden verse en conflicto de intereses cuando desde sus puestos les corresponda fiscalizar o tomar decisiones sobre asuntos en los que participen sus empresas. La prensa local insiste repetidamente en recordar que Piñera y el director de Deportes del Gobierno son accionistas de la empresa propietaria de Colo Colo, el equipo de fútbol más popular, y también que muchas de las autoridades que serán responsables de reconstruir el país provienen de empresas de la construcción.

Desde La Moneda, el hombre fuerte del Gabinete y ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, replica que la oposición está más preocupada de este tema que de la reconstrucción de Chile tras el terremoto. En el Gobierno restan dramatismo a estas críticas de la oposición, que consideran motivadas por el interés político, y confían en la eficacia de las instituciones para evitar estos conflictos, si realmente se producen.

Piñera mantiene todavía el control de dos empresas. Una de ellas es la estación televisiva Chilevisión, que inicialmente pensó traspasar a una fundación; sin embargo, como persistieron las críticas, ahora considera la posibilidad de venderla. Sin embargo, de Colo Colo ha dicho que no se desprenderá. El dinero recaudado con la venta de sus empresas lo ha traspasado a un fideicomiso ciego.