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La soldado Lynndie England, protagonista de los abusos en Irak, se declara culpable

Si es declarada culpable, la mujer podría ser condenada a un máximo de 11 años de cárcel

Lynndie England, la soldado de 22 años que se convirtió en la imagen de los abusos y torturas cometidos por el Ejército de estados Unidos contra prisioneros en la prisión iraquí de Abu Ghraib, se ha declarado esta tarde culpable de siete cargos con la esperanza de reducir su condena.

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La defensa ha negociado con la acusación un acuerdo que llevó a England a admitir su culpa en siete de los nueve cargos que pesaban en su contra, a cambio de la retirada de los otros dos. Concretamente, la soldado se ha declarado culpable, durante una audiencia previa al juicio en la base de Fort Hood, en el Estado de Texas, de dos delitos de conspiración, cuatro de maltrato a prisioneros y uno de negligencia en el cumplimiento del deber.

Mediante el acuerdo, la acusación retiró un cargo relacionado con la comisión de actos indecentes contra reclusos iraquíes y otro por desobedecer órdenes de sus superiores. La sentencia contra England se verá así reducida de un máximo posible de 16 años y medio de prisión a un máximo de 11 años. Está previsto que a finales de esta misma semana el tribunal castrense encargado de este caso dé a conocer la pena impuesta a esta mujer que hace justo un año, cuando se destapó el escándalo de Abu Ghraib, pasó del anonimato a convertirse en la protagonista de uno de los episodios más dañinos para la imagen de EE UU.

Su pareja, condenado a 10 años

La reservista del Ejército apareció en varias fotos que dieron la vuelta al mundo, que reflejan claramente que los prisioneros iraquíes eran sometidos a toda clase de actos humillantes por parte de sus captores estadounidenses. En una de las fotografías, England aparece apuntando a los genitales de un prisionero, con un cigarrillo en la mano y una amplia sonrisa. En otra, se la ve tirando de una correa amarrada al cuello de un prisionero desnudo. Son imágenes que contrastan con el físico de esta menuda soldado, que se defendió siempre con el argumento de que se limitaba a cumplir órdenes de sus superiores para "ablandar" a los prisioneros. Hoy mismo ha declarado que asumía que su actitud fue correcta y que sólo hizo lo que le pidieron. En mayo de 2004, en sus primeras declaraciones desde que se destapó el escándalo, aseguró a una cadena de Denver (Colorado) que el abuso a los reclusos era todavía más grave de lo que todo el mundo pudo ver en esas fotografías.

Sus familiares y amigos cercanos siguen sin dar crédito a lo ocurrido y al gran revuelo generado en su pueblo, la pequeña localidad rural de Fort Ashby, en Virginia Occidental. El caso sorprendió aún más porque, cuando saltó a la luz, England estaba embarazada de varios meses y, al parecer, quien entonces era su pareja era el líder del grupo de militares estadounidenses que protagonizó los abusos. Se trata de Charles Graner, definido por una de sus víctimas como el "principal torturador", durante el consejo de guerra que en enero le condenó a diez años de prisión.

Graner, el padre del hijo que England dio a luz en octubre de 2004, se casó el mes pasado con la soldado Megan Ambuhl, otra de las implicadas en el mismo caso. En total, son siete miembros de la policía militar y los servicios de inteligencia del Ejército de EEUU -todos ellos soldados u oficiales de bajo rango-, los que fueron acusados formalmente de distintos cargos relacionados con el abuso, maltrato y humillación de los reclusos de Abu Ghraib. Sin embargo, ningún responsable de la prisión o de las fuerzas estadounidenses en Irak ha sido acusado por el escándalo, que estalló hace poco más de un año.

La soldado de EE UU Lynndie England llega a un tribunal militar para asistir a su juicio en Fort Hood, Texas.
La soldado de EE UU Lynndie England llega a un tribunal militar para asistir a su juicio en Fort Hood, Texas.EFE

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