EE UU comienza a retirarse de Faluya, que quedará bajo control de fuerzas iraquíes

Los marines han empezado esta mañana a evacuar las posiciones que mantenían en el sur de Faluya (centro de Irak), el bastión suní asediado desde hace más de tres semanas por tropas norteamericanas. El Ejército estadounidense ha pactado entregar a cuatro generales de Sadam Husein el control de la ciudad, símbolo de la resistencia iraquí y que se ha acabado convirtiendo en un grave problema militar y político para EE UU. No obstante, los marines mantendrán un anillo de seguridad en torno a Faluya.

Casi simultáneamente con los primeros movimientos de evacuación de tropas estadounidenses del sur de la ciudad, se ha producido un atentado suicida con coche bomba que ha acabado con la vida de dos marines y ha herido a otros seis. El coche bomba explotó cerca del campamento de las fuerzas estadounidenses, establecido en la periferia de Faluya.

Pese al atentado, la retirada se ha realizado y a las cuatro de la tarde hora local se ha llevado a cabo una ceremonia formal para transferir la seguridad dentro de la ciudad a una fuerza combinada iraquí compuesta de varios cuerpos. El general Mark Kimmit, portavoz militar de la Autoridad Provisional de la Coalición en Irak, ha señalado en rueda de prensa que sus tropas no pensaban "retirarse" de Faluya, sino "replegarse hacia otras posiciones". También ha dejado claro que las fuerzas iraquíes que se encarguen de Faluya responderán ante las fuerzas estadounidenses, que seguirán rodeando la ciudad en una especie de anillo de seguridad.

Tras el traspaso de las tareas de seguridad a las fuerzas iraquíes, agentes de la Policía iraquí, de la Defensa Civil y, lo que es más novedoso, del nuevo "Ejército de Protección de Faluya" se encargarán de patrullar por el centro de la ciudad. Este nuevo ejército ha sido reclutado entre oficiales y tropas del antiguo régimen de Sadam Husein desmantelado hace un año, y del que ahora se recuperan algunos cuadros porque se cree que tendrán un trato más fácil con los 300.000 habitantes de una ciudad considerada masivamente "sadamista".

Los refugiados esperan su regreso

Un millar de civiles huidos en las últimas semanas de Faluya -del total de 50.000, según cifras de ACNUR- se agolpaban esta mañana ante el Puesto de Control Número 1, único acceso abierto en la ciudad para los civiles, aunque en los últimos días ha estado también cerrado, tras oír las noticias sobre el repliegue, pero los militares estadounidenses les han comunicado que hoy no se permitirá la entrada de ningún civil, como tampoco de periodistas. La razón aducida es que el centro de Faluya vive hoy un intenso movimiento de tropas, las estadounidenses que se van y las iraquíes que llegan, y no conviene que los civiles se vean mezclados en este proceso.

Oficiales de los marines anunciaron ayer que tenían previsto replegarse de la región rebelde para ceder el control a fuerzas iraquíes bajo mando de cuatro generales del antiguo régimen de Sadam Husein, que se encargarían de enfrentarse a los insurgentes y estabilizar la situación. La retirada de Faluya marca un cambio de estrategia de EE UU en la batalla por el control de la ciudad leal a Sadam Husein y situada en el corazón de la resistencia suní.

Este plan es resultado de tres días de negociación entre comandantes de EE UU y cuatro antiguos generales iraquíes, según explicó el teniente coronel Brennan Byrne, comandante del primer batallón, del quinto regimiento de marines en Faluya. Los generales señalaron que reunirán una fuerza de entre 900 y 1.000 iraquíes, musulmanes suníes, que reemplazarán a los estadounidenses en la línea de frente. El nuevo "Ejército de Protección de Faluya", dijo Byrne, deberá responder ante el general James Conway, comandante del primer cuerpo expedicionario de marines. Uno de los cuatro generales es Salah Abud, hombre de confianza del ex presidente Sadam Husein, vicecomandante en jefe de las fuerzas iraquíes tras la guerra del Golfo de 1991, que participó en la negociación del alto el fuego al final de este conflicto.

La crisis de Faluya comenzó el pasado 31 de marzo, cuando cuatro civiles estadounidenses que trabajaban en el sector de la seguridad fueron asesinados y salvajemente mutilados. Estados Unidos respondió imponiendo un severo asedio a la ciudad y atacando con dureza ciertos barrios donde se sospechaba que estaban ocultos algunos de los autores de la matanza. Los ataques han dejado cientos de muertos -279, según el Ministerio iraquí de Sanidad; más de 600, de acuerdo con fuentes médicas- en esta localidad de 300.000 habitantes.