Kerry vence a Bush en el tercer y último debate

La situación económica y la sanidad han centrado el tercer y último debate televisado entre George W. Bush y John Kerry en Tempe (Arizona), en el que también se ha vuelto a colar el tema de la seguridad. Los diversos sondeos realizados inmediatamente después del cara a cara dan como vencedor al senador demócrata por Massachusetts, quien ofreció argumentos más sólidos que los de su rival. Ambos candidatos aparecen tan igualados en todas las encuestas que la victoria de Kerry en los tres debates electorales no permite saber si ha logrado cambiar el sentido del voto.

Los márgenes de victoria del senador demócrata sobre el actual inquilino de la Casa Blanca oscilan entre el 52-39% (según un sondeo de la empresa Gallup para la CNN y el diario Usa Today); 36-29% (indica una encuesta de la CBS entre votantes indecisos) y el 42-41% (arroja un sondeo de la ABC con mayoría de consultados republicanos).

Los dos aspirantes a la Casa Blanca reanudan hoy su campaña por varios estados indecisos y esperan impacientes los resultados de encuestas más reposadas, que intenten medir el impacto del último debate en la intención de voto de los ciudadanos. Más importante aún será ver el efecto del tercer cara a cara en los estados indecisos, aquellos en los que Bush y Kerry están muy igualados y donde realmente se juega la presidencia de Estados Unidos.

En el mejor escenario posible para un debate electoral, un duelo en el oeste en Tempe (Arizona), Kerry desenfundó más rápido que Bush y protagonizó los ataques más incisivos al acusar al presidente de ser el primer mandatario en 72 años bajo cuyo mandato se pierden puestos de trabajo y se ha registrado el mayor déficit presupuestario de la historia de EE UU. Por su parte, el presidente Bush defendió su gestión en la Casa Blanca, pero manejó los datos con menos agilidad que su rival y prefirió atacar al senador demócrata por su historial de votos en el Congreso.

Kerry insistió en que subirá los impuestos a los más ricos, los que ganan más de 200.000 dólares anuales, y que invertirá el dinero en rebajar la presión fiscal a la clase media y en lanzar programas que fomenten el crecimiento económico. Bush respondió recordando las sucesivas rebajas de impuestos que se han aprobado durante su mandato, y acusó a Kerry de no ser partidario de mantener la disciplina fiscal ya que votó a favor de subir los impuestos en numerosas ocasiones en el Senado.

Los inmigrantes

El candidato demócrata planteó la posibilidad de normalizar la situación de los inmigrantes que han permanecido de manera ilegal durante muchos años en EE UU, e incluso darles la ciudadanía estadounidense. Este programa de legalización beneficiaría a personas que han tenido un comportamiento ejemplar en el país pese a su situación ilegal. "Tenemos que comenzar a tomar medidas para darles la ciudadanía y sacarlos de las sombras", señaló.

Por su parte, Bush reiteró su oposición a una amnistía para los inmigrantes ilegales y se mostró partidario de la entrega de una tarjeta para regularizar la permanencia en el país de los trabajadores temporales. "Queremos crear una tarjeta de trabajo temporal siempre que no haya un estadounidense dispuesto a hacer ese trabajo, y que este permiso tenga un periodo de tiempo limitado", explicó acerca de su propuesta para resolver los problemas de la inmigración.

Las minorías

En relación con la situación de las minorías, el senador demócrata afirmó que el actual Gobierno "ha bloqueado las medidas para avanzar" y añadió que "en demasiadas partes del país todavía hay discriminación", no sólo hacia la gente de color sino también hacia las mujeres. El argumento de Bush en este sentido fue que, en vez de un programa de cuotas para beneficiar a las minorías, el Gobierno debería contribuir a mejorar la educación y la capacitación laboral de éstas. Bush defendió su gestión afirmando que las empresas bajo la dirección de mujeres y minorías raciales han aumentado en los últimos años gracias a que los republicanos han creado "un ambiente para fortalecer el espíritu empresarial".

La seguridad

El candidato demócrata a la Casa Blanca aseguró que conseguirá que Estados Unidos sea mucho más seguro. "Lo haré igual que Franklin Roosevelt, dirigiendo alianzas y uniendo al mundo", afirmó, y acusó a Bush de no haber hecho lo suficiente por mejorar la seguridad interna de Estados Unidos. También le echó en cara haberse apresurado al lanzar la guerra en Irak poniendo en peligro, por el camino, las relaciones con muchos aliados tradicionales de Washington. La respuesta de Bush fue que es más seguro "estar en la ofensiva contra los terroristas y los países que les dan cobijo", y recalcó que la situación en Irak está mejorando de cara a las elecciones de enero. El presidente aprovechó para acusar a Kerry por unas declaraciones publicadas el pasado fin de semana y en las que señalaba que el terrorismo podría acabar siendo una "molestia" de baja intensidad, a la que se combatiría igual que otros delitos, como el crimen organizado. Esa idea es "peligrosa", afirmó Bush.