Padang, epicentro de la desolación
Miles de personas buscan a sus familiares bajo las ruinas de los 20.000 edificios destruidos por el terremoto de Sumatra.- Unas 3.000 personas siguen desaparecidas
Las voces de los niños atrapados en un colegio del centro de la localidad de Padang se han dejado de oir. El terremoto que el miércoles pasado arrasó la costa oeste de Sumatra (Indonesia) los pilló en clase. Unos 60 seguían dentro este viernes por la manana. "Antes se escuchaban sus voces pidiendo ayuda, pero ya no", comentaba un vecino a un medio de comunicacion local. En el epicentro de la desolación, miles de personas siguen buscando a sus familiares desaparecidos con la esperanza, cada vez menor, de encontrarlos con vida. Miembros de los equipos sacan de los escombros cadáveres, cuerpos mutilados, algunos irreconocibles. Las calles están llenas de casas destrozadas, mientras cientos de personas hacen cola en las gasolineras para intentar conseguir carburante para su vehículo y para generar electricidad.
Al anochecer, cae la oscuridad total sobre Padang. Empieza a haber electricidad, pero gran parte sigue a oscuras a la fuerza. Desde el aire, apenas se puede ver una pequeña parte de esta ciudad de 900.000 habitantes que se ha sumido en la negritud. Dos días después del seísmo, se cree que unas 3.000 personas siguen desaparecidas. Los equipos de rescate, venidos de varios países, buscan contrarreloj a los posibles supervivientes. Hacen turnos para cubrir las 24 horas. Pese a los cortes de luz, siguen trabajando con potentes focos.
La magnitud de la tragedia crece hora a hora. Más de 20.000 edificios han sido destruidos o dañados gravemente, según la Agencia de Gestión de Catástrofes. Las condiciones no son fáciles. Necesitan más maquinaria pesada para remover los escombros, pero la esperanza de que se produzca algun milagro -siempre los hay, como una niña que ha sido rescatada 40 horas despues del seísmo- les da fuerzas para seguir. Las organizaciones humanitarias empezaron a llegar con fuerza este viernes. La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Ayuda Humanitaria y Catástrofes se instaló por la mañana en la mansión del gobernador de la provincia para empezar a organizar las tareas internacionales de ayuda.
El número oficial de muertos asciende ya a 850, pero puede haber mas de mil. En algunos hospitales, las temperaturas de más de 30 grados y la elevada humedad aceleran la descomposición de los cadáveres. Las grietas de las calles del centro de Padang, una de las ciudades mas afectadas, muestran las tremenda fuerza del terremoto de magnitud 7,6 en la escala de Richter que golpeó la zona. Si como se teme la cifra de muertos se dispara, se puede superar el seísmo registrado en la isla de Java en 2006, en el que murieron mas de 5.000 personas y 1,5 millones se quedaron sin hogar. Los geólogos llevaban años advirtiendo que Padang, situada en el área conocida como el anillo de fuego del Pacífico, acabaría siendo destruida por un terremoto.
En la oficina de viajes que gestiona, muy cercana a varios eficios destrozados, Wahyu Rahmadani, de 22 años, se siente un joven afortunado después de todo. Su negocio ha sobrevivido y tambien su casa. "Cuando empezó el terremoto, por la mañana, iba al trabajo. Me asusté. El coche dio un giro tremendo y volco. Pensé: otro tsunami!", recuerda en referencia al maremoto que en 2004 mató a 230.000 personas en una docena de países de la zona, incluida Indonesia. "Mira, esa era una escuela de idiomas", dice mientras señala con el dedo. "Ese edificio era de seis plantas, y no queda nada", sigue explicando. La lista es larga: dos hoteles completamente destruidos, uno muy dañado, un hospital destrozado...
El miedo se respira en la ciudad. Muchos de los que hacen cola para cargar la moto o el coche de gasolina han decidido irse temporalmente. Temen otro terremoto. Isti Qamah ha decidido quedarse, pero no puede ocultar su cara de susto mientras enseña en Youtube vídeos del terremoto. "Estaba en casa cuando todo pasó. Tembló el suelo, las paredes... mi casa se ha quedado llena de grietas", explica esta universitaria de 19 años. "El centro comercial se cayó y se incendió y, mira, la calle de los grandes hoteles, toda resquebrajada", explica mientras señala con el dedo las imágenes en el ordenador.
La comida empieza a escasear. El mercado de abastos de Padang se vio muy afectado por el seísmo. Algunas instalaciones se incendiaron. En los supermercados, se están agotando los productos. Los residentes tienen que racionar el contenido de la despensa, para no quedarse sin nada. Algunos establecimientos de comidas han vuelto a servir, pero nadie sabe por cuántos días.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.